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Los ríos que tiran el agua a la mar

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Resulta sorprendente que todavía haya gente que siga pensando que el agua que vierten los ríos a la mar es agua desperdiciada, agua que no sirve para nada y que debería ser trasvasada y utilizada para regar cultivos y campos de golf antes de perderse en las procelosas aguas del océano. Lo realmente grave de estas afirmaciones, que cada cierto tiempo vuelven a aparecer en la prensa, es que las hacen personas con responsabilidades políticas, personas que tienen en sus manos el poder de cambiar las leyes y que llegado el caso podrían poner en práctica sus ideas peregrinas.

El último en realizar esta afirmación ha sido el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, que hace un par de meses afirmaba sin sonrojarse que "en España no falta agua. Cada año se arrojan 80.000 hectómetros cúbicos al mar". En el fondo no es sorprendente este tipo de declaraciones, muy numerosas entre la población de diputados, consejeros y políticos de todo signo que pueblan parlamentos nacionales, autonómicos y municipales y que confirman por enésima vez que la ignorancia es un valor que cotiza al alza a la hora de ascender en el escalafón político.

Quizás por esto sea conveniente recordar una vez más en qué consiste el ciclo del agua y el ciclo de los nutrientes, unos temas que por cierto tanto el señor López Miras como la mayoría de diputados y concejales deberían haber estudiado tanto en la EGB como en el Bachillerato, pero que a la vista de los resultados mucho me temo que debieron haber dedicado su etapa escolar a hacer papiroflexia y a dibujar monigotes en el libro de Ciencias Naturales.

El ciclo del agua

Lo primero que debería recordarse es que en la naturaleza no se pierde ni se desperdicia nada, y que unos procesos alimentan a otros y que la energía producida en un ecosistema se distribuye y se consume no solo en ese ecosistema sino que incluso puede usarse en ecosistemas muy distantes.


El agua en la Tierra siempre está en movimiento y cambia constantemente de estado (líquido, gaseoso y sólido), lo que está directamente relacionado con la energía proporcionada por el sol.  El sol calienta el agua de los océanos y ésta se evapora, de forma que las corrientes ascendentes llevan el vapor a las capas superiores de la atmósfera, donde se forman las nubes. Las corrientes de aire mueven esas nubes sobre la superficie de la Tierra y cuando se producen unas condiciones de presión y temperatura determinadas, el agua se condensa y por efecto de la gravedad precipita en forma de lluvia, granizo o nieve.

La mayoría de las precipitaciones caen sobre los océanos, ya que estos ocupan la mayor superficie de nuestro planeta, pero la que cae sobre tierra firme puede acumularse en forma de nieve, que al aumentar la temperatura se derrite, o caer como agua líquida. En los dos casos, parte de ese agua es absorbida por el terreno pudiendo llegar  a formar cauces subterráneos y otra parte corre por la superficie en forma de escorrentía superficial y puede acabar juntándose para dar lugar a los ríos, que como decía Jorge Manrique en las coplas a la muerte de su padre, al igual que nuestras vidas, van a dar a la mar.

Una vez que llega a la mar, el agua de los ríos, por efecto de las mareas y las corrientes marinas, alcanza un equilibrio que modela el paisaje de la zona, formando deltas, escavando fosas marinas y conteniendo las avenidas del mar hacia el interior. No parece lo más adecuado en estas condiciones que desviemos ese agua mediante trasvases a otras zonas, ya que al romperse ese equilibrio, las consecuencias podrían ser catastróficas, no solo para el paisaje, sino para todo el ecosistema, en el que entre otras cosas se produciría una intrusión de agua salina procedente del mar que afectaría tanto a la biodiversidad como a algunos intereses comerciales, como la agricultura o la ganadería.

El ciclo de los nutrientes

Los ríos no son canales que transportan agua de un lugar a otro, son ecosistemas complejos que no se pueden reducir a una simple canalización. Asimismo, a lo largo de su recorrido, los ríos reciben infinidad de materiales procedentes de la cuenca que drenan y que son transportados aguas abajo en forma de nutrientes, tanto orgánicos como inorgánicos.


Algunos elementos, como por ejemplo el Nitrógeno, entra en el río en forma de materia orgánica o inorgánica y va transformándose a medida que va siendo transportado aguas abajo. De esta forma, el nitrógeno puede ser asimilado por los seres vivos, tanto en el propio río como en la mar cuando estos desembocan en ella. Y lo mismo que con el nitrógeno ocurre con otros compuestos inorgánicos como el fósforo o el carbono.

Una imagen de satélite que muestra la cantidad de clorofila a, un indicador de fitoplancton. Las mayores concentraciones coinciden con zonas de desembocaduras de ríos.

De esta forma, el agua de los ríos, que según el señor López Miras se desperdicia en la mar, fertiliza las aguas costeras estimulando la producción de fitoplancton y microalgas que a su vez proporcionan alimento a infinidad de peces y otros organismos marinos. Esta es la razón por la que las desembocaduras de los ríos son zonas de gran importancia como áreas de reproducción de numerosas especies, muchas de ellas de interés comercial. Un ejemplo de estas especies es la anchoa, que se reproduce en el estuario de la Gironde, en la región de Aquitania y una vez que nacen las larvas se desplazan a la desembocadura de algunos ríos cantábricos como el Nervión o el Oria donde se alimentan y crecen.

Parece evidente que el agua de los ríos una vez que llega a la mar no solo no se desperdicia sino que contribuye tanto a mantener el equilibrio de las zonas costeras como a proporcionar nutrientes que enriquecen el agua marina y proporcionan alimento a una comunidad formada por una ingente cantidad de organismos.

Debido a esto, y teniendo en cuenta que ni el señor López Miras ni otros políticos con las mismas ideas van a volver a la escuela a estudiar lo que no estudiaron antes, quizás haya que recordarles que los votos que pretenden cosechar entre los regantes y las constructoras, podrían perderlos cuando los pescadores se empiecen a quejar de la falta de capturas y los verdes campos de golf se conviertan en eriales de salmuera.

Cuantos más jabalíes se cazan, más aumentan sus poblaciones

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El jabalí (Sus scrofa) es un mamífero artiodáctilo que pertenece a la familia de los suidos y que es el ancestro salvaje de nuestro cerdo doméstico. Una de las características del jabalí es su caracter omnívoro y su gran adaptabilidad, por lo que puede encontrarse en una gran variedad de hábitats, desde bosques de coníferas, bosques atlánticos, dehesas, marismas, campiñas e incluso ambientes muy humanizados. 


El carácter oportunista del jabalí le ha permitido explotar prácticamente todos los recursos disponibles, ya que aunque su dieta está formada básicamente por alimentos de origen vegetal, también incluye una importante fracción de alimentos de origen animal, sobre todo invertebrados, aunque puede comer anfibios, huevos e incluso carroña y por supuesto aprovecha a gran cantidad de desperdicios generados por nosotros, tanto en vertederos como en pueblos y ciudades.

Esta gran adaptabilidad, la escasez de depredadores naturales, la gran disponibilidad de alimento o los cambios drásticos en el hábitat son algunas de las causas que se han propuesto para explicar lo que es un hecho innegable, que las poblaciones de jabalíes, no solo en España sino en el resto de Europa, han experimentado un incremento muy notable en los últimos años.


Ante este incremento poblacional, la medida de gestión que se ha adoptado casi por unanimidad es la de incrementar el número de cacerías. Baste como ejemplo que solo en Asturias, en los últimos 15 años se han cazado más de 116.000 jabalíes (SADEI), pero a pesar de eso se estima que durante ese periodo su población ha pasado de 6000 ejemplares a 60.000. 

Y esta tendencia es igual en el resto de España, cada año se incrementan las capturas de jabalí pero la población sigue aumentando exponencialmente. Y al mismo tiempo que aumentan las poblaciones aumentan los daños en cultivos y también otros problemas como los accidentes de tráfico, lo que a su vez hace que se aumente la presión sobre gestores y gobernantes para que se intensifiquen las cacerías. Solo en el periodo comprendido entre 2005 y 2014 el número de jabalíes cazados en España se había incrementado en un 188% según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente.

¿Por qué aumenta la población de jabalíes?

Como ya he comentado antes, los jabalíes son animales oportunistas y muy adaptables, que han sabido aprovechar los recursos disponibles en un medio ambiente alterado como el actual y de esta forma han aumentado sus tasas de supervivencia y de reproducción. Algunos autores han apuntado que en un contexto de cambio climático como el actual, unas mayores temperaturas y una menor frecuencia de nevadas en algunas zonas, permiten a estos animales acceder más fácilmente al alimento durante el invierno, lo que tiene un efecto directo sobre su condición física y por lo tanto sobre su éxito reproductivo (Jedrzejewska et al. 1997).

Pero además de esto, los jabalíes responden rápidamente ante la presencia de recursos tróficos abundantes temporalmente, incrementando  su éxito reproductivo y por tanto su tasa de crecimiento poblacional. Un ejemplo de este tipo de recursos que sufren variaciones anuales en su abundancia es la cosecha de algunos frutos, como por ejemplo las bellotas o los hayucos.

Después de analizar una serie de datos obtenida a lo largo de varias décadas en Alemania y el este de Europa, un grupo de investigadores del Research Institute of Wildlife Ecology, en Austria, confirmó que los jabalíes adaptaban sus estrategias vitales dependiendo de las condiciones ambientales y de la producción de semillas, adelantando la madurez e incrementando la fertilidad, lo que tenía como consecuencia un aumento de la tasa de crecimiento poblacional. Si las condiciones eran malas, con poca disponibilidad de alimento, las hembras jóvenes no adelantaban la madurez y el compromiso entre reproducirse tempranamente o destinar los recursos disponibles a sobrevivir, se inclinaba a favor de la superviencia. En las hembras adultas, por el contrario, no se observó una relación directa entre las condiciones ambientales y la fecundidad (Bieber & Ruf, 2005).

Esta capacidad de responder a los picos de alimento modificando sus estrategias vitales, unida a las condiciones ambientales actuales y a la transformación del hábitat, podrían explicar en gran parte porque los jabalíes están incrementando sus poblaciones exponencialmente en los últimos años. Pero hay otros factores que también están contribuyendo a ese aumento poblacional.

¿Puede ser la caza deportiva el antídoto contra el jabalí?

Como he comentado antes, la respuesta de la Administración ante el incremento poblacional del jabalí ha sido la de incrementar la presión cinégética sobre la especie. Aunque en un principio parece lógico que si se eliminan individuos de una población, esa población se reduzca, los datos confirman que está ocurriendo justo lo contrario, ya que a pesar del aumento de cacerías, la población de jabalíes sigue aumentando. Y no solo en España sino en todos los países de Europa en los que esta especie está presente. 

Hemos visto que los jabalíes responden rápidamente a las condiciones ambientales y a la disponibilidad de alimento modificando sus estrategias vitales. Pero hay varios estudios que han confirmado que no solo el alimento puede afectar al adelanto de la edad de madurez, sino que al igual que ocurre en otros organismos, una intensa presión de depredación puede hacer que las hembras maduren antes y que además tanto el número de camadas, como el número de crías por camada, se incremente de igual forma.


Los patrones de supervivencia de las hembras de jabalí difieren de los observados en otros ungulados en los que también se presentan elevadas tasas de mortalidad natural. En un estudio realizado en una zona de Francia en la que había una presión cinegética muy elevada se confirmó que las altas tasas de mortalidad debidas a la caza eran responsables de que las hembras invirtieran muchos más recursos en la reproducción en detrimento de su propia supervivencia, de esta forma, las hembras adelantaban su edad de primera reproducción a costa de morir más jóvenes, lo que explicaba que a pesar del incremento del número de animales cazados cada año, la población siguiera aumentando (Toïgo et al., 2008)
 
Relación entre la mortalidad por caza anual y el total número de jabalíes a) machos y b) hembras cazadas cada año en la población de Chateauvillain-Arc, Francia (1983- 2003). Círculos y línea negros: rayones;Cuadrados abiertos y línea discontinua: ejemplares de un año; cruces y línea punteada: adultos.

Tanto en machos como en hembras, se observó que cuantos más animales se cazaban, más animales había al año siguiente, pero en el caso de las hembras, al invertir más recursos al adelantar la reproducción, la mortalidad era mayor, por lo que en la población la proporción de juveniles respecto a adultos resultó mayor en las hembras que en los machos. Cuando se compararon poblaciones sometidas a distinta presión cinegética, se observó que la contribución de las hembras juveniles a la reproducción era mucho mayor en las poblaciones en las que esa presión era más fuerte (Sabrina et al., 2009)

El efecto de la presión cinegética sobre el incremento de las poblaciones de jabalíes ha sido confirmado en otros países, como en Suecia o Alemania, y confirma que si se pretende gestionar esta especie es necesario adoptar una nueva estrategia, ya que la caza no solo no es efectiva sino que contribuye a agravar el problema.

NOTA: haced clic sobre las figuras para verlas a mayor tamaño

Referencias
- Bieber C & Ruf T (2005) Population dynamics in wild boar Sus scrofa: ecology, elasticity of growth rate and implications for the management of pulsed resource consumers. Journal of Animal Ecology 42: 1203-1214.
- Jedrzejewska B, Jedrzejewski W, Bunevich AN, Milkowski L & Krasinski A. (1997) Factors shaping population densities and increased rates of ungulates in Bialowieza Primeval Forest (Poland and Belarus) in the 19th and 20th centuries. Acta Theriologica 42, 399–451.  
- Sabrina S, Gaillard JM, Toígo C, Brandt S & Baubet E (2009) Pulsed resources and climate-induced variation in the reproductive traits of wild boar under high hunting pressure. Journal of Animal Ecology 78: 1278–1290
- Toïgo C, Servanty S, Gaillard GM, Brandt S & Baubet E (2008) Disentangling Natural From Hunting Mortality in an Intensively Hunted Wild Boar Population. Journal of Wildlife Management 72(7):1532–1539





Adiós 2017

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Ya quedan pocas horas para que el año 2017 se despida para siempre. Un año de luces y sombras para la naturaleza cantábrica y que ha confirmado una vez más que la historia suele repetirse, sobre todo cuando nos empeñamos en que así sea. Este año termina con lluvia y con frío, algo que debería ser lo normal, pero que en los últimos años no lo fue tanto, y que aún así no ha evitado que se hayan vuelto a batir los récords de temperaturas máximas en un contexto de cambio climático que solo los necios y los interesados se atreven a negar. 

También se batieron los registros de superficie quemada, que solo en Asturias se llevaron por delante 27.000 hectáreas de monte en 1600 incendios provocados intencionadamente, algunos en lugares de incalculable valor ecológico. El cambio legislativo que eliminó la figura de los acotamientos al pastoreo, aprobado por prácticamente todos los partidos con representación parlamentaria en Asturias (PP, PSOE, IU, Ciudadanos y Foro Asturias) lo que unido a la práctica desintegración de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BRIPAS) dio alas a los incendiarios, que vieron como quemar el monte no solo salía barato sino que tenía premio.  Tampoco fue 2017 un buen año para el lobo, cada vez más acosado y perseguido, y más aún después de la aprobación del nuevo plan del lobo que permite a los cazadores matarlos a pesar de no ser una especie cinegética en Asturias. 

La imagen del "Paraíso Natural" que siguen tratando de vendernos en anuncios y publireportajes cada vez está más pervertida y carente de sentido, diluida entre miles de hectáreas de eucaliptales, entre valores insoportables de contaminación ambiental, incendios provocados y entre cabezas cabezas de lobos colgadas de las señales y delincuentes que quedan impunes. Pero como siempre que acaba un año, también hay que acordarse de lo bueno, porque a pesar de todo, nuestra naturaleza sigue ahí, aguantando y mostrándonos cada día que merece la pena esforzarse en de conservarla.

Y como quiero despedir el año de una manera positiva, os dejo este vídeo de 5 minutos de duración que es un resumen de las historias que han llenado estos 12 meses de Naturaleza Cantábrica, en los que ha habido de todo un poco y en los que he cumplido algunos sueños que llevaba persiguiendo desde que era un niño, como ver las orcas que me daban esquinazo desde hace años y verlas a placer. 


Y también fue 2017 el año en el que Naturaleza Cantábrica saltó a la radio, con la sección La Luciérnaga, que se enciende todos los miércoles en directo a las 21:45 dentro del programa Noche tras Noche de la RTPA. En este enlace podéis escuchar los podcast del programa.

A todos los que seguís este blog, tanto aquí como en las redes sociales, os deseo lo mejor para 2018 y espero que sigáis disfrutando de la naturaleza y luchando por conservarla.

NOTA: para ver el vídeo en pantalla completa, haced clic en las cuatro flechitas que aparecen en la barra inferior.


Tiempo de paradas nupciales

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Una tradición que me gusta cumplir nada más comenzar el año es la de visitar las colonias de cormoranes moñudos del occidente de Asturias en compañía de mi amigo Gilberto. En los 30 años que llevamos trabajando con esta especie, hemos visto como adelantaban su fecha de puesta en casi 20 días como consecuencia del cambio climático (Álvarez & Pajuelo, 2011) y como las condiciones  meteorológicas locales, sobre todo las precipitaciones o la ausencia de ellas, también podían retrasar o adelantar el inicio de la reproducción.

El pasado diciembre fue bastante lluvioso en Asturias, sobre todo comparado con los meses anteriores, en los que las precipitaciones estuvieron muy por debajo de lo normal. Y esas lluvias tuvieron un efecto sobre los cormoranes, que este año están mucho más retrasados que el año pasado, cuando apenas había llovido durante todo el mes de diciembre. 


Ayer, la mayoría de las parejas aún no se habían asentado en los lugares donde construirán los nidos, y solo algunas, las más viejas y que llevan más tiempo juntas, habían comenzado a acumular material y a realizar las paradas nupciales y el cortejo que precederá a las cópulas.

Este es el momento en el que los cormoranes moñudos están más bonitos, cuando su plumaje es más brillante y lleno de iridiscencias verdes y azules. Y sobre, es en esta época cuando aparece el penacho de plumas en la cabeza que da nombre a esta especie y que normalmente desaparecerá en unas pocas semanas. De todas formas, si nos fijamos comprobaremos que ese penacho de plumas no es un moño, sino una cresta.


El tamaño de la cresta varía mucho entre los distintos ejemplares y no está relacionado con la edad, ya que hay animales de 2 años que lucen una cresta muy desarrollada y otros de más de 10 años que apenas tienen unas pocas plumas. Según un trabajo realizado hace unos años en la Isla de May, en Escocia, hay una relación directa entre el tamaño de la cresta y la condición física de cada individuo en ese año, por lo que la cresta funciona como un indicador sexual honesto de su calidad como pareja en el momento del cortejo (Daunt et al., 2003).


Durante las paradas nupciales, los machos efectúan unos movimientos estereotipados muy característicos que reciben el nombre de "dardo" y que consisten en echar el cuello hacia atrás para luego realizar movimientos hacia adelante y atrás con la cabeza. Los cormoranes suelen conservar la pareja de un año a otro, sobre todo si han tenido éxito en la temporada de cría anterior, aún así, las paradas nupciales se repiten, aunque en las parejas ya formadas son más breves que en las primerizas.

Los más de 30 años que llevamos trabajando con esta especie, tanto en Asturias como en Galicia, y en los últimos años en Cantabria y Bizkaia, gracias al trabajo coordinado con Alberto Velando y Jon Hidalgo, nos han permitido recopilar una gran cantidad de información y conocer las causas que están ocasionando el declive de esta especie en todo el Cantábrico y el Atlántico gallego. Hace tan solo unos días, nos han aceptado un artículo en la revista Ecological Applications en el que resumimos los resultados obtenidos tras el análisis de los datos recogidos durante el periodo 1994-2014 en 8 colonias de Galicia y Asturias y después de marcar casi 2500 ejemplares. Los resultados han confirmado que la mortalidad en aparejos de pesca es la principal causa del declive de esta especie y que la incidencia de esa mortalidad varía entre sexos y también entre zonas de estudio (Oro et al, 2018).

Ya es hora de que la Administración se tome en serio la conservación de la naturaleza, y sobre todo es hora de que dejen a un lado las especulaciones y los intereses electoralistas y presten atención a los trabajos científicos, que ya llevan varios años alertando del problema y proponiendo como solucionarlo.

Referencias

- Álvarez D & Pajuelo MAF (2011). Southern populations of European shag are laying eggs earlier in response to local weather conditions but not to large-scale climate. Ardeola 58: 239-250. 
- Daunt F, Monahan P, Wanless S & Harris M (2003) Sexual ornament size and breeding performance in female and male European Shags Phalacrocorax aristotelis. Ibis: 145, 54–60.
- Velando A, Álvarez D & Oro D. Complex demographic heterogeneity from anthropogenic impacts in a coastal marine predator. Ecological Applications (en prensa)



Efectos colaterales del cambio climático: cambios en la proporción sexual de algunas especies

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En la mayoría de los animales, la diferenciación sexual en machos y hembras está determinada genéticamente. En este caso, que un individuo sea macho o hembra queda marcado en el momento de la concepción y la formación del zigoto, ya sea por la presencia de un cromosoma sexual (determinación cromosómica) o por la combinación alélica de un gen determinado, que puede estar localizado o no en un cromosoma sexual (determinación génica). 

En los mamíferos placentarios la determinación sexual es cromosómica, de forma que las hembras tienen un par de cromosomas sexuales iguales (homogaméticos: XX), mientras que los machos tienen dos cromosomas sexuales distintos (heterogaméticos: XY). En el caso de las aves, la determinación sexual también es cromosómica, pero en este caso, el sexo homogamético será el macho (ZZ), y el heterogamético será la hembra (ZW). 

Este tipo de determinación sexual es responsable de que en estas especies la proporción de sexos teórica o sex-ratio dentro de una población sea 1:1, ya que tras la formación de los gametos, los dos alelos sexuales se combinan dando lugar a un 50% de embriones homogaméticos y un 50% heterogaméticos. 

Pero además de este tipo de determinación sexual que ya se encuentra fijada en el zigoto, hay algunas especies de reptiles en las que la determinación sexual se produce durante el desarrollo del embrión, por lo que el nacimiento de un macho o una hembra dependerá de las condiciones ambientales, sobre todo de la temperatura que experimentan los huevos durante las primeras fases de la incubación.


En la gráfica anterior se pueden ver los 3 casos de diferenciación sexual que se pueden dar en algunas especies de reptiles. El Caso I corresponde a la Tuátara, un reptil endémico de Nueva Zelanda en el que a Temperaturas bajas se desarrollan más hembras mientras que a temperaturas altas nacerán más machos. El Caso II corresponde a muchas especies de Tortugas y en estas sucede lo contrario que en las tuátaras, naciendo más hembras si las temperaturas son elevadas. Y por último, el caso III corresponde a los cocodrilos y caimanes, en los que si las temperaturas son demasiado altas o demasiado bajas se producen más hembras, mientras que el sex-ratio se iguala a temperaturas intermedias.

En estos tres casos teóricos, el sex-ratio poblacional será similar al que tiene lugar en las poblaciones de especies con determinación cromosómica, ya que los años en que las temperaturas sean altas nacerán mayoritariamente individuos de un sexo, lo que se compensará en los años en los que las temperaturas sean bajas, ya que entonces nacerán más individuos del sexo contrario. 

Los datos de las series recogidas dejan pocas dudas acerca del incremento de las temperaturas, tanto a nivel global como a escala local, y asimismo confirman que ese incremento se ha hecho más patente coincidiendo con la revolución industrial y el aumento del consumo de combustibles fósiles. Estas evidencias son tan claras que el consenso entre los científicos acerca del cambio climático y de la influencia antropogénica en el mismo es superior al 97%.

¿Puede afectar el incremento de las temperaturas al sex-ratio poblacional de los reptiles?

Ante el incremento en las temperaturas que está experimentando nuestro planeta y teniendo en cuenta que la determinación sexual en muchas especies de reptiles está relacionada con la temperatura de desarrollo de los embriones, no parece descabellado pensar que ese cambio en el sex-ratio ya se estuviera produciendo.

En el año 2007, un grupo de investigadores de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, y de varios centros de investigación en Estados Unidos, desarrollaron un modelo en el que trataron de predecir como podría afectar el aumento de las temperatura al sex-ratio de una población de Tortuga boba (Caretta caretta) que se reproducía en la Isla de Bald Head, en Carolina del Norte. Para hacerlo, midieron la temperatura de la arena en los lugares de puesta y estimaron la relación de esa temperatura con las temperatura del aire, de la cual había registros históricos desde hacía muchos años. De esta forma, pudieron evaluar la relación sexual en el pasado y estimar cómo sería esta relación sexual en el futuro. 


En el periodo comprendido entre 1980 y 2005 no se detectó una tendencia temporal significativa en la relación sexual  estimándose la relación sexual promedio anual en un 58% a favor de las hembras (Hawkes et al, 2007). Según los modelos que desarrollaron estos autores, un incremento de 7,5ºC en la temperatura del aire, que es el máximo aumento que predice el peor de los escenarios implicaría que el 100% de las crías nacerían como hembras, pero un incremento de tan solo 1ºC sería suficiente para que el sesgo a favor de las hembras ya fuera muy significativo, lo que acabaría afectando irreversiblemente a la supervivencia de la especie (Hawkes et al, 2007).


Desgraciadamente, esas predicciones acaban de confirmarse en una de las mayores poblaciones mundiales de otra especie de tortuga marina, la Tortuga verde (Chelonia mydas) que se reproduce en la Gran Barrera de Coral australiana. En un trabajo publicado recientemente (Jensen et al, 2018), se estudiaron dos poblaciones de esta especie que se reproducían en los dos extremos de la barrera de coral, una en el norte y otra en el sur, y que se encontraban separadas genéticamente entre sí, ya que los apareamientos siempre se producían en la proximidad de las playas donde luego se producían las puestas. 

Trabajos anteriores ya habían confirmado que la población del norte había empezado a mostrar algunos síntomas de declive a partir de mediados de la década de los 90 del siglo XX, cuando la reproducción en la Isla de Raine, la mayor colonia de la especie, fue prácticamente nula, pero se había atribuido este fracaso al incremento del nivel del mar en la zona que podría haber anegado los nidos de las playas.

Proporción relativa de machos y hembras en juveniles, subadultos y adultos de tortuga verde, en poblaciones del norte de la barrera de coral (naranja), del sur (azul). Las bandas negras corresponden a otras poblaciones y las rayadas a haplotipos no identificados (Jensen et al, 2018). 

Cuando se identificó la proporción sexual en ambas poblaciones, los resultados resultaron alarmantes, ya que mientras que en la población del sur la proporción de hembras respecto al total ya era de aproximadamente el 65%, en la población del norte las hembras representaban el 99,1% de los juveniles, el 99,8% de los subadultos y el 86,8% de los adultos (Jensen et al, 2018). Al combinar los registros históricos de temperaturas con los datos obtenidos sobre el sex-ratio, se confirmó que las colonias de tortugas verdes del norte de GBR habían estado produciendo principalmente hembras durante más de dos décadas y que el sesgo hacía las hembras se había ido incrementando paulatinamente, por lo que la feminización completa de esta población es muy posible a corto plazo. Por si esto fuera poco, el incremento de temperaturas no solo tuvo un efecto radical sobre la feminización de la población, sino que las temperaturas más extremas también incrementaron la tasa de mortalidad de los embriones. 

Estudios como estos confirman que el cambio climático no solo afecta al medio ambiente o a la fenología reproductiva de algunas especies, sino que incluso puede provocar la extinción de muchas especies al interferir en su desarrollo e incluso en su determinación sexual.

Referencias

- Hawkes LA, Broderick AC, Godfrey MH & Godley BJ (2007) Investigating the potential impacts of climate change on a marine turtle population. Global Change Biology 13: 923–932. doi: 10.1111/j.1365-2486.2007.01320.x
- Jensen MPJ, Allen CD, Eguchi T, Bell IP,  LaCasella EL, Hilton WA, Hof CAM & Dutton PH (2018) Environmental warming and feminization of one of the largest sea turtle populations in the world. Current Biology 28: 154–159. https://doi.org/10.1016/j.cub.2017.11.057

Enero en Villafáfila: avutardas, gansos y poca agua

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Ya hacía varios años que no iba a Villafáfila en invierno, a pesar de que está a tan solo un par de horas de mi casa y la visita nunca suele defraudar. El pasado fin de semana coincidió que tenía otra visita planeada muy cerca y solo tenía que desviarme unos kilómetros, así que no tenía excusa y aproveché para pasar el día por allí. 


Este año no ha sido de los mejores, ya que la prolongada sequía que afectó a la mayoría de la península había dejado prácticamente secas todas las manchas de agua y solo las lluvias de hace unas semanas habían servido para reverdecer un poco los campos de cereal y cubrir de agua parte de las grandes lagunas, aunque muchas de ellas permanecían completamente secas.


Al poco de salir de la autovía y tomar la carretera que lleva al pueblo de Villafáfila ya vi los primeros puntos blancos que delataban la presencia inconfundible de las avutardas. La reserva de Villafáfila es actualmente la mejor zona de España para esta especie, lo que la convierte en la mejor zona del mundo, ya que en tan solo 300 km2 se concentran más de 2000 ejemplares de los 25.000 de toda Europa (19.000 de los cuales están en España).

  

Lo que si me sorprendió es que entre todas las veces que estuve en Villafáfila, nunca había visto tantas  y sobre todo en grupos tan grandes como ese día, ya que algunos superaban los 100 ejemplares, entre los que se mezclaban hembras y machos, que resaltaban por su gran tamaño comparados con ellas. Teniendo en cuenta la delicada situación por la que pasan las aves esteparias en el mundo, la conservación de este lugar se hace cada vez más necesaria.

Como ya había comentado al principio, solo las lluvias de las última semanas contribuyeron a arreglar un poco lo que prometía ser uno de los peores años para las aves acuáticas invernantes en Villafáfila, sobre todo para la invernada de los ánsares comunes (Anser anser). 


Los mejores años se llegaron a censar hasta 30.000 ánsares en estas lagunas, aunque en las últimas invernadas se había producido un descenso que según algunos autores podría estar relacionado con el cambio climático, ya que los inviernos más suaves hacen que muchas aves permanecen en países del centro de Europa donde antes no invernaban. Lo cierto es que en este invierno, el máximo de ánsares comunes censados en la reserva no llegó a 5000 aves, de las que hace tan solo unos días solo quedaban 2800.

Bando de ánsares comunes sobrevolando un grupo de 14 ánsares caretos

Lo más llamativo de la invernada de este año fue la presencia de un gran bando de Ánsares caretos (Anser albifrons), que alcanzó 91 ejemplares el 29 de diciembre del año pasado, coincidiendo con una invernada espectacular para esta especie en otras zonas de la península ibérica. El pasado viernes, cuando visité la reserva, pude ver un bando de 14 ejemplares, aunque los otros según me comentaron, todavía seguían por la zona.


Aparte de las especies más carismáticas de la reserva, en la laguna grande, que por fin se había llenado de agua, había grandes grupos de patos cuchara, azulones, porrones y tarros blancos. En los campos de los alrededores, varios grupos de perdices comunes y unos cuantos aguiluchos pálidos me dieron otra alegría, sobre todo porque no son muchas las veces que podemos ver estas especies en Asturias, cada vez más escasas y amenazadas.


Después de unas cuantas horas recorriendo la reserva, el sol se iba ocultando tras las lomas y los gansos que aún comían en los rastrojos y los sembrados empezaban a volar de un lado a otro, esperado hasta que apenas quedaba luz para moverse a la laguna a pasar la noche. Allí en el agua podrán dormir seguros y evitar los ataques de los zorros y otros depredadores.

En el siguiente vídeo podéis ver algunas de las imágenes que he grabado el pasado viernes, entre las 11 de la mañana y las 18:30h, cuando apenas quedaba luz y el cielo se tiñó de rosa y después de un naranja intenso.  


Si tenéis oportunidad de visitar la reserva de Villafáfila aún estáis a tiempo de disfrutar de muchas de las aves invernantes que pronto regresarán a los lugares de cría en el norte de Europa. De todas formas, con la llegada de la primavera aparecerán las aves reproductoras, como los cernícalos primillas y las lechuzas campestres y algunas residentes, como las avutardas, comenzarán sus ruedas y paradas nupciales.

Los lobos de La Culebra

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En el noroeste de la provincia de Zamora, lindando con Sanabria y con la comarca de Trás-os-Montes, en Portugal, se encuentra la sierra de la Culebra. Esta sierra ha sido declarada como LIC y ha sido incluida en la Red Natura 2000 debido a la presencia de importantes comunidades vegetales como los brezales secos europeos o los Brezales húmedos atlánticos de zonas templadas de Erica ciliaris y Erica tetralix. A pesar de esto, la vegetación de La Culebra ha sufrido un paulatino proceso deforestador y repoblador, que ha sustituido los bosques de melojos, encinas, madroños y alcornoques por pinares, que se empezaron a plantar a mediados del siglo XX, cambiando completamente el paisaje de la sierra.


Pero a pesar de la riqueza botánica lo más destaca de la Sierra de la Culebra, incluso a nivel internacional, es la presencia de una de las mejores poblaciones de lobos de la Unión Europea, junto con la del suroeste de Ourense, suroeste de León y noroeste portugués.

Y la presencia de lobos fue lo que me llevó de nuevo a La Culebra el fin de semana del 20 y 21 de enero pasados, en la segunda parte de un curso organizado por la Asociación Conservacionista La Manada. La primera parte se había impartido en el Centro de Educación ambiental La Dehesa, en Riópar, donde yo había acudido como ponente para hablar de las situaciones de conflicto con la fauna salvaje. En la segunda parte del curso se trataría el lobo desde el punto de vista biológico y de la conservación, así como su relación con el hombre, y en este caso fue impartido por Javier Talegón, de  la empresa Llobu: ecoturismo y medio ambiente.


Entre las actividades del fin de semana se habían planeado tres esperas para tratar de ver al protagonista del curso, dos de madrugada y una al atardecer, así que el sábado los levantamos antes de amanecer y en el lugar elegido desplegamos una fila de trípodes y telescopios y empezamos a escudriñar cada rincón del valle que teníamos ante nosotros. 

Poco después de salir el sol vimos los primeros grupos de ciervos, muy abundantes en toda la reserva y algunos corzos, pero ni rastro de lobos. La visibilidad no era la mejor, ya que a pesar del frío, sobre el terreno se veía una molesta calima, más propia de un mediodía de verano que de una madrugada de invierno, y aunque apenas dejamos de buscar y rebuscar, los lobos seguían sin aparecer. 

Lobato de unos 8 meses campeando por La Culebra

Ya había pasado de las 10:30h cuando ya nos disponíamos a recoger los bártulos y marcharnos a tomar un café cuando de repente vi algo "sospechoso" en una de las pasadas con el telescopio. No había duda, era un lobo y por su aspecto parecía un subadulto nacido el año pasado. Durante el mes de enero tiene lugar el celo de los lobos y en esta época también se produce la dispersión de muchos de los jóvenes nacidos el año pasado, mientras que otros aún permanecen junto a la pareja alfa. Nuestro lobo estuvo visible unos pocos minutos antes de que se internara en el brezal y lo perdiéramos. A pesar de todo fue suficiente para para poder verlo a placer sin alterar su comportamiento, ya que nos encontrábamos a más de mas de 2 kilómetros de distancia.

A lo largo del fin de semana hicimos un par de esperas más con el grupo, pero no volvimos a ver lobos, lo que confirma que a pesar de estar en la que seguramente sea la mejor zona lobera de la Península ibérica, verlos no es nada fácil. Y gran parte de esa dificultad se debe a la persecución secular a que han sido sometidos desde tiempos inmemoriales que ha hecho que se vuelvan extremadamente cautos y condicionen su actividad a las horas en las que la presencia humana es más escasa, o sea, durante la noche. En esta misma reserva, todos los años se subasta un lote de lobos para que sean cazados como trofeo.


Pero a pesar de rehuirnos, los lobos aprovechan los caminos y cortafuegos que nosotros construimos, porque desplazarse por ellos es más barato energéticamente que hacerlo entre brezos y arbustos. Y por eso durante el fin de semana buscamos en los cortafuegos los rastros de su presencia y encontramos varios de ellos, tanto huellas como excrementos.


En el barro húmedo es fácil encontrar huellas, que tanto por el tamaño como por su forma serían compatibles con las huellas de lobo, aunque nunca se podría asegurar al 100% sobre todo si en la zona también hay presencia de perros de gran tamaño.


En algunas ocasiones encontramos varias huellas juntas de distinto tamaño, que parecían indicar la presencia de un grupo de lobos de distintas edades que hubieran compartido un momento juntos en un cruce de caminos.

Sin duda, la búsqueda de rastros, no solo de lobos sino también de otros animales como ciervos, corzos, jabalíes u otros carnívoros, como zorros o tejones, aparte de entretenido resulta de gran interés para conocer la fauna presente en el lugar así como los hábitos de la misma y conocer los lugares por los que se desplazan.


Aparte de las actividades en el campo, en el curso pudimos asistir a varias clases teóricas sobre biología, conservación y sobre de la cultura que rodea al lobo en la zona de la Culebra e incluso a una clase práctica de identificación, sexado y datación de cráneos.

No hay duda de que el fin de semana en la sierra de la Culebra había sido inolvidable, y solo os recomendaría a los que leais este artículo que si os apetece asistir a una de las múltiples actividades de observación de fauna y no solo de lobos, elijáis bien con quién vais y quién prima la conservación, la seguridad y el bienestar de la especie frente a la posibilidad de un avistamiento cercano o una buena foto. Y en este caso, y por propia experiencia, si queréis ver y aprender sobre lobos os recomendaría Llobu: ecoturismo y medio ambiente porque cumple con creces con estos requisitos.

Ojalá este tipo de experiencias sirvan para que mucha gente aprenda a valorar al lobo ibérico como una pieza fundamental de nuestros ecosistemas y que sin duda genera muchos más beneficios vivo que muerto, tanto tangibles como intangibles.

La historia de Nigel y su novia de cemento

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Hace unos días se publicó una noticia en numerosos medios extranjeros que rápidamente corrió como la pólvora por las redes sociales: Nigel, el alcatraz solitario, se había muerto en la lejana isla de Mana, en Nueva Zelanda. Nigel era un Alcatraz de El Cabo (Morus capensis), un ave marina que habita en el hemisferio sur y que tiene sus colonias de cría más importantes en Sudáfrica y en Namibia. Esta especie es un pariente cercano del alcatraz atlántico que estamos acostumbrados a ver frente a nuestras costas durante las migraciones y que se reproduce en el Atlántico norte. 

El Alcatraz de El Cabo tiene actualmente una población estimada de 250.000 ejemplares, y aunque se ha reducido considerablemente en los últimos años, la muerte de uno de ellos no sería algo noticiable a no ser que se tratara de un animal diferente al resto. Y Nigel lo era.

Colonia de cría de Alcatraz de El Cabo

La población global de alcatraces de El Cabo ha sufrido un importante descenso en los últimos años, que según algunos ha significado una reducción del 50 al 79% en las últimas tres generaciones (BirdLife International, 2017), por lo que ha sido recientemente catalogado como En Peligro. Con el fin de revertir esta situación en muchos lugares de su área de distribución se están desarrollando proyectos de conservación que entre otras actuaciones tratan de favorecer la recolonización en islas donde estas aves han desaparecido. 

Los alcatraces, al igual que la mayoría de las aves marinas, son especies coloniales que pueden reunirse en colonias de cientos o incluso miles de parejas. Aunque las teorías clásicas sostenían que los animales se agrupaban para protegerse conjuntamente de los depredadores, a finales del siglo XX se propuso la "hipótesis de la selección de bienes" (Commodity selection) para explicar la evolución de la coloniabilidad. Según esta hipótesis, los animales no estarían seleccionando "conscientemente" juntarse en una colonia, sino que que estarían seleccionando ciertas ventajas de un determinado lugar, como un buen sitio para construir el nido, ausencia de depredadores o una buena densidad de parejas potenciales, y esto produciría secundariamente una agregación de individuos.

Una colonia repleta de parejas reproductoras es una señal de que el lugar es bueno para nidificar ya que será seguro, dispondrá de sitios adecuados para hacer el nido y seguramente tendrá suficientes ejemplares solteros con los que aparearse. Por lo tanto, una colonia ejerce un importante poder de atracción para las aves jóvenes que buscan un lugar para establecerse.

Voluntario pintando el suelo para imitar el guano en una zona con varias réplicas de alcatraces  (Foto: New Zealand Department of Conservation)

El problema es que si se intenta atraer a una especie colonial a un lugar determinado, no es fácil que se consiga, ya que al no haber otros individuos reproductores, no existirá ese estímulo de atracción. Por eso, muchos proyectos utilizan réplicas que imitan a las aves que se pretende atraer, muchas veces acompañadas de grabaciones de sonidos de esas aves. Este método se usa frecuentemente con aves marinas y también con aves rapaces.

En Mana Island se puso en marcha un proyecto cuyo objetivo era atraer a los alcatraces de El Cabo para que nidificaran en ella después de mas de 40 años de ausencia de la especie y tras concluir con éxito un programa de desratización. Con esa intención se colocaron 80 réplicas de cemento en varios lugares de la isla que imitaban a varios alcatraces echados en los nidos o en actitud de cortejo. En 2013, un macho de alcatraz, al que los investigadores bautizaron como Nigel, cayó en la trampa, se posó en uno de esos lugares y comenzó a cortejar a una de las réplicas.

Nigel (a la derecha) picoteando a su pareja artificial (Foto: New Zealand Department of Conservation)

Nigel permaneció junto a ella durante varios meses, picoteando cariñosamente a su pareja de cemento y charlando animadamente con ella, según confirmaron los investigadores que trabajaban en la isla. Incluso se le vió acarrear material y construir un nido a su lado. Cuando la temporada terminó, Nigel abandonó la colonia, pero al año siguiente volvió de nuevo junto a su pareja de cemento y siguió regresando año tras año hasta ahora.

Nigel junto a su pareja de cemento y rodeado de otras réplicas de alcatraces

Curiosamente, hace unas semanas tres alcatraces de carne y hueso llegaron a Mana Island y los investigadores confiaron en que finalmente Nigel se emparejara con uno de ellos, pero para su sorpresa Nigel no se interesó por por sus vecinos de sangre caliente y siguió cortejando a su novia de cemento sin hacerles ningún caso.

Hace unos días, Chris Bell, un agente del departamento de Conservación que trabaja en la isla, se encontró a Nigel muerto al lado de la que había sido su pareja los últimos 5 años. No había conseguido reproducirse, pero a pesar de la frustración que le debió causar tanto tiempo de cortejo no correspondido, desde el punto de vista de la conservación, los responsables del proyecto consideran que seguramente Nigel haya sido el que ha conseguido que finalmente se pueda establecer una nueva colonia de la especie en Mana Island.

Fotograma de la película "No es bueno que el hombre este solo", de Pedro Olea

Después de haber conocido esta triste historia, no me puedo quitar de la cabeza las películas de Pedro Olea (No es bueno que el hombre esté solo) y de Berlanga (Tamaño Natural), con los magníficos José Luis López Vázquez y Michel Piccoli en el papel de Nigel. No hay duda de que los animales tienen muchas más cosas en común con nosotros de lo que podríamos imaginar.


Gatos monteses en la nieve

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El temporal de estos días está poniendo a prueba a muchos animales. Las intensas nevadas hacen que  se encuentren con grandes dificultades, no solo para aguantar las bajas temperaturas, sino también para encontrar alimento, ya que la hierba, los brotes tiernos o incluso las propias presas, se encuentran sepultadas bajo una gruesa capa de nieve congelada.


Los ciervos y corzos, con sus patas largas y finas no lo tienen nada fácil para desplazarse y para encontrar comida y muchos mueren en los años de grandes nevadas. Pero sus cadáveres no se desperdiciarán y servirán de alimento para los carnívoros y los carroñeros. Lobos, zorros, osos, buitres o águilas reales, entre otros, encontrarán en las víctimas del temporal el alimento que garantizará su supervivencia.

No obstante, hay algunos carnívoros que raramente se alimentan de carroña y necesitan cazar para sobrevivir. Pero cazar en la nieve no es sencillo, sobre todo si sus presas se encuentran seguras bajo el manto helado y no pueden acceder a ellas.


Los gatos monteses son unos de estos carnívoros y aunque pueden caminar sobre la nieve sin hundirse demasiado, sobre todo antes de que el sol empiece a derretirla, no lo tienen fácil para atrapar los roedores de los que se alimentan si la capa de nieve es muy gruesa. Debido a esto, para cazar aprovechan las zonas en pendiente en las que aparecen pequeños parches descubiertos y también las zonas próximas a los ríos donde la corriente de agua derrite parte de la nieve en las orillas.


Caminando sigilosamente, los gatos son capaces de escuchar a los topillos y ratones mientras se mueven o mientras mastican raíces y semillas, y de esa forma aproximarse lentamente para atraparlos. Estos días los gatos monteses se encuentran en celo y los machos se suelen alejar de sus territorios habituales en busca de hembras. La semana pasada, uno de ellos caminaba por un prado nevado a la orilla de un río y pude grabarlo mientras cazaba.


Un pequeño topillo no es demasiada comida, por lo que aún tendrá que cazar muchos como ese antes de que acabe el día, ya que uno de los problemas añadidos es que para mantener la temperatura corporal si la temperatura es muy baja es que hay que añadir más combustible a la caldera, y en este caso, mas combustible significa más presas.

Las condiciones extremas afectan por igual a depredadores y presas, y la selección natural será el árbitro que juzgará quiénes sobrevivan para poder reproducirse y quiénes no llegarán a la primavera.

NOTA: si queréis ver el vídeo a pantalla completa haced clic en las cuatro flechitas a la izquierda de la barra inferior. Para ver las fotos a mayor tamaño, haced clic sobre ellas.

Vete a ver la ballena

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El 11 de octubre de 1895, el vapor Sultán se encontró una ballena muerta a 20 millas del puerto de Gijón y la remolcaron hasta los muelles. Tras informar a las autoridades, estas resolvieron que el enorme animal fuera trasladado hasta una pequeña cala situada cerca de la playa del Rinconín, donde con la ayuda de varias parejas de bueyes y con la ayuda de la marea, quedó depositada en la orilla. 

Rorcual en Gijón (1895). Fotografía de Marcos Arguelles

Se trataba de un rorcual común de 21 metros de longitud y que tal como se narraba en el artículo publicado en el diario El Comercio el 15 de octubre de ese año, recogido en el blog Gijón en el Recuerdo, "convirtió la ería del Piles y las inmediaciones en donde se halla varada la ballena, en verdadera romería, con sus barracas y bailes correspondientes". Miles de personas se acercaron a ver el espectáculo del enorme cetáceo varado, y de los trabajos que se realizaron para extraer del cadáver más de 30 pipas de aceite y grasa (unos 12.000 litros), que eran muy estimadas tanto para uso doméstico como para la industria. 

Grupos de personas cruzando la pasarela sobre el Piles para ver la ballena. Foto: Marcos Arguelles

Hace un siglo, el varamiento de un gran cetáceo suponía una importante fuente de recursos, como seguramente habría ocurrido desde la prehistoria, y por otra parte resultaba un importante acontecimiento social, capaz de reunir a miles de personas a pesar de tener que respirar "el fétido olor que desprendían las calderas en donde se fundía la grasa". Pero además de ese, el rorcual de 1895 dejó una expresión que trascendió a ese hecho concreto y que aún hoy se sigue usando cuando se quiere mandar a alguien a paseo. O sea, que si te mandan a ver la Ballena, no hace falta que vayas a buscar un rorcual al Piles.

Los varamientos de cetáceos son relativamente frecuentes, pero en la mayoría de los casos corresponden a delfines, sobre todo delfines comunes ya que se trata de la especie mas abundante en nuestras aguas. En el periodo comprendido entre 1991 y 2005, esta especie supuso el 42% de todos los varamientos, con 146 registros (Ruano et al., 2007). La aparición de cetáceos de mayor tamaño, sobre todo rorcuales y cachalotes, es mucho más escasa, sobre todo debido a la propia escasez de los mismos en relación con el resto de cetáceos de pequeño y mediano tamaño.

Hace tan solo una semana, una marsopa (Phocoena phocoena), el cetáceo de menor tamaño que habita en el Cantábrico, apareció varado en una playa de Novellana, seguramente arrastrado por las fuertes marejadas de los días anteriores. 


Pero el acontecimiento de la semana fue la aparición de un rorcual común (Balaenoptera physalus)  el pasado 8 de febrero en el Arenal de Morís, en el concejo de Caravia, poco más pequeño que el que apareció en Gijón a finales del siglo XIX.

Los varamientos de esta especie no son muy frecuentes y normalmente se producen en zonas de difícil acceso y que no reciben demasiada cobertura mediática, como ocurrió en 2010 en la playa de Los Molinos, en Oles, muy cerca de donde apareció este último rorcual. En este caso, el rorcual apareció en una playa de fácil acceso, por lo que al día siguiente del varamiento y de la publicación de la noticia en la prensa regional, y a pesar de la lluvia que cayó durante prácticamente todo el dia, fueron muchas las personas que nos acercamos a la playa a ver la ballena.


Es cierto que no fue como en 1895, pero ver de cerca al segundo animal más grande que ha existido nunca en el planeta, más grande que los mayores dinosaurios, no es algo que ocurra todos los días. A pesar de que parecía más delgado de lo normal, lo que seguramente era un síntoma de que ya estaba enfermo antes de morir, sus 18 metros de longitud resultaban impresionantes.


Hace ya mucho tiempo que las ballenas varadas no representan un maná para los pueblos costeros y generalmente el varamiento de un cetáceo de grandes dimensiones, sobre todo cuando aparece en una playa accesible y concurrida como en este caso, puede representar un problema sanitario debido a la putrefacción y a los olores que la acompañan. Pero eliminar un cadáver que puede superar las 20 toneladas de peso no es una tarea fácil, y por eso ayer una excavadora, un par de tractores y varias personas se afanaban en sacarlo del arenal, una operación que aún llevará uno o dos días mas.


Siempre resulta triste encontrarse con el cadáver de uno de estos magníficos animales, pero estos varamientos son la prueba de que a pocas millas de nuestras costas aún sigue habiendo rorcuales, que aprovechan estas aguas para alimentarse y como corredor migratorio en su viaje hacia el sur.

Se ha estimado que actualmente quedan en el mundo entre 50.000 y 80.000 rorcuales comunes, después de que sufriera una intensa caza durante el siglo XX. Debido a la velocidad que pueden alcanzar los rorcuales habían conseguido librarse de los balleneros tradicionales, que al no poder seguirlos con sus embarcaciones centraron sus esfuerzos en otras especies como la ballena franca. Con la llegada de los grandes balleneros a motor, equipados con potentes arpones explosivos, todo cambió y se estima que cerca de 750.000 ejemplares de esta especies fueron cazados, solo en el hemisferio sur, entre 1904 y 1979. Actualmente, las colisiones con barcos y las muertes accidentales en aparejos son las principales causas de mortalidad del rorcual común, que a pesar de catalogada en Peligro por la UICN desde 1996, sigue siendo cazada con fines comerciales por varios países.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas a mayor tamaño

Referencias

-  Ruano A, Silva P, Solano S & Naves J (2007) Cetáceos en el litoral asturiano: áreas de interés para la conservación. Gobierno del Principado de Asturias. Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras y Obra Social ”la Caixa”

Siguen los picogordos

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No hay duda que éste está siendo el año de los Picogordos. Esta especie, el fringílido de mayor tamaño que aparece en la Península ibérica, no es muy abundante en la cornisa cantábrica, ni como reproductor ni como invernante, pero con cierta frecuencia se producen irrupciones en las que números elevados de estas aves aparecen de repente tras abandonar sus lugares de invernada habituales en el norte de Europa, normalmente debido a la escasez de alimento.


Desde finales de octubre del año pasado, se lleva produciendo un goteo continuo de observaciones en toda la Península ibérica y en Asturias, ya se han citado a estas alturas de año más de 1000 ejemplares en casi 200 localidades distintas.

Número de registros de Picogordo en el programa eBird hasta noviembre de 2017 en comparación con los datos históricos

En la localidad de Udrión, a escasos kilómetros de Oviedo, mi amigo Manolo Pajuelo ha instalado un comedero que desde hace unos meses surte con abundantes pipas y frutos secos. Este inesperado maná ha convertido su jardín en el lugar más frecuentado por los pájaros de los alrededores, y una gran cantidad de verderones, petirrojos, carboneros y otras muchas especies, acuden a alimentarse, y entre ellos una decena de picogordos se han convertido en asiduos visitantes.


Aprovechando la presencia de estos preciosos pájaros y que Manolo había colocado un hide cerca del comedero, ayer me acerqué hasta su casa para intentar fotografiarlos, y aunque se hicieron de rogar casi una hora antes de aparecer, luego acudieron varias veces, llegando a juntarse hasta 8 picogordos distintos al mismo tiempo.


Lo primero que nos llama la atención cuando vemos un picogordo de cerca, es como es evidente su pico, muy grueso y triangular, así como el gran tamaño de su cabeza que se explica por la presencia de unos poderosos músculos mandibulares, que son capaces de ejercer una fuerza de 40 kg por centímetro cuadrado, capaz incluso de partir un hueso de aceituna.


Los sexos son parecidos, aunque los machos tienen una coloración más intensa, dominando los colores ocres y pardos, el negro de la barbilla y el antifaz y los brillos azulados en las alas. Asimismo, los machos tienen las rémiges completamente negras.


Las hembras son más pálidas y tienen un panel de color gris ceniza en las secundarias, que no tienen los machos.

Dentro de unos pocos días o semanas, los picogordos nos abandonarán para dirigirse a los lugares de reproducción y seguramente tardará en repetirse una invernada como esta, o quizás no. En un contexto de cambio climático como el que estamos viviendo actualmente, quizás este tipo de irrupciones dejen de ser algo inusual para convertirse en algo habitual.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor.

Adiós, Forges

Naturaleza Cantábrica en las Redes Sociales

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Aunque muchos de vosotros ya lo sabéis, el blog Naturaleza Cantábrica tiene una página hermana en Facebook que lleva funcionando desde hace poco más de 4 años. Aunque me sigue gustando más publicar en el blog, porque permite desarrollar más los temas, la ventaja del Facebook es la inmediatez y la posibilidad de enlazar noticias y temas actuales con rapidez y sin necesidad de extenderse mucho, además de fotografías, videos y por supuesto los artículos que se van publicando en el blog. Asimismo también permite que vosotros podáis interactuar con más frecuencia comentando las noticias y los artículos, algo que en blog es menos frecuente debido a la menor frecuencia con la que se publican los artículos.

Hoy la página de Facebook de Naturaleza Cantábrica ha alcanzado los 10.000 me gusta y 10.095 seguidores, una cifra que ni me podía ni imaginar cuando empecé con ella, y menos para una página sobre medio ambiente, biología y conservación.


Si queréis visitar la página de Facebook, estáis todos invitados a participar y a comentar lo que queráis haciendo clic en este enlace. Y recordad que también podéis visitar la página de Vimeo donde podéis ver vídeos sobre naturaleza y la de 500px con varias galerías fotográficas.

Muchas gracias a todos

Notas en un cuaderno sobre el último Quebrantahuesos de Cazorla

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Hace unos días, haciendo limpieza en casa de mis padres me encontré con un pequeño tesoro que creía perdido desde hacía mucho tiempo. En un cajón, escondido debajo de un montón de papeles, bolígrafos y llaveros, apareció uno de mis viejos cuadernos de campo, pero no uno cualquiera, uno muy especial.

En ese cuaderno estaban anotadas mis observaciones desde febrero a octubre de 1984. Solo tenéis que restar para daros cuenta del tiempo que ha pasado desde entonces. Por aquella época, ni yo ni ninguno de mis amigos tenía coche, y todos los sábados nos arreglábamos para ir a ver bichos en autobús o a dedo, aunque lloviera, nevara o hiciera sol. La mayoría de los días íbamos a sitios cerca de casa, a la ría de Avilés, al puerto de El Musel o a la campiña en los alrededores de Oviedo. No necesitábamos ir más lejos, disfrutábamos con los petirrojos, con los mirlos, con los limícolas de la ría, con los colimbos del puerto de Gijón o los tritones y renacuajos de un bebedero de ganado en Pola de Siero.

También por aquella época empecé a fijarme en los cormoranes moñudos, esos bichos negros que criaban en los acantilados cerca de la casa de mis padres en Novellana y que visitaba cada vez que iba. Y lo anotaba todo en aquel cuaderno. Apuntaba lo que hacían, el tiempo que pasaban buceando, los cortejos y también hacía dibujos donde marcaba los nidos que iba localizando. Y curiosamente, algunas parejas, evidentemente no las mismas, siguen usando actualmente los mismos sitios para criar.

Pero cuando digo que este cuaderno era especial y distinto a los anteriores y a los que vinieron después, es porque en él están apuntadas todas las observaciones de la primera salida que hice a ver bichos fuera de Asturias, más concretamente a la Sierra de Cazorla, en un campamento que organizaba ADENA y en el que conocí a muchos de los amigos que afortunadamente aún conservo a día de hoy.

Y uno de los motivos secretos por el que nos habíamos decidido a solicitar fervientemente a nuestros padres que nos apuntaran a ese campamento era que en aquellas montañas decían que aún volaba un quebrantahuesos, el último que quedaba fuera de los Pirineos, el último superviviente después de muchos años de veneno y plomo. También es cierto que hacía más de un año que no lo veían, pero daba lo mismo, para eso íbamos nosotros, para verlo.

Repasando el cuaderno empecé a recordar todo lo que pasó aquel verano. Después de unos días en el campamento, en los que nos dejamos las pestañas mirando al cielo sin ver ninguna silueta sospechosa, nos enteramos de que la última vez que se había visto al quebrantahuesos había sido en la Nava de Paulo, una explanada a más de 1500 metros de altitud rodeada de unas imponentes moles de caliza donde según decían había criado por última vez y donde se localizaban varios canchales que usaba como rompedero.

No recuerdo como engañamos a alguien para que nos llevara hasta allí en coche, pero el caso es que a las 18:30 de la tarde del 8 de agosto de 1984 allí llegamos unos cuantos locos en pantalones cortos con intención de encontrar al quebrantahuesos. Durante la hora siguiente vimos varios gamos, muchos buitres leonados, colirrojos tizones, palomas torcaces y otros pájaros, pero lo mejor estaba por llegar.


A las 19:30 alguien se fijó en una silueta que se dirigía hacia nosotros. Llegó volando desde el valle y al llegar a la Nava perdió altura y pasó justo sobre nuestras cabezas, con sus enormes alas y su silueta inconfundible. De aquella no teníamos cámaras de fotos, ni por supuesto móviles, solo aquel cuaderno había guardado lo que el tiempo había borrado: "tenía las alas como una enorme gaviota, cuando pasó sobre nosotros vimos sus alas largas y oscuras, el pecho era dorado claro y la cabeza muy clara. Pasó tan cerca que le pudimos apreciar los bigotes a menos de 10 metros".

La observación duró poco más de un minuto antes de que se perdiera de nuevo en el valle que quedaba a nuestras espaldas. Los dos días siguientes volvimos y tuvimos la suerte de verlo de nuevo. El día 10, mientras volaba sobre las cumbres de la Sierra de la Cabrilla, cerca de la Nava de Paulo, lo vimos entrar en una cueva que parecía ser un antiguo nido.



Todas esas observaciones, los dibujos de esa cueva y del rompedero donde lo vimos lanzar huesos parar bajar luego a comer los restos, quedaron registradas en el cuaderno

Pasados esos días, apenas se vio un par de veces más y finalmente, en 1986, dos años después de nuestra observación, el quebrantahuesos fue declarado extinto en la sierra, justo el año en el que se declaró el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.

Poco después de esa fecha y en parte gracias al impulso que supuso la creación de ese espacio protegido, empezaron los trabajos para que la especie volviera a criar en estas montañas. En 1991, el CSIC avaló el proyecto de reintroducción y después de los trabajos de cría en cautividad dentro del proyecto Life Quebranta, varias decenas de quebrantahuesos fueron liberados en estas sierras.

En 2015, dos de esos ejemplares, bautizados como Tono y Blimunda, confirmaron el éxito del proyecto con el nacimiento del primer pollo en libertad después de su extinción. Habían pasado treintaiún años desde que aquel último superviviente hubiera dejado su huella en el viejo cuaderno de campo que me encontré por casualidad en un cajón en casa de mis padres.

Una historia de zorros y gallinas

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El pasado fin de semana estuve en Novellana y como siempre que voy me acerqué a uno de mis "lugares secretos", un pequeño trocito de monte donde veo asiduamente a las martas, los zorros y muchos otros animales sin que por ahora nadie les moleste y sin que nadie me moleste a mí, algo que cada vez aprecio más. 

Nada más llegar me sorprendió un Ratonero (Buteo buteo) que salió volando de un pequeño claro cuando sintió mis pasos. Al acercarme, en el lugar de donde había salido encontré una gallina muerta y parcialmente desplumada. Era demasiado grande para que el ratonero la hubiera cazado y para que la hubiera llevado hasta allí, por lo que el que tenía todas las papeletas de haber cometido el gallinicidio era el zorro, que tenía su madriguera a pocos metros del cadáver. Pero otra cosa que me llamó la atención fue que la gallina era gris y grande, muy parecida a las que tiene mi tío en su casa en el pueblo. Lo que faltaba, el zorro había matado a una de las mejores gallinas de mi tío a pesar de que él se encarga personalmente de cerrar el gallinero cada noche. 

Quería ver quién acudiría al funeral de la gallina, así que coloqué una cámara de fototrampeo y la dejé hasta el día siguiente. ¿Volvería el ratonero? ¿Aparecería la raposa a recuperar su supuesto botín? ¿Se uniría alguien más a la fiesta? Solo había que esperar y ver las imágenes al día siguiente.


Al descargar la cámara comprobé que habían aparecieron los que se esperaban y además un visitante inesperado. Un tejón, del que curiosamente nunca había visto ningún rastro en la zona, se pasó a olisquear las plumas de la gallina.

Pero lo que la cámara no pudo averiguar fue quién había sido el que había llevado a la gallina hasta allí y aunque todas las pruebas apuntaban al zorro, la realidad iba a demostrar que como suele ocurrir muchas veces, las apariencias engañan.

Esa misma tarde subí al pueblo a visitar a mis tíos, y en medio de la conversación salió el tema de la gallina. Les pregunté si les había desaparecido alguna hacía poco y mi tío me preguntó que cómo lo sabía, para decirme luego que se le había muerto una hacía un par de días, una que ya era vieja y hacía tiempo que estaba mala.

Luego y para sorpresa mía, me comentó que los últimos días, cuando había ido a dar el paseo se había encontrado con la raposa y que "seguro que la probe estaba muerta de fame y a lo mejor estaba preñada". Así que cogió a la gallina muerta, la metió en una bolsa y la llevó al pequeño trocito de monte donde sabía que andaba, porque "mejor que enterrarla, que se la coma ella".

«Nada resulta más engañoso que un hecho evidente» (Sherlock Holmes)

Cambios políticos y efectos sobre la fauna

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Como ya he comentado en varias ocasiones, política y medio ambiente están íntimamente relacionados, no sólo porque las decisiones finales sobre conservación del medio ambiente son decisiones políticas, sino también porque esas decisiones están influidas en muchas ocasiones por un interés político, o para ser más precisos, por el interés de los políticos, que confunden, intencionadamente en muchas ocasiones, el interés general con el interés particular, ya sea el suyo propio o el de algunos colectivos concretos. Y es bien sabido que cuando hay un conflicto de intereses, el Medio Ambiente siempre suele salir perdiendo. 

En este caso no hablaré de este tipo de intereses políticos, sino de cómo el cambio en los sistemas políticos globales puede afectar a las especies silvestres, a sus poblaciones y por lo tanto a su conservación. Esos efectos pueden ser consecuencia de un cambio en las prioridades de conservación o de un cambio en las condiciones socioeconómicas de la población humana que vive en esos países.

En la década de 1990 se produjo la caída de los regímenes comunistas en muchos países del este de Europa, lo que tuvo como consecuencia un cambio radical tanto social como económico, con la transición a la economía de libre mercado. En un trabajo recientemente publicado se ha evaluado el efecto de esos cambios sobre varias especies de grandes mamíferos que resultan especialmente vulnerables a la caza y el furtivismo: alces (Alces alces), jabalíes (Sus scrofa), ciervos (Cervus elaphus) y corzos (Capreolus capreolus), osos pardos (Ursus arctos), linces boreales (Lynx lynx) y lobos (Canis lupus) en nueve de los países que se encontraban en la órbita soviética, cada uno de los cuales se comportó de manera diferente en cuanto a la velocidad de las reformas (Bragina et al, 2018). 

Los gráficos representan el porcentaje de cambio respecto a la población de 1990 para las distintas especies. Los países con el nombre en azul son aquellos en los que la transición política y económica fue rápida, mientras que los que están en rojo tuvieron transiciones lentas.

Los resultados de este estudio fueron muy curiosos, ya que se observó que la dirección de esos cambios difería entre los países en los que la transición política y económica había sido rápida y aquellos en los que la transición había sido lenta. Mientras que en los países de transición lenta, las poblaciones de la mayoría de las especies sufrieron un descenso muy significativo, en los países de transición rápida, las poblaciones de la mayoría de las especies se mantuvieron estables o aumentaron en muchas de las series temporales. 

Una de las causas de estas diferencias, según los autores, es que en los países con transiciones lentas, la inestabilidad económica llevó aparejada un aumento de la pobreza, lo que incrementó las tasas de  la caza furtiva y la caza de subsistencia, y además en este contexto de inestabilidad se produjo una relajación en la aplicación de las leyes de protección de la naturaleza. En el caso de los países estudiados, los ungulados se cazaron intensamente en Ucrania y en los países bálticos, produciéndose un descenso muy acusado en las poblaciones de alces y ciervos. 

Los cambios en las poblaciones de algunas especies no solo fueron consecuencia de un aumento de la caza como fuente de alimentación. En algunos países, después de la caída del régimen socialista, muchas tierras agrícolas se abandonaron, por ejemplo en Letonia el 42% de las tierras agrícolas fueron abandonadas antes del año 2000, lo que tuvo un efecto directo sobre la reducción de la población de jabalíes debido a la pérdida de alimento y el aumento de la superficie forestal. Asimismo, con el abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas, la presión sobre algunos depredadores, como los lobos, disminuyó, por lo que sus poblaciones empezaron a incrementarse, aumentando las tasas de depredación sobre algunas poblaciones de ungulados que años antes habían sufrido un aumento exponencial (que a su vez había aumentado los daños en la agricultura).

Por lo tanto, los cambios observados en la dinámica de poblaciones de grandes mamíferos después del colapso del socialismo pueden ser atribuidas a varias causas, entre las que destacan el aumento de la caza furtiva, los cambios en la propiedad de la tierra, el abandono de la agricultura o el aumento de las tasas de depredación. Asimismo, parecía confirmarse que en los países en los que la transición había sido lenta y las situaciones de inestabilidad más prolongada, las poblaciones de megafauna habían sufrido un descenso más acusado.

Referencias

- Bragina EV et al. (2018) Wildlife population changes across Eastern Europe after the collapse of socialism. Frontiers in Ecology and Environment 16,: 77–81. doi: 10.1002/fee.1770

Las señales de la primavera

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A pesar de que la sucesión de borrascas, que han traído más de una nevada en cotas relativamente bajas, nos pueden hacer pensar que aún estamos en pleno invierno, lo cierto es que la primavera ya ha entrado con fuerza. Aunque el inicio astronómico de la primavera lo marca el equinoccio de primavera, y según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, este año 2018 la primavera empezó en nuestro país a las 17:15 horas (hora peninsular) del martes 20 de Marzo, lo cierto es que ya hacía varias semanas que la nueva estación estaba llamando a la puerta.


Las yemas de muchos árboles, como los sauces o los abedules, ya se han abierto hace dejando ver sus hojas tiernas y nuevas. Las de otras especies, como los robles o las hayas, sobre todo los que habitan en zonas más altas, aún tardarán varias semanas en cubrir sus ramas.


En nuestras latitudes, al contrario que en el trópico, los cambios en el fotoperiodo, que podríamos definir de una forma sencilla como la relación entre horas de luz y horas de oscuridad, son los que desencadenan los cambios fisiológicos que condicionan las distintas fases vitales de la mayoría de los seres vivos (hibernación, reproducción, latencia, etc.). En el caso de las plantas, esa longitud relativa del día y la noche es la que determina el momento de floración.


Pero además de las plantas, muchos animales han cambiado su comportamiento al aumentar las horas de luz diurna. Ya hace varias semanas que muchas aves que han pasado el invierno entre nosotros han regresado a sus lugares de reproducción en el norte de Europa, mientras que otras aún apuran la partida para atiborrarse de alimento para emprender el viaje. Otras muchas, como las cigüeñas o los milanos negros, ya han empezado a llegar desde sus cuarteles de invierno en África y mientras unas ya hace semanas que incuban sus huevos, los otros se afanan en reparar el viejo nido del año pasado, bastante deteriorado después de los últimos temporales. 


También se escuchan los cantos de muchos pájaros que ya habíamos olvidado. Vestidos con sus mejores galas, acentores, petirrojos, jilgueros y otros muchos, se encaraman a sus atalayas para llamar la atención de las hembras y demostrarles con su canto que serán buenos padres para sus hijos. Muchas de ellas sólo tendrán una oportunidad para reproducirse y no hay tiempo que perder.


Las hembras de muchos mamíferos han quedado preñadas antes del invierno y con la llegada de la primavera parirán sus crías, coincidiendo con el momento de mayor abundancia de alimento. Las osas han parido a sus desvalidas crías hace mucho tiempo en la oscuridad de su osera, durante el invierno se han alimentado de la leche de su madre y han crecido lo suficiente para salir a ver el mundo. Pronto saldrán a dar sus primeros pasos, siempre acompañadas de sus madres que tras varios meses de ayuno necesitarán comer en abundancia para recuperar las reservas perdidas y seguir produciendo la leche con la que seguirán alimentando a los oseznos durante los meses siguientes.

No hace falta mirar el calendario para darse cuenta del cambio de las estaciones, sólo hay que fijarse en las pistas que nos dan los seres vivos que tenemos a nuestro alrededor.

Matar al mensajero

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Hace unos días apareció en la prensa asturiana la noticia de la apertura de un expediente disciplinario a un agente de medio ambiente por comentar en un video los casos de picaresca que rodean el lobo en Asturias. Este vídeo fue grabado por Ramón Soto, un doctor en ciencias ambientales que el año pasado decidió dar la vuelta a la Península ibérica corriendo, como parte de una aventura personal y con el fin de “aumentar la conciencia ambiental de la ciudadanía sobre la necesidad de mejorar la protección y la gestión de los espacios de la Red Natura 2000, ante las continuas amenazas que le afectan”, según nos explica en su blog

Durante su viaje de 6 meses, Ramón fue entrevistando a gente relacionada con el medio ambiente y la ecología y en una de las etapas de su periplo dió con Xurde Gayol, que recién terminada su jornada laboral accedió a que lo entrevistara. Iba a ser un video sin mucha repercusión ya que se publicaría en el canal de YouTube de Ramón Soto, por lo que con las prisas y por no hacer esperar a Ramón, Xurde no se quitó la ropa de trabajo al realizar la entrevista. El caso es que por obra y gracia de las redes sociales, el vídeo corrió como la pólvora entre las páginas de grupos ecologistas y por supuesto entre las de ganaderos y cazadores y en pocos días la entrevista fue vista por miles de personas.

Y se alzaron las voces exigiendo a la Administración un castigo ejemplar, e incluso una asociación de cazadores amenazó con presentarse como acusación particular por vulnerar su honor.


¿Pero qué es lo que decía en ese vídeo que tanto molestó a ganaderos y cazadores?

Pues sencillamente lo que todo el mundo sabe desde hace años y que por cierto ha sido confirmado por las investigaciones de la guardia civil, acreditado por numerosos agentes medioambientales y denunciado repetidamente a la misma administración que ahora ha decido matar al mensajero en vez de castigar al pícaro y al delincuente.


Lo que comentaba Xurde Gayol en el video no es más que la existencia de picaresca a la hora de cobrar los daños de lobo. Picaresca de todo tipo, entre la que destaca el fraude que según las investigaciones podría alcanzar los 200.000 euros y cuya investigación, según figura en la página oficial de la Guardia Civil"se inició a raíz de la operación “LOKI”, en la que en 2014 se investigaron cientos de expedientes tramitados por el gobierno regional de Asturias en relación a supuestos daños producidos por lobos en la cabaña ganadera de esa Comunidad" y "que determinó que, en muchos casos los daños no habían existido y que además, se había solicitado el resarcimiento de los mismos por doble vía: por una parte a través de la correspondiente indemnización al seguro, y  por otra por subvenciones del Principado". 


Asimismo, también comenta en la entrevista la existencia de un trabajo presentado en 2010 en que se confirmaba un mínimo de un 13% de partes de daños fraudulentos en los que se intentaban hacer pasar como daños de lobo casos de animales muertos por enfermedad, por un rayo, despeñados e incluso en un caso se intentaron hacer pasar como daños de lobo los restos de una matanza casera. También se afirma que "las reclamaciones falsas no pueden generalizarse". 


Por supuesto todos estos datos figuran en los informes que son remitidos a la administración, y ya han aparecido en reiteradas ocasiones en la prensa e incluso en la televisión regional, por lo que no parece muy creíble que se den ahora por aludidos y decidan sancionar a uno de los funcionarios que puso en su conocimiento la existencia de dicho fraude.

Otro de los casos que se denuncian en el video es el de la compra de potros en Galicia por parte de algunos ganaderos a precios muy bajos para soltarlos en el monte, con el supuesto fin de que el lobo los mate y así cobrar el daño, que tendía un importe muy superior a la cantidad pagada por por la compra del animal. También comenta que en algunas zonas se han sustituído caballos por asturcones, ya que la cuantía de la indemnización por los daños de lobo es muy superior para estos últimos. Todos estas afirmaciones ya habían sido comunicadas por Xurde Gayol a la consejería competente, mucho antes de la existencia de este video, y tal como en el caso de los fraudes anteriores, habían sido ignoradas. Para confirmar si son ciertas o no, la Administración solo tendría que consultar los informes oficiales de daños, así como de los datos de la cabaña ganadera. En su mano está.

Presiones

La apertura de este expediente parece estar directamente relacionada con las presiones ejercidas por los colectivos de ganaderos y cazadores, entre ellos por la Unión de Campesinos de Asturias (UCA), cuyo secretario ha sido condenado recientemente a 8 meses de prisión, 1.920 euros de multa y a abonar 31.396,87 euros por los costes de extinción y los daños medioambientales por provocar un incendio en Tineo, cuando según la sentencia el acusado «prendió fuego, para la quema de matorral, a fin de regenerar y favorecer el nacimiento de pasto, en un monte de propiedad privada titularidad de la junta vecinal de La Cerezal de Rellanos».


Tampoco han faltado las presiones ejercidas desde otros grupos políticos, que hace tiempo que vienen usando al lobo como arma arrojadiza con el único fin de cosechar votos, porque tal como hemos analizado en otro artículo en este mismo blog, el sistema electoral asturiano hace que entre otras coas, el lobo tenga un importante tirón electoral.


Y para conseguirlo no han dudado en bajar al fango y utilizar el miedo como argumento, atemorizando a la población con ataques inexistentes hacia los ancianos y los niños. Los principales partidos políticos de Asturias se han enfrascado en una vergonzosa campaña contra el lobo con el fin de ganarse el voto de la población rural y en esa campaña, los agentes de medio natural han estado muy presentes, tal como se puede ver en este vídeo, aportado por la Asociación de Guardas de Medio Natural del Principado de Asturias (AGUMNPA), en el que el Viceconsejero de Medio Ambiente, a respuesta de una pregunta formulada por el el diputado del PP en la Junta General de Asturias, Luis Venta Cueli, "amenazaba con abrir un expediente administrativo a los Guardas del Medio "Rural"(natural) que dudasen una resolución para matar lobos".



Estos comentarios y amenazas son una prueba más del trato que reciben los agentes medioambientales en Asturias por parte de la Administración de la que dependen, que por citar un ejemplo deben pagar de su bolsillo la asistencia jurídica cuando son amenazados mientras realizan su trabajo, algo que desgraciadamente es bastante frecuente. Y todo esto a pesar de que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias ya ha dictado varias sentencias en las que obliga al Principado a asumir las costas de la asistencia jurídica de los agentes en caso de amenaza, la última el pasado 12 de marzo.

Doble rasero

Hace un año fuimos testigos de una de las más bochornosas y vergonzantes campañas de amenazas que hemos sufrido en Asturias. Entre mayo de 2016 y febrero de 2017, hasta seis lobos fueron matados furtivamente y exhibidos en lugares públicos, colgados en señales de tráfico, tirados en un parking e incluso colocados sobre el coche de un agente de medio ambiente. Solo en febrero del 2017 aparecieron tres lobos muertos furtivamente en lugares públicos en menos de 48 horas. En algunas ocasiones para lograr un mayor impacto visual, algunos de ellos fueron decapitados, al más puro estilo Corleone y con la misma intención: "o matáis más lobos o los matamos nosotros"


Y  la respuesta de la Consejería de Medio Ambiente ante esta muestra de barbarie fue recordar a los delincuentes que «el control de cánidos se realiza a través del programa enmarcado en el Plan de Gestión del Lobo» y que estas actuaciones «únicamente perjudican la imagen de Asturias». El hecho de que unas personas se hubieran tomado la justicia por su mano con la única intención de chantajearles no parecía demasiado importante.

Ha pasado un año desde entonces y a pesar de que la fiscalía de medio ambiente había abierto diligencias a principios de marzo de 2017, aún no ha aparecido ningún culpable. Para este tipo de delitos no existe la prisa, ya se sabe que el tiempo es el mejor aliado del olvido y ya pocos se acuerdan de aquellos hechos macabros. Sucedió lo mismo con el oso muerto a tiros a la entrada de la Reserva Biológica de Muniellos en septiembre de 2016, tampoco se volvió a hablar del tema. La sensación de impunidad es absoluta, ellos lo saben y obran en consecuencia. Al fin y al cabo, todo es una cuestión de imagen, colgar lobos decapitados de las señales queda feo en los folletos y en los publirreportajes del paraíso natural.

Ante estos hechos no deja de sorprenderme la tibieza de la administración ante el furtivo y el delincuente y la dureza frente al funcionario que denuncia y hace públicos unos hechos supuestamente delictivos. Y esto sí que daña la imagen de Asturias.

La "antigestión" del lobo en Asturias

Como ya hemos comentado en numerosas ocasiones, la gestión del lobo en Asturias se apoya en dos pilares: el pago de daños y el control letal. En noviembre de 2014 se presentó el nuevo plan del lobo ante la comisión de agricultura, que fue aprobado con los votos de PSOE, PP, IU, FAC y UpD. Este nuevo plan, que sustituirá al vigente desde 2002 y que tendrá una duración de 7 años, permitía por primera vez que los cazadores particulares pudieran participar en los controles letales.

Hace unos pocos días se presentó el "Protocolo de regulación de la población de lobo ibérico" en el Parque Nacional de Picos de Europa, que permitía la participación de particulares en los controles letales y que establece un porcentaje de lobos a matar independientemente de que se produzcan más o menos daños. Un protocolo que ha sido criticado tanto por colectivos ecologistas como por científicos e investigadores, pero como suele ser habitual en Asturias, ni los datos oficiales ni los informes científicos tienen efecto sobre las decisiones políticas que afectan a la conservación y el medio ambiente.


Tal como se puede ver en la tabla anterior, referida al año 2016, el porcentaje de reses afectadas por los lobos en el PN de Picos de Europa no llega ni al 0,8% de las 29896 reses que se encuentran en este espacio protegido. En total el importe de esos daños ascendió a 61.059€. No parece mucho si tenemos en cuenta que en 2016 el presupuesto de gasto en este espacio protegido fue de 3,5 millones de euros. No parece que estas cifras justifiquen una masacre como la que se plantea en el nuevo protocolo, solo un interés electoralista podría explicarlo.

Una vez más, el ejecutivo asturiano vuelve a dejar claro que prefiere matar al mensajero, cerrar la boca al que denuncia ilegalidades e incluso sancionar a un funcionario eficiente por realizar su trabajo antes que perseguir el fraude y el furtivismo.

Informes y contrainformes respecto al carácter invasor del eucalipto

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Los problemas ambientales que generan las plantaciones indiscriminadas de eucaliptos han sido objeto de numerosos artículos, no solo en este blog sino en muchos medios de comunicación e informes científicos. A estas alturas, solo los necios y los que pretenden esconder la realidad por puro interés económico, son capaces de negar que los eucaliptales son un problema de primer orden, seguramente el mayor problema medioambiental al que nos enfrentamos en la cornisa cantábrica y Galicia. 


Durante las últimas décadas, las plantaciones de eucaliptos, que en el norte de la Península ibérica están dominadas por el Eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), han ido ganando terreno año tras año, beneficiándose del abandono de prados y terrenos que anteriormente se dedicaban a la agricultura y la ganadería y también de unas administraciones que han permitido que se incumplieran sucesivamente todos los límites que se imponían en sus planes forestales. Como muestra de este incumplimiento, en el plan forestal de Asturias de 2001 se había marcado un límite de 60 años (o sea, hasta el 2061) para que la superficie ocupada por las plantaciones de eucalipto pasaran de las 52.000ha de ese año a 62.000 ha. En tan sólo 10 años ya se había alcanzado ese límite y se había superado con creces, por lo que con el fin de eliminar este"pequeño inconveniente", y después de que ENCE solicitara al gobierno asturiano un plan para reforestar un tercio de la superficie de Asturias, o sea, 300.000 hectáreas, con eucaliptos, el Consejo Forestal de Asturias aprobó en 2013 la modificación del plan forestal, que entre otras cosas eliminaba cualquier límite a las plantaciones de eucalipto, de forma que las nuevas plantaciones estarían condicionadas por la demanda de la pasta de papel, o sea, lo que solicitara ENCE.

Actualmente, ya sea por desidia, por obtener un dinero fácil sin mucho esfuerzo, o por las ayudas de gobiernos y administraciones, las plantaciones de eucaliptos forman prácticamente un continuo desde Irún a Ferrol en toda la franja por debajo de los 500 metros de altitud. Y ese límite altitudinal responde únicamente a un límite de tolerancia térmica del Eucaliptus globulus, sino las plantaciones seguramente llegarían hasta el Picu Urriellu. 

Pero aparte de los numerosos problemas medioambientales que originan estas plantaciones, hay que añadir el carácter invasor del género Eucalyptus, que hace que estos problemas excedan los límites de las plantaciones. Solo con darse un paseo por la costa cantábrica o gallega es suficiente para encontrar eucaliptos donde nadie los ha plantado: en acantilados inaccesibles, en medio de brezales y tojales, en cunetas y arcenes de pistas y carreteras. Son eucaliptos sin dueño, que seguramente nunca serán cortados (salvo que se pague por ello) y que seguirán propagándose sin control.


El carácter invasor de los eucaliptos parecía algo evidente, pero ha quedado ratificado sin lugar a dudas tras el dictamen emitido por el Comité de Expertos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (se puede descargar aquí), cuyo resumen copio literalmente a continuación:

"Constatado con los datos científicos disponibles el carácter invasor de las especies de Eucalyptus naturalizadas en nuestro país, se concluye que se debería incluir en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras regulado por el R.D. 630/2013, de 2 de agosto, bajo el criterio de la IUCN (2000), a todas estas especies: Eucalyptus camaldulensis, E. globulus, E. gomphocephala, E. gunnii, E. nitens y E. sideroxylon, así como cualquier otra especie de este género cuyo destino sea la explotación forestal, debido al alto riesgo de invasión por estas especies consecuencia de sus características biológicas, fisiológicas y ecológicas. Se recomienda extremar la precaución con nuevas introducciones y plantaciones, y se recomienda un seguimiento local y llevar a cabo medidas de erradicación antes de que se produzca la invasión siempre que se observe naturalización de cualquier especie de Eucalyptus en nuestro territorio"

La elaboración de este dictamen partió del escrito del alcalde del Ayuntamiento de Teo, en A Coruña, que solicitaba a la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, con fecha 18 de septiembre de 2017, la inclusión de las especies del género Eucalyptus en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Después de esta solicitud, la citada Dirección General solicitó la elaboración de este dictamen a un comité de expertos en la materia, por lo que parece obvio que sus conclusiones tendrían que ser tomadas en cuenta a la hora de tomar una decisión al respecto.

A lo largo de las 18 páginas de este dictamen, los expertos desglosaron las bases científicas en las que se sustenta el dictamen en relación con las características de estas especies:

a) Empobrecimiento de las cadenas tróficas
b) Alteración de las propiedades físico-químicas, bioquímicas y microbiológicas del suelo
c) Actividad alelopática
d) Pérdida de biodiversidad
e) Fragmentación de los ecosistemas naturales
f) Capacidad para colonizar espacios abiertos, especialmente en escenarios post-incendio forestal, desplazando a las colonizadoras autóctonas
g) Dificultad en la erradicación cuando estas especies se naturalizan
h) Elevado riesgo de incendio
i) Introducción involuntaria de especies asociadas a las de Eucalyptus en el lugar de origen, que igualmente puedan convertirse en invasoras

Todas estas características hacen que "se considere que todas las especies del género Eucalyptus, tanto cultivadas como naturalizadas en nuestro país, son especies transformadoras del medio por los impactos causados en la composición y diversidad de las especies nativas". Asimismo, en el dictamen se aportan datos empíricos que demuestran la naturalización de E. camaldulensis, E. globulus, E. gomphocephala, E. gunnii, E. nitens y E. sideroxylon, tanto en España como en otros lugares del mundo donde han sido introducidas.

Ante este dictamen, que no deja lugar a dudas, solo cabía una respuesta por parte del Gobierno, declararlos especies invasoras, ya que había sido encargado por la propia Administración a un grupo de 20 científicos independientes, que habían declarado por unanimidad el carácter invasor de todas las especies analizadas y habían recomendado su inclusión en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

Pero contrariamente a lo que sería lógico, la Subdirección General de Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente emitió el 5 de diciembre pasado otro informe firmado por el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Luis Alfonso Gil, en el que descalificaba el dictamen y denunciaba la “actitud tendenciosa por parte del Comité Científico, en orden a emitir un juicio de valor premeditado en cuanto al carácter invasor de estas especies, presuntamente basado en criterios no científicos y en opiniones personales y políticas”, desautorizando el dictamen unánime de 20 científicos independientes y no solo eso, sino que discutía su profesionalidad acusándolos de politizar sus decisiones y de ser inmaduros y desinformados.


¿Recordáis el anuncio de los 9 de cada 10 dentistas que recomendaban un chiche sin azúcar?, pues aquí tenéis al que recomienda el chiche con azúcar. Quizás este nuevo dictamen favorable al eucalipto tenga alguna relación con que el señor Luis Alfonso Gil sea director del grupo de cooperación del proyecto Eucalipto Solidario de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en el que colabora la papelera ENCE. Según palabras del propio Luis Alfonso Gil referidas al papel del eucalipto en Etiopía "Eucalipto solidario es un proyecto de esperanza para el país y para la especie”, refiriéndose a lo que califica de "injusta leyenda negra que pesa sobre la especie forestal".

¿Eucaliptos españoles preservando los bosques naturales de Etiopía?

No se si será que a mí me gusta el chicle sin azúcar, pero no deja de resultar curioso que el Gobierno de España no acepte un dictamen unánime emitido por 20 científicos independientes en base a un segundo informe de una persona que a la vista de los datos se puede afirmar sin lugar a dudas que tiene unas opiniones personales muy favorables al Eucalipto.

Tampoco resulta sorprendente la decisión de desestimar el dictamen científico por parte de un gobierno que en enero de 2016, cuando estaba en funciones, prorrogó la concesión a la factoría de ENCE en Pontevedra que vencía este 2018 hasta el año 2073. Una prórroga que se tramitó con tal urgencia que ni siquiera se respondió a las alegaciones presentadas por el propio ayuntamiento de Pontevedra y sin esperar a la formación de un gobierno que podría haber cambiado las cosas. Había que dejarlo todo bien atado.

Quizás el hecho de que algunos expolíticos como Isabel Tocino (ministra de Medio Ambiente entre 1996 y 2000), Carlos del Álamo (consejero de Medio Ambiente de la Xunta entre 1997 y 2003) y unos cuantos altos cargos más estén en el consejo de Administración de ENCE también podría haber influido en estas decisiones. ¿no serían en este caso opiniones personales y políticas?

La catalogación de una especie como exótica invasora no depende de las opiniones personales, ni de los supuesto beneficios económicos que aporte (que es otro argumento esgrimido por el Gobierno para rechazar el dictamen científico), sino de las características biológicas de esa especie, que en este caso han sido suficientemente explicados por un comité de expertos en la materia.

La decisión de no aceptar el dictamen por parte del gobierno confirma varias cosas, por una parte su ignorancia, por otra su absoluto desprecio a la comunidad científica, lo que ya ha demostrado en varias ocasiones en los últimos años, y por último confirman el apoyo incondicional del gobierno, tanto estatal como de los distintos gobiernos autonómicos, a un lobby que se beneficia de unos costes que todos nosotros asumimos. Y no solo hablo de costes medioambientales, sino también  de costes económicos, ya que la extinción de los incendios de unas plantaciones de especies claramente pirófitas, e incluso los gastos de fumigación de sus plagas, corren a cargo de nuestros impuestos, no lo olvidemos.

Quizás si esos costes los tuvieran que pagar los propietarios forestales o las empresas que se benefician de esas especies, las cosas serían distintas.

Los impactos de las actividades humanas sobre las aves marinas

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Hace un par de semanas nos publicaron un artículo en la prestigiosa revista Ecological Applications en el que analizamos los resultados de más de 20 años de trabajo con el Cormorán moñudo en Asturias y Galicia. Y para redondear esta buena noticia, nuestro artículo fue resaltado en la portada del número de abril con una fotografía de una pareja de moñudos en la colonia de As Pantorgas en la portada.


Los factores ambientales, incluidos los impactos antropogénicos, afectan a las tasas vitales de organismos. Sin embargo, la influencia de estos factores puede variar según las características físicas del hábitat y de ciertas covariables individuales, como la edad o el sexo de los individuos. 

El cormorán moñudo es una especie que ha sufrido un acusado descenso poblacional en el Cantábrico y el Atlántico gallego, especialmente acusado en las colonias situadas en las Rías Baixas gallegas. 


En este trabajo, a partir de un muestro a largo plazo realizado en 8 colonias de Cormorán moñudo sitiadas en dos zonas con características ecológicas muy diferentes (Asturias y las Rías Baixas gallegas), pudimos comprobar varias hipótesis biológicas acerca de cómo la supervivencia cambia con la edad y sexo en cada región. 

Los impactos antropogénicos incluyeron la captura incidental en artes de pesca, la presencia de visones americanos y la marea negra del petrolero Prestige. La supervivencia adulta fue constante pero, fue diferente para cada sexo, siendo esta diferencia opuesta en cada región. El impacto del derrame de petróleo sobre la supervivencia fue importante solo para los adultos (especialmente las hembras) en las Rías Baixas y solo fue muy relevante durante el año del vertido, aunque tal como confirmaron otros trabajos anteriores, los efectos a largo plazo del vertido aún eran perceptibles 10 años después de la marea negra. En el caso de la mortalidad ocasionada por los visones americanos, al igual que en el caso del Prestige, estuvo muy concentrada en unos pocos años y afectó sobre todo a los cormoranes de las Illas Cíes.


La única causa de mortalidad que fue prácticamente continuada durante todo el periodo de estudio fue la captura accidental en aparejos de pesca, sobre todo en trasmallos. Esta mortalidad también fue diferente entre sexo, edad y región. Curiosamente, los resultados mostraron que el tamaño de la flota pesquera no era necesariamente un buen indicador para evaluar el impacto de la mortalidad incidental, que puede ser más dependiente de las zonas de pesca y las artes de pesca empleados en cada estación del año. 


Estas diferencias en supervivencia están íntimamente relacionadas con las diferencias en cuanto al hábitat y el tipo de alimentación. Mientras que en las Rías Baixas gallegas, las presas predominantes son los Ammodítidos (el bolo o sandeel en inglés), frecuentes en fondos arenosos, en la costa cantábrica las presas más abundantes son los Lábridos, más comunes en zonas de fondos rocosos. Por otra parte, para capturar estas presas los cormoranes usan técnicas diferentes, ya que la pesca de bolo es más eficiente cuando los cormoranes colaboran y pescan en grupo, mientras que en el caso de la pesca de lábridos, suele realizarse en solitario. 

Los impactos antropogénicos afectaron a la supervivencia de manera diferente según la edad y el sexo, algo esperable para un ave de larga vida con dimorfismo sexual por tamaño, ya que las hembra son más pequeñas que los machos. Asimismo, estas diferencias variaron dependiendo de la zona de estudio, lo que indica que la heterogeneidad del hábitat es demográficamente importante para explicar cómo la variabilidad ambiental (incluidos los impactos antropogénicos) y la capacidad de adaptación de los cormoranes  frente a una perturbación influyen en la dinámica de la población.

Referencia

- Velando A, Álvarez D & Oro D. Complex demographic heterogeneity from anthropogenic impacts in a coastal marine predator. Ecological Applications 28: 612-621 (enlace para descarga)
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