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El cortejo de los abejarucos

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Ayer pudimos disfrutar de una de las aves más bonitas de la Península ibérica gracias a la amabilidad de Miguel Sánchez, de LeoNatur, que nos permitió usar el hide que tiene instalado en una de las colonias de abejarucos de norte de León. La colonia está situada en un cortado arcilloso en el que más de 50 parejas han excavado sus nidos, compartiendo su ciudad con otras especies de aves, como los gorriones comunes, molineros y chillones.


El abajaruco (Merops apiaster) es un ave inconfundible ya que tiene un plumaje muy coloreado y brillante. El naturalista británico Edward Wright publicó un articulo en 1890 sobre esta especie y llegó a la conclusión de que el plumaje de los abejarucos tenía todos los colores salvo el rojo, pero esta ausencia la compensaban en el iris, que en los adultos estaba teñido de un imponente rojo sangre.


Tal como indica su nombre, los abejarucos se alimentan principalmente de abejas y otros himenópteros, pero también capturan otros insectos, sobre todo mariposas y libélulas que capturan en vuelo, aunque tampoco desaprovechan la oportunidad de cazar algunos saltamontes y escarabajos directamente en el suelo.


Los abejarucos pasan el invierno en África y regresan en abril a sus colonias de cría, que en la Península ibérica se localizan prácticamente por todo el centro y el sur, estando ausentes en la franja norte, Pirineos y casi toda Galicia.


Poco después de llegar, los abejarucos comienzan a construir sus nidos o a reparar los nidos antiguos de la temporada anterior. Estos se ubican en taludes arcillosos en los que los dos miembros de la pareja escavan una galería con el pico y las patas que puede medir más de medio metro de longitud. En algunas ocasiones, si esos taludes escasean, pueden construirlos directamente en el suelo. Al final de la galería, los padres construyen una cámara más ancha depositarán los huevos y criaran a los pollos.


Durante el cortejo y la incubación, los machos ofrecen gran cantidad de presas a las hembras, normalmente aquellas más grandes y sabrosas. Este tipo de ofrendas son una importante fuente de información para ellas ya que son un buen indicador de la calidad del macho. Un macho que sea capaz de suministrar gran cantidad de presas sin duda será un buen padre para sus hijos.


La mayoría de las parejas suelen realizar la puesta entre mediados de mayo y principios de junio, por lo que nuestra visita fue un poco tardía para observar el cortejo y las cópulas. A pesar de que muchas de las parejas ya estaban incubando, todavía llegamos a tiempo para ver las paradas nupciales de las más rezagadas.


Cuando estas últimas parejas completen la puesta, que estará formada por entre 4 y 7 huevos la colonia se dará una pequeña tregua de unas 3 semanas hasta que nazcan los pollos. En ese momento volverá el frenesí a la colonia y los incesantes viajes de los adultos para alimentar a los pollos, que al cabo de un mes de la eclosión ya estarán listos para abandonar el nido.

A continuación os dejo un vídeo con algunas de las escenas que tuvimos la suerte de disfrutar en el día de ayer



Para terminar, quisiera agradecer de nuevo la amabilidad de Miguel por invitarnos y acompañarnos en este día. Si queréis disfrutar de esta experiencia no dudéis en poneros en contacto con él a través de su página web.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor

Un zampullín con suerte y un final feliz, aunque...

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En Asturias, sobre todo en las zonas bajas, la presencia de grandes masas de agua dulce es casi anecdótica y las pocas que se encuentran, a excepción de los ríos, son embalses dedicados a abastecer de agua a la industria o para consumo humano. Debido a esto, la mayoría de las anátidas y otras aves acuáticas reproductoras como fochas, somormujos y zampullines comunes se localizan en estas infraestructuras artificiales, algunas de las cuales se han ido naturalizando con el tiempo tras el crecimiento de abundante vegetación palustre. Por otra parte, en muchos de estos embalses se han soltado truchas, carpas y otras especies piscícolas para ser aprovechados como cotos de pesca intensiva.

La semana pasada, mientras daba un paseo por las orillas del embalse de La Barquera, en el río Nalón, observé a un zampullín que muy cerca de la orilla se sumergía continuamente saliendo a flote a los pocos segundos. En un primer momento no me llamó demasiado la atención pero cuando volví a pasar por el mismo lugar y volví a ver el mismo comportamiento sospeché que algo no iba bien. Me acerqué y comprobé que el zampullín estaba enredado y no podía liberase, así que me metí en el agua y al cogerlo en la mano observé que tenía un anzuelo clavado en el cuello del que colgaba un sedal que se había enredado a la vegetación.


Tras cortar el sedal comprobé que el ave estaba agotada y completamente empapada. Después del estrés sufrido y sin poder untarse con el aceite de su glándula uropigial, su plumaje había perdido su impermeabilidad y en esas condiciones, sin poder alimentarse y sin poder protegerse del frío, con toda seguridad se hubiera muerto de hambre o de hipotermia en unas pocas horas.

En estas condiciones se puede tener la tentación de llevarse el animal a casa para tratar de recuperarlo nosotros mismos, pero eso sería un grave error, además de ilegal, ya que no se pueden retener en cautividad ningún animal salvaje y menos aún una especie protegida como esta. Lo que se debe hacer es llamar al 112 o al SEPRONA para que ellos se hagan cargo del animal y lo lleven a un centro de recuperación, donde unos veterinarios experimentados harán todo lo posible para sacarlo adelante.

En este caso, después de llamar por teléfono, metí al zampullín en una caja de cartón bien ventilada y me lo llevé a casa hasta que quedé con la persona que se haría cargo de él. Cuando unas pocas horas después se lo entregué, el animal ya se había secado y estaba más activo, por lo que del pesimismo inicial pasé al optimismo, ya que parecía que habría suerte y el pequeño zampullín podría recuperarse.


Unas horas después hablé con el veterinario de la consejería y me comentó que el anzuelo no estaba tan superficial como yo pensaba, sino que había atravesado el esófago aunque no parecía que hubiera producido ningún desgarro importante. Después de bastante trabajo consiguió extraerle en anzuelo y alimentarlo con una sonda. Ahora solo quedaba esperar y cruzar los dedos para que no hubiera ninguna lesión grave y sobre todo para comprobar si una vez en el agua era capaz de impermeabilizarse por sí mismo.

Al día siguiente llegaron buenas noticias. Habían pasado solo 20 horas después de haberlo rescatado y el zampullín ya estaba en un pequeño estanque de pruebas y se impermebilizaba activamente, esparciendo el aceite de su glándula uropigial por su plumaje. Y mejor aún, buceaba activamente persiguiendo las gambusias que le habían introducido en el tanque para que se alimentara.

Solo quedaban comprobar que recuperaba peso y esperar a que los antibióticos pudieran hacer efecto para evitar una infección que podría dar al traste con toda la recuperación. En esta época del año los zampullines están en plena época de reproducción, por lo que lo más normal es que en el embalse se hubiera quedado su pareja a cargo del nido o de los pollos, Debido a esto era importante soltarlo cuanto antes, ya que había muchas posibilidades de que se volvieran a juntar y la nidada saliera adelante.

A la mañana siguiente, tan solo dos días después de encontrarme con el zampullín en tan mal estado que parecía imposible que se pudiera recuperar, recibí un mensaje en mi teléfono móvil. La recuperación había sido total y esa misma mañana lo iban a liberar y como no, yo quería estar allí cuando lo soltaran para verlo.


Una hora después ya estábamos en el embalse, en la misma zona donde lo había encontrado, y para completar el regalo nos dejaron que mi hijo Jacobo participara en la suelta. Fue suficiente con abrir la caja para que el zampullín, que pocas horas estaba al borde de la muerte, saliera volando y corriendo por encima del agua para mirarnos desde lejos varios metros más allá y sumergirse posteriormente en el agua para reunirse con su pareja poco después. Todo había salido mucho mejor de lo que había esperado, y para que negarlo, verlo sano y salvo después de haberlo rescatado moribundo fue de las mejores cosas que me han pasado después de tantos años de ver bichos en el campo.

Y por supuesto no me cansaré de agradecer el esfuerzo de todas las personas de los centros de recuperación, que como Álvaro, dedicando muchas veces su tiempo libre y en condiciones muy precarias en la mayoría de las ocasiones, luchan día a día para conseguir que cientos de animales salvajes que sin su ayuda estarían sentenciados, puedan volver a la naturaleza.

En Asturias se iniciaron en 2008 las obras de un centro de recuperación que pretendía ser el "equipamiento estrella" del Parque de Redes. No se escatimaron gastos y se invirtieron 4 millones y medio de euros en la ejecución de las obras. A día de hoy, el centro finalizado en 2010, completamente equipado con quirofanos, equipos de rayos X, jaulones de recuperación y musculación y todo lo necesario para su puesta en marcha, se encuentra cerrado y tal como afirmó el anterior consejero de Agroganadería y Recursos autóctonos,  su apertura "está paralizada de forma indefinida". Actuamente y a pesar de contar con este centro, no hay presupuesto para ponerlo en marcha después de haber dilapidado esa ingente cantidad de dinero, los trabajos de recuperación de fauna se están realizando en la antigua piscifactoría de Infiesto, en unas instalaciones obsoletas y con unos medios a todas luces insuficientes, lo que añade un mayor mérito al trabajo que allí realizan los veterinarios.

Por último, recordad que siempre que os encontréis un ave o cualquier otro animal salvaje herido, confiad en los profesionales, avisad al 112, al SEPRONA o a los Agentes Medioambientales y ellos se lo harán llegar.

La sorprendente historia de Nelson y Roz

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El alcatraz atlántico (Morus bassanus) es una de las especies más comunes y fáciles de ver durante los pasos migratorios en el Cantábrico. Su gran tamaño, con casi 2 metros de envergadura y su color blanco puro con las puntas de las alas negras, lo hace inconfundible. Esta especie se reproduce en el Atlántico norte, tanto en América como en Europa, localizándose las colonias más meridionales de Europa en la Bretaña Francesa.

Alcatraces en Bass Rock

Los alcatraces, al igual que otras muchas aves marinas, forman colonias muy densas en islas o acantilados. que en ocasiones pueden reunir más de 150.000 aves, como la colonia de Bass Rock, en Escocia, que actualmente es la mayor colonia reproductora del mundo de esta especie. 


Durante la migración postnupcial, a partir del mes del mes de julio los alcatraces abandonan las colonias para dirigirse al sur, llegando hasta las costas de Senegal, mientras que otros entran el Mediterráneo pudiendo alcanzar las costas de la Siria. Al llegar la primavera estas aves abandonan sus cuarteles de invierno y realizan el viaje inverso camino a las colonias de cría.

Según se desprende de los restos arqueológicos, el Alcatraz atlántico fue un ave reproductora en el Mediterráneo durante el Pleistoceno medio y superior (Alcover et al., 1992), cuando las condiciones climáticas eran muy distintas a las actuales. A pesar de esta presencia histórica, a principios del siglo XX, esta especie ya no se reproducía en la zona.


En la década de 1990 y para sorpresa de los ornitólogos, el Alcatraz empezó a recolonizar el Mediterráneo, registrándose varios intentos de cría en el sur de Francia, en la región de la Provenza. Curiosamente para un ave que se reproduce en densas colonias situadas en islas y acantilados escarpados, estos intentos de cría, algunos con éxito, se produjeron en estructuras fabricadas por el hombre en puertos y bahías de aguas someras y tranquilas. Estos alcatraces escogieron para nidificar barcos fondeados y plataformas flotantes que en nada se parecían a los lugares tradicionales de cría.

En 1993 un alcatraz adulto fue observado cerca del puerto de Porto Venere, en Italia, mientras desarrollaba un comportamiento típico de celo, tratando de establecer un territorio y efectuando comportamientos típicos de cortejo. Pero no fue hasta 2011 cuando se estableció la primera pareja en Porto Venere que volvió a la zona al año siguiente, aunque durante estos dos años no consiguieron criar con éxito, algo que suele ser habitual en las aves marinas jóvenes.

Nelson, Roz y Tinneto (Foto: Ercole Buoso)

No fue hasta 2014 cuando esa pareja, que fueron bautizados como Nelson y Roz consiguieron sacar adelante 2 pollos, que volaron con éxito el 3 de agosto de ese año (Giagnoni et al., 2015). La pareja eligió una barca abandonada en el puerto para construir su nido y volvió a repetir en 2015, a pesar de las molestias. En el siguiente vídeo podéis ver el pequeño reportaje elaborado por Liguria Birding sobre estos ilustres vecinos de Porto Vénere, que en 2015 consiguieron sacar un pollo.


Afortunadamente, gracias a los esfuerzos de las asociaciones ornitológicas locales y el propio ayuntamiento de Portovenere se compró la barca en la que nidificaron y se protegió la zona para evitar futuras molestias. De esta forma, la pareja de Nelson y Roz, se han convertido en un nuevo atractivo turístico de esta localidad de la Liguria italiana.

Gracias a esta pareja de alcatraces y las otras que poco a poco se van estableciendo en la costa francesa e italiana, estamos siendo testigos en directo de la recolonización de esta especie de una zona en la que no tuvo presencia en tiempos históricos, algo que no es nada sencillo en las aves marinas y que ya observamos hace unos años con las pardelas cenicientas que colonizaron la costa gallega

Si queréis seguir en directo las reproducción de esta pareja de alcatraces, podéis hacerlo a través de la cámara web instalada en la barca donde nidifican, disponible en ESTE ENLACE.

Referencias

- Alcover JA, Florit F, Mourer-Chauvire C & Weesie PDM (1992) The avifauna of the Mediterranean Islands during the Middle and Upper Pleistocene. Records 2nd Int. Symp. Soc. Avian Pal. & Evol., Contributions in Science and Natural History, Museum of Los Angeles County, Sciences Series 36: 273-283.
- Giagnoni R, Conti CA, Canepa P & Nadell R (2015) First breeding records of Northern Gannet Morus bassanus in Italy. Avocetta 39: 93-95. 

El treparriscos: el especialista en trabajos verticales

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Los seres vivos han evolucionado durante millones de años mediante selección natural, de forma que aquellos que han logrado ser más eficaces en un determinado ambiente han tenido un mayor éxito reproductivo y han conseguido dejar más descendientes. 

A lo largo de todos esos millones de años de evolución muchas especies han adquirido unas determinadas adaptaciones que les han permitido acceder a fuentes de alimento o aprovechar determinados ambientes que les estaban vedados a otras y de esta forma han podido disfrutar de esos recursos sin apenas competencia. Pero ser un especialista también tiene desventajas, ya que si el recurso trófico del que se alimentan o el hábitat en el que viven desaparece o se altera demasiado, la especie tiene muchas posibilidades de desaparecer con ellos.


Las paredes calizas de nuestras montañas son el hábitat de muchas especies de aves, aunque la mayoría solo buscan en ellas un lugar donde construir sus nidos, ya que abundan las cuevas y grietas formadas por la intensa erosión del agua, que disuelve la cal dando lugar al característico paisaje kárstico.

Estas rocas son un hábitat muy inhóspito para la mayoría de los animales y plantas. A pesar de que en muchos lugares se localizan en ambientes con abundante precipitación, son extremadamente secos, ya que el agua se filtra rápidamente permaneciendo muy poco tiempo sobre la pared, por lo que apenas hay sustrato biológico donde pueda asentarse la vegetación. Algunos insectos como los tisanuros sobreviven en estas paredes, junto a polillas y unos pocos coleópteros, y se esconden entre las fisuras de la caliza, aparentemente a salvo de los depredadores.


Para poder acceder a esas presas es necesario tener un pico fino y largo, al mismo tiempo que unas patas fuertes y con uñas desarrolladas, que permitan agarrarse firmemente a la pared caliza. Y el treparriscos (Trichodroma muraria) ha desarrollado esas características y se ha convertido en un auténtico especialista.

Macho de treparriscos con ceba en el pico

El treparriscos es un ave típica de la alta montaña durante la época reproductora, ya que durante el invierno baja de cota e incluso puede ser visto en acantilados marinos. Pero como toda regla, tiene su excepción, y unas pocas parejas en la cordillera cantábrica se reproducen a menor altitud, lo que nos permite poder observarlos (y sobre todo fotografiarlos) sin tener que acarrear un pesado equipo por las cimas de los Picos de Europa.


Una de las características más visibles de los treparriscos es el color de sus alas, que sobre todo en los machos es de un intenso color rojo carmesí. Cuando "corretea" y salta por las paredes, el color gris de su cuerpo lo hace casi invisible, a lo que ayuda su pequeño tamaño. Solo cuando despliega sus alas se aprecia su verdadero aspecto, que lo convierten sin duda en uno de los pájaros más bonitos que podemos ver en la montaña.


Durante los meses de junio y julio los treparriscos andan muy atareados, los pollos ya han nacido y ambos padres se afanan continuamente en llevarles alimento. La mayoría de sus presas son pececillos de plata (Tisanuros), polillas y larvas de otros insectos y los viajes son incesantes hacia el nido, ubicado en una profunda grieta, a la que acceden después de dar unos cuantos rodeos saltando por la pared para distraer a los posibles depredadores.

Pareja de treparriscos con el macho en la parte superior

En alguno de estos viajes, los dos miembros de la pareja coinciden sobre la pared y no es raro que el macho le ofrezca la presa a la hembra para que sea ella la que cebe a los pollos. En la pareja que tuve la suerte de observar durante las últimas semanas, el comportamiento del macho y la hembra era completamente distinto, mientras que ella solía entretenerse mucho antes de entrar a cebar y salía del nido caminando por la pared, el macho solía entrar directamente y también salía muy rápido.


Pero si fotografiar a un pájaro pequeño, que vive en lugares muchas veces inaccesibles y que para colmo no se suele parar quieto, no os podéis imaginar lo difícil que es grabarlo en vídeo, pero solo así podréis apreciar su comportamiento y sobre todo podréis disfrutar de esta pequeña maravilla de nuestras montañas.

Pero el treparriscos no es la única especie de ave que se ha adaptado a vivir en medios verticales. Como ocurre muchas veces, dos organismos que están separados filogenéticamente pueden llegar a soluciones similares para lograr un mismo objetivo. Es lo que se conoce como convergencia evolutiva. 


En nuestras latitudes tenemos otra especie de ave que también busca su alimento en paredes verticales, pero que ha cambiado la roca caliza por los árboles y las fisuras en la roca por las grietas en la corteza. En la foto anterior podéis ver a un agateador común (Certhia brachydactyla. Fam. Certhiidae), una especie que pertenece a una Familia diferente a la del treparriscos pero que ha desarrollado unas adaptaciones muy parecidas a las suyas, como son el pico fino y largo, en este caso para capturar insectos entre la corteza, y unas patas fuertes y con uñas largas para agarrarse a la corteza.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor

Por fin una buena noticia

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Cada vez me gustan más los cormoranes moñudos, ya sabéis que son mi debilidad. Y por eso me encanta recibir noticias buenas sobre ellos, aunque últimamente cada vez sean menos.


Este amigo, el N6, lo anillamos como pollo en As Pantorgas el 19 de mayo de 2014. Pocos días después recibimos la mala noticia de que 4 de los 8 pollos que marcamos ese año en la colonia murieron en un trasmallo nada más independizarse (entre 20 y 30 días después de haberlos marcado). De 3 de los 4 que quedaban no volvimos a saber nada más, así que lo más seguro es que hayan seguido el mismo camino.

El N6 parece que fue el único superviviente y le tocó ser de los viajeros, ya que 138 días después de anillarlo, Victor Marugan lo fotografió en Hondarribia (Guipuzkoa), a nada menos que 434 km de donde había nacido, lo que lo convertía en el segundo más viajero de los casi 700 moñudos que llevamos anillados hasta ahora.

No volvimos a saber nada más de él, así que nos temimos lo peor, pero hoy me acaban de mandar de la Consejería esta imagen capturada por una cámara de fototrampeo colocada en As Pantorgas, donde aparece en uno de los nidos que habíamos controlado, a escasos metros de donde había nacido. 

Ya tiene 3 años y aunque conserva algo de su plumaje juvenil en el pecho ya se ha reproducido por primera vez y ha sacado 2 pollos.

Barco largando un trasmallo a escasos metros de la colonia de As Pantorgas (Foto: Carlos Sanjurjo)

Ojalá tenga suerte y pueda seguir criando, y no caiga en uno de los muchos trasmallos que tapizan las inmediaciones de la colonia.

Curso de ética periodística: blanco y en botella suele ser leche

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Cuando nos encontramos con un hecho noticiable, lo primero que deberíamos de hacer sería buscar la explicación más plausible al mismo, que en ocasiones podría ser tan obvia que no necesitaría una búsqueda posterior. En el caso de que esa explicación no fuera la correcta, sería el momento de buscar otras explicaciones, empezando primero por las más probables y una vez descartadas ya nos podríamos plantear otras explicaciones más insólitas o incluso admitir que no tenemos pruebas suficientes para demostrar por qué se ha producido el suceso que investigamos.

Supongamos que caminamos por una calle desierta y nos encontramos con un coche aparcado, aplastado por un árbol que aún permanece sobre la carrocería. No hay testigos que hayan visto lo que ha sucedido, nadie ha escuchado un solo ruido, pero al aproximarnos vemos que el árbol está hueco y podrido en su base y recordamos que unas horas antes se desató un intenso temporal, que según los datos meteorológicos estuvo asociado a fuertes rachas de viento de más 100 km/hora.

No harían falta demasiadas elucubraciones para deducir que el fuerte viento, unido al mal estado del árbol, provocó su caída, lo que causó los destrozos en un coche que habían aparcado en esa calle la noche anterior. Es cierto que podría haber otras explicaciones, como que alguien hubiera aprovechado ese suceso para vengarse del pesado de su cuñado, que se pasó la cena de nochevieja comentando lo fabuloso que era su coche nuevo en comparación con las tartanas que tenía el resto de su familia política. Que mejor venganza que levantar con una grúa el árbol caído para introducir posteriormente bajo su tronco el oscuro objeto de deseo del plasta de tu cuñado. Ciertamente se trataría de una explicación mucho más sofisticada y elaborada que la primera, pero no sería demasiado creíble.


El pasado 7 de julio, el diario La Voz de Galicia publicó una noticia en la que informaba de la aparición de 5 cormoranes muertos en O Grove, concretamente en la playa de Raeiros, destacando que la Xunta de Galicia investigaría si la muerte se había producido por “la gripe aviaria”.

Al leer el artículo en el que se relatan los hechos, el periodista encargado de cubrir la noticia relata que “un particular” se encontró con el macabro hallazgo de 5 cormoranes muertos y “tirados sobre la arena”, para posteriormente afirmar que fue un vecino el que los encontró (supongo que el mismo particular), aunque no estaban sobre la arena sino “desperdigados a lo largo de la orilla” y que posteriormente “tras subirlos a la arena, dio aviso a los servicios de emergencias que procedieron a retirarlos de inmediato”. Tengo que admitir que tras leer varias veces estos dos primeros párrafos y tras ver la fotografía de los 5 cuerpos amontonados, aún no he sido capaz de entender la sucesión de los acontecimientos y si el vecino encontró a las aves en el agua, las encontró en la arena desperdigadas, las desperdigó para luego amontonarlas o si quizás “el vecino” y “el particular” fueran dos personas distintas igual de preocupadas por el suceso.

Independientemente de cómo se hubieran encontrado los cuerpos de los 5 cormoranes moñudos, en el artículo y en el titular se destaca que los animales podrían haber muerto por "gripe aviaria" y que la Xunta de Galicia se encargará de investigar si esa ha sido la causa del fallecimiento. Sin duda se trata de un titular lo suficientemente impactante para llamar la atención del lector y además de encender las alarmas veraniegas, que a falta de medusas, tiburones asesinos y motos acuáticas manejadas por Satán, estaban apagadas desde el inicio de la temporada estival.

Antes de nada hay que destacar que tanto en esa zona, como el resto de Galicia, como en toda la demarcación noratlántica, no hay ni un solo registro de muerte de cormoranes moñudos por gripe aviar, por lo que la muerte por esa causa, en principio, parece tan extraña como el aplastamiento del coche por el cuñado furibundo.

¿Cual podría ser la causa más probable de la muerte de los 5 cormoranes moñudos?

Lo primero que nos debería haber llamado la atención es que se trata de caso de mortalidad puntual, en el que 5 cormoranes moñudos murieron al mismo tiempo y en una zona concreta. En el caso de una infección, lo más normal es que hubieran aparecido más aves y no todas en el mismo punto y que no se hubieran muerto todas en el mismo momento. Tampoco sería extraño que hubieran aparecido otras especies afectadas, pero no se encontraron gaviotas muertas o infectadas ni ninguna otra especie de ave marina de las que abundan en la zona.

Para intentar averiguar las causas de la muerte de esas 5 aves, podría haber sido de gran ayuda consultar nos numerosos artículos publicados y los informes técnicos de los que dispone la administración, ya que muchos de ellos han sido financiados por ella. Además, gran parte de esos datos están libremente accesibles para que cualquiera los pueda consultar. 

Si nos fijamos en la gráfica anterior, en la que se muestra el porcentaje de cormoranes moñudos muertos en Galicia de los que se conoce la causa de la muerte, observamos que hay tres causas de mortalidad confirmada: aves petroleadas por el vertido del Prestige, aves depredadas por el visón americano, y aves muertas en aparejos de pesca, mayoritariamente trasmallos.

¿Podría tratarse de un episodio de mortalidad por petróleo o sus derivados? No. Toda la mortalidad registrada por esta causa tuvo lugar entre noviembre de 2002 y febrero de 2003, cuando se recogieron 242 cadáveres de esta especie. Todas las aves presentaban sígnos de impregnación por fuel y desde 2003 no se encontró ningún cormorán muerto por esta causa. En el caso de los 5 cormoranes de la playa de Raeiros, ninguno de ellos presentaba signos de impregnación, por lo que no parece demasiado probable que hubieran muerto petroleados. En el caso de mortalidad por un vertido deberían haber aparecido aves de otras especies muertas o manchadas, lo que no ha ocurrido.

¿Podría tratarse de aves depredadas por visones americanos? No, ya que deberían presentar signos de depredación como mordiscos o desgarros. Aparte de eso, todas las muertes se registraron en las colonias de cría, cuando las aves eran más accesibles para los depredadores. Además, desde 2012 no se tienen registros de muertes por esta causa, sobre todo después de las campañas de erradicación de visones americanos llevadas a cabo en las colonias de Cíes y en Ons.


Una vez descartada la impregnación por petroleo y la depredación de los visones americanos, la captura accidental en un aparejo de pesca parece ser la causa más probable de la muerte de los cormoranes que aparecieron en la playa de Raeiros. Y no solo por descarte, sino porque en los últimos años ya se han registrado varios episodios similares en la zona y porque tal como confirma el plan de conservación de la especie, la captura accidental en aparejos de pesca es la causa de mortalidad más frecuente y persistente en el tiempo y afecta de manera muy acusada al PN de Islas Atlánticas, donde la presión de la pesca con trasmallos y miños es muy intensa (Velando & Munilla, 2008). Por otra parte, esa zona concreta, junto a la costa occidental de Asturias, es el lugar de toda la demarcación noratlántica donde se han encontrado más cormoranes moñudos muertos por enmalle (Álvarez, 2015).

Zona de calado de artes de enmalle (izquierda) y mapa de riesgo de mortalidad por enmalle (derecha)para el cormorán moñudo en el entorno de las de Ons y las Rías de Pontevedra y Arousa (Velando & Munilla, 2008)

Si nos fijamos en la figura anterior, la zona en la que aparecieron los 5 animales muertos es una zona de largado de aparejos y asimismo está muy próxima a la zona de mayor riesgo de mortalidad por enmalle.

A la vista de estos datos, no parecen quedar muchas dudas acerca de lo que de les ha sucedido a los cinco cormoranes moñudos, lo que también parece quedar claro al observar el aspecto de los animales en la fotografía que acompaña al artículo, ya que su plumaje se encuentra revuelto y desordenado en la parte del cuello y del pecho, lo que podría indicar que una vez recogido el trasmallo y encontradas las aves, fueron desenmalladas y arrojadas por la borda, lo que explicaría la aparición simultanea de los cadáveres en el mismo sitio. Hay que destacar que en esta zona, los cormoranes moñudos suelen pescar en grupos, por lo que no sería extraño que todos hubieran muerto a la vez en una de estas acciones de pesca.


Tres días después de la publicación de la primera notica, La Voz de Galicia confirmaba que los análisis efectuados por la Xunta de Galicia descartaban la muerte por gripe aviar y por cualquier otra causa infecciosa. Aún así, en el mismo artículo se indica que se están buscando otras causas y que "la opción más probable es que hayan sido víctimas de un episodio contaminante".

Como ya he explicado anteriormente, la opción del episodio contaminante no parece que sea, ni de lejos, la opción más probable, en primer lugar porque las aves no mostraban ningún signo de impregnación y en segundo lugar, porque si ese hubiera sido el caso, lo lógico sería que hubieran aparecido otras aves muertas o afectadas y de otras especies, algo que no ha ocurrido. 

Como en el caso del árbol que aplastó el coche, en este caso, tanto el periodico como la Administración están empeñados en buscar al cuñado vengativo en vez de aceptar la causa más obvia y evidente. ¿Qué ocurrirá cuando al igual que sucedió al descartar la gripe aviar se descarte el episodio contaminante? ¿Tratarán de buscar otra causa cada vez más peregrina? ¿Quizás una pelea entre bandas juveniles de cormoranes que acabó en tragedia? ¿Podría tratarse de una abducción extraterrestre? 

Lo cierto es que ya han pasado 10 días desde la última noticia y como ocurre con cientos de casos ya no se ha vuelto a hablar del tema. Podría ser que una vez descartada la amenaza de la gripe aviar la noticia ya no sea lo suficientemente morbosa para interesarle al periódico. Al fin y al cabo, ¿a qué editor de periódico le interesan 5 pájaros muertos si no van a ser capaces de desatar una apocalipsis zombi que acojone al personal y aumente las ventas de su periódico?

O quizás sea la Adminstración la que no esté interesada en enfrentarse a un problema de conservación de una especie amenazada y catalogada, en el entorno de un Parque Nacional, cuya solución pasaría necesariamente por enfrentarse al sector pesquero. 

Blanco y en botella suele ser leche, aunque muchas veces interese que no lo sea.

Referencias
- Álvarez D (2015) Análisis de la mortalidad de las poblaciones de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) en artes de pesca en la Demarcación Marina Noratlántica. Aplicación 23.06.456D.640. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).
- Velando A & Munilla I (2008) Plan de Conservación del Cormorán moñudo en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Universidade de Vigo.

Orcas en el estrecho (I): sueño cumplido

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Recuerdo perfectamente la primera vez que vi una orca, tenía unos 7 años y fue en un dibujo de un libro que se titulaba "Animales peligrosos" o algo parecido y tenía un capítulo dedicado a la "ballena asesina" en el que un bicho monstruoso blanco y negro perseguía a un niño en una playa. Desde aquel momento me quedé fascinado por ese animal, me parecía precioso, enorme y lo de asesina aún le añadía más morbo. También me acuerdo de la famosa colección de "Vida Íntima de los Animales", donde aparecía en el libro de los animales de la Tundra y los Hielos, aunque no estoy seguro si era en ese o en el de la vida en los océanos, porque desgraciadamente toda la colección desapareció misteriosamente tras una de las operaciones limpieza que mis padres realizaron después de que mi hermano y yo abandonáramos el nido.

Poco después de haber leído esos libros por primera vez se estrenó en el cine la película "Orca, la ballena asesina" y cómo no, fui a verla. Aunque era de "Mayores de 16 años y menores acompañados", no recuerdo a quién convencimos para que nos llevara, a pesar de que todo el mundo decía que "era de mucho miedo" y a pesar de que yo aún recordaba que un par de años antes había visto el Tiburón de Spilberg, lo que me causó un estado de acojonamiento permanente que me impidió que ese verano me metiera en la playa más allá de las rodillas.

En el cartel de la película aparecía una enorme orca rodeada de gente que la arponeaba sin piedad mientras ella aplastaba varios barquitos con su cuerpo. Y sobre el dibujo, un innegable plagio de los dibujos clásicos de Mobby Dick, resaltaban la frase: 

"El único animal que mata para vengarse"

En los carteles también decía que la orca era "uno de los animales más inteligentes del universo" y que tenía una pareja para toda la vida. 

En la película, el capitán Nolan (Richard Harris), un pescador obsesionado con las orcas, mataba a una hembra preñada que al subirla al barco parió un feto sobre la cubierta. Unos metros más lejos, el macho, que observó la jugada, le juró venganza, acabando con todos los seres humanos que encontró en su camino, hasta que finalmente logró matarlo aplastándolo contra un bloque de hielo después de atizarle un contundente coletazo. 

Con el paso de los años, fui leyendo todo lo que cayó en mis manos sobre las orcas, y comprobé que la mayoría de lo que había visto y leído cuando era un niño era totalmente falso, salvo lo de que era un animal muy inteligente. En primer lugar no existe ni un solo registro de un ser humano muerto por una orca salvaje (en cautividad hay varios y os recomiendo que veáis el documental Blackfish para entender por qué han ocurrido), en segundo lugar no se trata de una asesina despiadada, sino simplemente de un animal que mata para alimentarse, como el resto de los depredadores. 

El nombre de ballena asesina se cree que tuvo su origen en el siglo XVIII, a partir del nombre que los balleneros españoles le daban a esta especie, a la que denominaban "asesina de ballenas", ya que habían observado frecuentemente como las orcas depredaban sobre otros cetáceos. Años después, esta denominación fue traducida erróneamente al inglés, cambiando el orden de las palabras, de forma que de la traducción correcta, "Whale killer" (asesina de ballenas), se pasó a "Killer Whale" (ballena asesina).

Figura extraída de Brent et al, (2015). Rosa: hembras post-reproductivas, Azul: machos adultos, Rosa claro: hembras reproductivas.

Tampoco era cierto que fuera una especie monógama, en la que las parejas se juntan para toda la vida. Las orcas tienen un complejo sistema social, formado por grupos familiares en los que las hembras viejas son las líderes y las que atesoran las experiencia sobre las técnicas de caza que trasmiten al resto del grupo, mientras que los machos ocupan un papel secundario.

Cada vez que leía algo más sobre las orcas o veía un nuevo documental sobre ellas, tenía más ganas de verlas. Cada vez que iba a algún cabo a ver el paso de aves marinas, miraba más allá tratando de ver alguna aleta larga y picuda. También salí muchas veces en barco, primero en el Cantábrico y Galicia, luego en los añorados viajes del Pride of Bilbao, que hacía la ruta desde Bilbao hasta Portsmouth, en el sur de Inglaterra. También me fui varias veces al estrecho de Gibraltar, donde las orcas siguen la migración del Atún rojo y donde todo el mundo decía que "era muy fácil verlas". Y debía serlo, porque todos las veían menos yo. 

En esos viajes al estrecho, cuando yo llegaba ya se habían marchado y cuando me marchaba, llegaban ellas. Parecía evidente que estaba gafado y hasta me propuse cobrarles a los pescadores para que me sacaran de paseo para ahuyentarlas y que así no les robaran los atunes. La última vez que bajé al estrecho, en 2011, se me volvieron a escurrir. Era el segundo año que embarcábamos con Pepe en el Aroha Rahi, y a pesar de no verlas guardo un estupendo recuerdo de aquellos días. Pepe siempre me decía que las acabaría viendo con él y que nos tomaríamos un wisky de malta cojonudo para celebrarlo cuando llegara ese día. En 2012 yo no bajé, pero fueron Gorka y varios de los que habíamos ido en los viajes anteriores, y cómo no, ese año si las vieron y desde allí me llamaron para contármelo y para volver a meterme el gusanillo de intentarlo una vez más. Desgraciadamente no pudo ser, porque al año siguiente se nos fue Pepe cuando ya teníamos preparado un nuevo viaje. Y con el disgusto y la pena se fue mucha de la ilusión de ver las orcas del estrecho. 

A partir de ese año seguí saliendo a la mar, pero la esperanza de ver orcas se habían esfumado, a pesar de que no fueron pocas las veces que se vieron en el Cantábrico, tanto en las salidas que organizan mis amigos de la Fundación Lurgaia, como incluso un ejemplar solitario que se vio en la Concha de Artedo, muy cerca de mi casa de Novellana, hace un par de años.

Pero este año se encendió de nuevo la lucecita. Mi amigo Jesús Menéndez me llamó hace algo más de un mes para decirme que Circe (Conservación, Información y Estudio sobre cetáceos) organizaba un curso de una semana sobre investigación en cetáceos que incluía varias salidas a la mar en las que el objetivo eran las orcas. No tarde mucho en pensármelo y la semana pasada me fui a Tarifa suplicando porque no se levantara el levante, o el poniente fuerte, o la niebla, o sencillamente que los días que saliéramos a la mar a las orcas no les diera por irse a otro sitio de aventura.

Cuando llegué a Sevilla el domingo 23, antes de tomar rumbo a Tarifa, el resto del grupo, que habían llegado un día antes, todavía estaban en la mar. Querían aprovechar el tiempo y las buenas condiciones meteorológicas y salieron en barco. Y cómo no, vieron las orcas a placer y cuando vinieron a buscarme me enseñaron parte de las fotos que habían hecho, lo que por una parte me produjo una sensación de envidia malsana, pero por otra era una alegría saber que allí estaban y que había muchas posibilidades de que al día siguiente también hubiera suerte. 

Y por fin llegó el día, a las 9 de la mañana embarcamos en Tarifa rumbo a las bajas de Tanger. Allí acuden las orcas a alimentarse de los atunes que regresan de las zonas de reproducción y a los que esperan los pescadores para capturarlos antes de que salgan al Atlántico. 

Durante toda la travesía apenas vimos nada, solo unas pocas pardelas cenicientas y alguna gaviota patiamarilla. Algún delfín listado saltó a lo lejos pero preferimos no parar, queríamos llegar a las bajas cuanto antes.


Por fin vimos las pateras marroquíes a lo lejos y me empecé a poner cada vez más nervioso. ¿Estarían las orcas con ellos o me habrían vuelto a dar esquinazo? Alguien dijo algo que no llegué a entender y al mirar con los prismáticos vi las primeras aletas negras. ¡¡¡ Allí estaban!!! Por fin, después de tantos años había cumplido uno de los sueños que tenía desde que era un niño. Ahora solo quedaba observarlas y confiar en que el tiempo pasara lo más despacio posible para poder disfrutar del momento.


Durante las siguientes 5 horas estuvimos observándolas mientras cazaban y robaban los atunes a los pescadores. Al menos dos grupos familiares con un par de imponentes machos estuvieron todo el día junto a nosotros, pudimos ver tres crías pequeñas, una de ellas de tan solo un par de semanas de edad.

Pero todo eso os lo dejo para el próximo artículo que publicaré en unos días, donde os contaré algunas cosas sobre su comportamiento, sus estrategias vitales y sobre la estrecha relación que mantiene esta población de orcas con la pesquería de atún rojo y sobre .

No quiero cerrar esta entrada sin acordarme de todo el grupo que compartimos esta experiencia: Renaud de Stephanis, Jesús Menéndez, José Maria Salazar, Isaac  Villaverde,  Tomás Crespo y José Manuel Castilla - el pelos -.


ESTAS ORCAS VAN POR TÍ, PEPE

Orcas en el estrecho (II): el escuadrón del atún rojo

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La orca (Orcinus orca) es un cetáceo perteneciente a la familia de los Delfínidos, que puede alcanzar 9 metros de longitud y más de 5 Tm de peso, lo que la convierte en el representante más grande de esta familia. Las orcas se distribuyen por todos los mares y océanos de la Tierra, desde las aguas tropicales hasta los polos. A pesar de esa distribución cosmopolita, las orcas forman poblaciones separadas que no se han relacionado entre sí desde hace miles de años, diferenciándose tanto en su aspecto como en su comportamiento, sus señales acústicas e incluso en el tipo de alimento que consumen, por lo que los investigadores las clasifican en distintos ecotipos e incluso algunos han indicado que hay suficientes diferencias entre ellas, incluso a nivel genético, como para clasificarlas en distintas especies (Morin et al, 2010).


Las orcas son depredadores generalistas, que se alimentan de peces, delfines, ballenas, focas, leones marinos y aves marinas entre otras presas. A pesar de esto, los distintos ecotipos e incluso las distintas familas, se han especializado en un tipo de dieta particular, de forma que una vez que han aprendido lo que come su familia no suelen cambiar de dieta.

Las técnicas de caza que usan para capturar unas determinadas presas se transmiten de una generación a otra, dando lugar a una auténtica cultura que define a cada ecotipo de orca. Las distintas innovaciones que permiten obtener un mayor eficacia, como la técnica del varamiento para capturar leones marinos en las playas de Patagonia, son incorporadas a esa cultura y van pasando de madres a hijos. 


Las orcas del Mediterráneo

Los naturalistas de la antigüedad ya comentaban la presencia de orcas en el Mediterráneo. Plinio el Viejo, en su Historia Naturalis publicada en el año 77 después de Cristo, describía a unas ballenas que eran enemigas de las grandes ballenas, ya que se alimentaban de sus crías. En el siglo II, Eliano, describía en su obra De Natura Animalium el comportamiento de los "carneros marinos", que entraban en las cuevas situadas en el estrecho de Bonifacio, entre Córcega y Cerdeña para capturar las focas que descansaban en ellas, sin duda Focas monje (Monachus monachus), lo que era la primera descripción del comportamiento de varamiento intencionado en esta especie.


No fue hasta el siglo XVI, cuando se publicaron las primeras observaciones de las orcas que perseguían a los atunes, que acosados por ellas llegaron a entrar en el río San Pedro, en Cádiz (Horozco, 1589). A partir de entonces hay varias referencias a la presencia de orcas en esas aguas, sobre todo en el Golfo de Cádiz, considerándola como una especie rara en el resto del Mediterráneo.

Durante siglos, las focas y las ballenas fueron cazadas en el Mediterráneo hasta su casi completa desaparición y todo apunta a que el descenso de las poblaciones de orcas en este mar fue consecuencia de la desaparición de las grandes ballenas. Algunos autores han sugerido que la actual dieta de las orcas en esta zona, basada en el Atún rojo, podría haber sido una nueva adaptación como respuesta a la desaparición de las grandes ballenas, que antes eran la presa clave de su dieta.

Observaciones oportunistas de orcas en el Mediterráneo antes de 2000 (A) y después de 2000 (B). Leyendas: "Captures": capturadas, "Vessel": desde embarcación, "Land": desde tierra, "Stranding": varamiento. (Esteban et al., 2016a)

Actualmente la orca solo se presenta de forma regular en la zona del estrecho de Gibraltar y el Golfo de Cádiz. En este lugar viven aproximadamente unos 60 ejemplares, 47 de los cuales ya habían sido individualizadas entre 1999 y 2011 (Esteban et al., 2016a). Todos ellos se reúnen en 5 grupos cuyo tamaño varía entre 18 y 6 animales y que permanecen unidos durante toda su vida (Esteban et al., 2016b). Al frente de cada grupo se encuentra una hembra, la matriarca, que es la que lo organiza y lo dirige.

Orcas, atunes y pescadores

El Atún rojo (Thunnus thynnus) es una especie migratoria que en primavera entra en el Mediterráneo desde el Océano Atlántico para reproducirse. En el viaje de ida pasa próximo a las costas de Cádiz y desde allí se dirige a una zona situada alrededor de las Islas Baleares y Sicilia donde desova. Después del desove, vuelve a salir al Atlántico pero esta vez más próximo a las costas africanas. Y siguiendo a los atunes en su migración se desplazan las orcas, que ha convertido a esta especie en su presa clave y su pesca en la base de su cultura. 


Si en el viaje de ida los pescadores españoles pescaban a los atunes usando la técnica milenaria de la almadraba, durante el viaje de vuelta, son los pescadores marroquíes (y algunos españoles) los que los esperan, empleando para ello un aparejo compuesto de una piedra, una larga línea de sedal y un anzuelo. Una vez que pica el atún, el enorme pez es izado a mano hasta meterlo en la lancha, una operación que puede alargarse hasta una hora o incluso más.


En primavera, cuando los atunes entran desde el Atlántico, las orcas cazan usando la técnica del agotamiento, para ello se dividen en grupos de unos poco individuos que se separan entre sí por unos 100 o 200 metros. De esta forma a medida que avanzan van acorralando a los peces persiguiéndolos en aguas someras que no superan los 300 metros de profundidad, llegando a empujarlos incluso hasta la misma línea de costa. Después de esa persecución, los atunes, agotados, son presa fácil para el grupo.


Cuando los atunes emprenden el viaje de vuelta tras haberse reproducido, las orcas los esperan en la zona de las bajas, frente a las costas de Tánger y es allí donde emplean una nueva técnica que consiste en robar los atunes a los pescadores. 

La caza

Son las 10:30 h de la mañana del 12 de agosto de 2017 y después de casi 2 horas de travesía desde el puerto de Tarifa llegamos a las bajas de Tánger. Durante todo el trayecto apenas vimos unos pocos delfines, pero ni rastro de las orcas. Al aproximarnos a la zona, desde casi media milla de distancia ya se veían varias barcas marroquíes y junto a ellas algunos barcos españoles.

Trayecto desde el puerto de Tarifa el 24/07/17. En azul, zona de las bajas. Jose Mari Salazar

Al acercarnos ya localizamos las primeras aletas. Al menos 15 ejemplares, seguramente parte de dos grupos, nadaban entre las barcas esperando a que alguno de los atunes picara el anzuelo y empezara a ser izado hasta la barca. En ese momento, uno de los miembros del clan, normalmente la matriarca, al sentir las vibraciones del atún herido al otro extremo del sedal, baja a por él.


Entre las hembras y los jóvenes, destacaban al menos un par de grandes machos, con sus enormes aletas dorsales. Los machos permanecen toda su vida al lado de sus madres formando parte del grupo y solo se relacionan con otros grupos cuando estos se reúnen en algunas zonas concretas, como ocurre en la zona de las bajas. Es en esos momentos cuando los machos se aparean con las hembras de los clanes vecinos, evitando de esta forma los cruzamientos endogámicos.


Si las orcas están en la zona, la mayoría de los atunes que capturan los pescadores son robados por ellas. Durante las 5 horas que permanecimos ese día junto a ellas no vimos a ninguna embarcación sacar ni un solo atún entero.


En la mayoría de las ocasiones el pez desaparecía completamente antes de llegar a la superficie y en otras tan solo aparecían sus restos. Solo en los días en los que las orcas, saciadas después de los atracones de atún, abandonan la zona de las bajas, los pescadores capturan suficientes atunes para ellos. Y no son pocos como pudimos ver en los días siguientes.


Una vez robado el atún, el ladrón se aleja del barco y espera al resto del grupo para alimentarse todos juntos. Solo son necesarios unos pocos minutos para que un enorme pez de más de 200 kilos de peso sea completamente devorado por el grupo, pero el clan necesita más y seguirá robando atunes hasta que una vez saciada toda la familia abandonen la zona.


Pero antes de iniciar de nuevo la caza no es raro que las orcas celebren el éxito de su anterior captura. En esos momentos es cuando se producen los saltos más espectaculares, mientras otros miembros del grupo baten sus colas en la superficie del agua.

Transmitiendo la cultura

Tal como he comentado antes, los distintos ecotipos de orcas, aparte de tener unos rasgos distintivos, tanto morfológicamente como vocalmente, tienen distintas culturas que se transmiten de los hembras más viejas y experimentados a los más jóvenes y de esta forma van pasando de generación en generación.

Las orcas, desde que nacen hasta que se mueren permanecen dentro del grupo y durante los primeros meses de vida no se separan de sus madres y ellas serán las encargadas de enseñarles las técnicas de caza. Las orcas son de las pocas especies, junto al calderon de aleta corta (Globicephala macrorhynchus) y el ser humano, en la que las hembras viven más allá de la menopausia. En el resto de animales, las hembras son fértiles hasta el fin de su vida. Que tanto en el ser humano como en las orcas las hembras continúen con vida hasta mucho después de finalizar su etapa reproductiva se explica por el importante papel como transmisoras de cultura que tienen las hembras más viejas (Brent et al, 2015). Esa experiencia las convertirá en las lideres del grupo.


En los grupos de orcas que observamos a finales de julio de 2017 había al menos 3 crías jóvenes, una de ellas de tan solo unas semanas de edad. Durante esos primeros días de vida, las crías son fácilmente identificables, no solo por su tamaño, sino también por el color de la mancha de la cabeza, que es de color amarillo frente al color blanco que adquirirán a medida que vayan creciendo.

La conservación de las orcas del estrecho y la dependencia del atún rojo

Tal como confirman los trabajos realizados por CIRCE, la exigua población de orcas del estrecho depende del atún rojo para su supervivencia. Si el número de atunes disminuye, estos cetáceos necesitarán más tiempo para capturarlos y esto implicaría un incremento del estrés nutricional y energético que afectará negativamente a la tasa de reproducción y producirá un incremento de la mortalidad (Esteban et al., 2016a).


En la gráfica anterior, tomada de Esteban et al. (2016c) se puede ver la interación entre las pesquerías de anzuelo españolas y marroquíes (línea negra) y la supervivencia de las crías (línea gris). Tal como se puede observar, a partir de 2006, coincidiendo con el acusado descenso en las capturas, se produjo una dramática reducción en las tasas de supervivencia de las crías de orca, lo que confirma la dependencia de esta población con este tipo de pesquería.

Debido a esto, en los planes de conservación de las orcas del estrecho se ha propuesto aumentar las cuotas de pesca tradicional de atún rojo, sobre todo las del atún de vuelta, al mismo tiempo que se reducen las cuotas de las pesquerías industriales, lo que también ayudaría a la recuperación del stock. Este tipo de estrategia de conservación asignaría una cuota anual de pesca en base al consumo de la población local de orcas, que en 2011 se estimó en un 9% del total de la cuota asignada ese año. A pesar de lo que pueda parecer, el consumo de atunes por parte de las orcas no produjo ningún tipo de represalia por los pescadores afectados, ya que como hemos indicado antes, en los días en los que las orcas no aparecen pescan suficientes peces.


Gracias a los trabajos realizados por los investigadores de CIRCE, el 4 de mayo de este mismo año se aprobó la Orden APM/427/2017 (publicada en el BOE núm. 117, de 17 de mayo de 2017),  por la que se aprueban las medidas de protección, y el Plan de Conservación de la orca ibérica en Estrecho y Golfo de Cádiz. Esperemos que estas medidas sirvan para conservar y evitar la extinción de esta población de orcas, única e irrepetible.



En el vídeo anterior podéis ver como se desarrolla esta interacción entre pescadores y orcas. Si os fijáis, a partir del segundo 00:28 se ve como una de las orcas arrastra a la embarcación después de haber atrapado el atún que aún permanecía enganchado al anzuelo.


NOTA: haced clic en las fotos para verlas a mayor tamaño.

Referencias

- Brent LJN, Franks DW, Foster EA, Balcomb KC, Cant MA & Croft DP (2015) Ecological Knowledge, Leadership, and the Evolution of Menopause in Killer Whales. Current Biology 25, 746–750.
Esteban R, Verborgh P, Gauffier P, Alarcón D, Salazar-Sierra JM, Giménez J, Foote A & de Stephanis R (2016a) Conservation Status of Killer Whales, Orcinus orca, in the Strait of Gibraltar. Advances in Marine Biology 75: 141-172. 
- Esteban R, Verborgh P, Gauffier P, Giménez J, Foote A & de Stephanis R (2016b). Maternal kinship and fisheries interaction influences killer whale social structure. Behav. Ecol. Sociobiol. 70, 111–122. http://dx.doi.org/10.1007/s00265-015-2029-3.
- Esteban R, Verborgh P, Gauffier P, Giménez J, Guinet C, de Stephanis R (2016c) Dynamics of killer whale, bluefin tuna and human fisheries in the Strait of Gibraltar. Biological Conservation 194: 31–38
- Horozco (1598) Historia de la ciudad de Cádiz. El Excmo. Ayuntamiento de esta M.N. M. L. y M. H. Ciudad.
- Morin PA, Archer FI, Foote AD, Vilstrup J, Allen EE, Wade P, Durban J, Parsons K, Pitman R, Li L, Bouffard P, Nielsen SCA, Rasmussen M, Willerslev E, Thomas M, Gilbert P & Harkins T (2010) Complete mitochondrial genome phylogeographic analysis of killer whales (Orcinus orca) indicates multiple species. Genome Research 20: 908-916.

Los camaleones ibéricos: ¿nativos o introducidos?

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Los camaleones pertenecen a una familia de reptiles (Chamaleonidae) que reúne aproximadamente a 160 especies distintas, que se distribuyen mayoritariamente por África y Madagascar, aunque hay algunas especies que también aparecen en Asia y en el sur de Europa.


Los camaleones tienen varias características que hace que sean unos unos de los animales más conocidos, incluso por los profanos, a pesar de que seguramente la mayoría de las personas nunca hayan visto uno en la naturaleza. Entre estas características destaca su capacidad de cambiar de color, no solo para confundirse con el medio en el que viven y pasar desapercibidos ante los depredadores, sino también para comunicarse entre ellos. Mediante cambios de color, que se pueden producir en pocos segundos, los camaleones pueden manifestar distintos estados de ánimo: agresividad, dominancia, estrés, receptividad sexual por parte de la hembra, o todo lo contrario, pueden indicar a los machos que ya están fecundadas y que no tienen interés en aparearse.


Aparte de su capacidad para cambiar de color, una de las características físicas más llamativas de los camaleones son sus ojos, cada uno de los cuales se encuentra recubierto por un párpado que se abre en el centro para mostrar la pupila y parte del iris. Los camaleones pueden moverlos en prácticamente todas las direcciones, de forma que solo les queda un punto ciego en la parte de atrás de su cabeza. Además, cada ojo se puede mover de forma independiente, aunque no tanto como se pensaba, ya que según un estudio publicado hace un par de años, si los camaleones dudan a la hora de atacar a una presa, ambos ojos pueden compartir la información entre ellos (Katz et al, 2015).

Proyección de la lengua del camaleón. Extraído de Moulton et al. (2016)

Pero quizás una de las particularidades más asombrosas de los camaleones sea su capacidad para proyectar la lengua a una velocidad superior a los 100km/h y capturar a sus presas. Se ha especulado mucho acerca de cómo estos animales son capaces de generar esa velocidad y esa precisión. Según un estudio publicado hace un año, elaborado conjuntamente por varios matemáticos de Oxford y un ingeniero de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, la proyección de la lengua del camaleón es un ejemplo extremo de liberación rápida de energía en el reino animal. Estos científicos han planteado un modelo matemático que podría explicar los principios físicos que están involucrados en la captura de presas entre los camaleónidos. Este modelo se tiene en cuenta la compleja estructura fisiológica de la lengua del camaleón y la existencia de un equilibrio entre la elasticidad del tejido, la anisotropía de la fibra de colágeno, la contracción muscular activa, la liberación del estrés y la geometría. Para explicarlo, estos investigadores han propuesto un modelo biofísico general para la dinámica de la lengua camaleónica basada en una gran elasticidad de deformación que involucra tres subsistemas acoplados distintos: la energética de las vainas intralinguales, la mecánica del acelerador activador y la dinámica de la extensión de la lengua. Juntos, estos tres sistemas aclaran los principios físicos clave de la captura de presas entre los camaleónidos (Moulton et al., 2016).

El camaleón en la Península ibérica

En Europa solo habita una especie de camaleón, el camaleón común (Chamaleo chamaleon), aunque el Camaleón africano (Chamaleo africanus) ha sido introducido en Creta en tiempos recientes. El camaleón común tiene una distribución circunmediterránea, encontrándose en gran parte del norte de África, Oriente medio y la península arábiga y también en Grecia, Turquía, algunas islas mediterráneas y el sur de la Península ibérica.


En la Península Ibérica se localiza en Huelva, Cádiz, Málaga, Granada, Murcia y Almería y también en el Algarve portugués, sobre todo en hábitats próximos a la costa y ocupando una superficie total de unos 400km2 .

El origen de las poblaciones ibéricas de camaleón ha sido objeto de controversia durante mucho tiempo, ya que mientras que por una parte se apunta apuntan a una introducción voluntaria por parte del hombre desde el norte de África, por otra parte, algunos investigadores afirman que se trata de un reptil autóctono en algunas zonas de Andalucía (Blasco et al., 1985).

Lo cierto es que hay registros de la presencia de camaleones desde hace al menos 4500 años en algunas comarcas malagueñas, por lo que se ha sugerido que algunos ejemplares podrían haber colonizado pasivamente estas zonas desde las costas africanas. Aunque los últimos estudios genéticos realizados confirman la gran similitud existente entre los ejemplares de Cádiz y Málaga con los procedentes de Argelia y Marruecos, así como la ausencia de haplotipos exclusivamente ibéricos, lo que podría apoyar la teoría de la introducción en tiempos históricos (Díaz-Paniagua & Mateo, 2015), otros investigadores afirman que las continuas traslocaciones confirmadas, sobre todo durante el último siglo, dentro del área de distribución, podrían dar lugar a confusiones y malas interpretaciones de esos resultados. Debido a esto, el camaleón común en la península ibérica es un caso claro de "especies criptogénica" (Carlton, 1996) ya que actualmente no se puede demostrar con total seguridad que se trate de una especie nativa o introducida.


Independientemente de que el origen de las poblaciones andaluzas de camaleones sea natural o artificial, su distribución tan restringida, así como las amenazas a las que se enfrentan (destrucción del hábitat, atropellos, depredación por especies invasoras y gatos asilvestrados y tráfico ilegal para el mercado de mascotas) han situado a esta especie en una situación muy vulnerable, por lo que siguiendo los argumentos expuestos por Carlton (1996) y los de otros investigadores que han trabajado con esta especie en Andalucía (Díaz-Paniagua & Mateo, 2015), se deberían establecer las medidas oportunas para evitar la situación de regresión y favorecer la conservación de las poblaciones ya asentadas.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas con mejor calidad

Referencias

- Blasco M, Cano J, Crespillo E, Escudero JC, Romero J & Sánchez JM (eds.) (1985) El camaleón común (Chamaeleo chamaeleon) en la península ibérica. Monografía nº 43, ICONA. Madrid.
Carlton J (1996) Biological invasions and cryptogenic species. Ecology 77: 1653-1655.
- Díaz-Paniagua C & Mateo JA (2015) El camaleón común (Chamaeleo chamaeleonen la península ibérica. Bol. Asoc. Herpetol. Esp. 26(2): 46-51.
- Ketter Katz H, Lustig A, Lev-Ari T, Nov Y, Rivlin E & Katzir G (2015) Eye movements in chameleons are not truly independent – evidence from simultaneous monocular tracking of two targets. J. Exp. Biol. 218: 2097-2105.
- Moulton DE, Lessinnes T, O’Keeffe S, Dorfmann L & Goriely A (2016) The elastic secrets of the chameleon tongue. Proc. R Soc. A. 476. DOI: 10.1098/rspa.2016.0030.

El disputado voto del Señor Lobo

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Tras la dimisión de Belén Fernández, la anterior consejera de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Principado de Asturias, ha llegado un nuevo consejero con ganas de cambiar las cosas. Por cierto, juntar Infraestructuras con Medio Ambiente siempre me ha recordado a la famosa frase de Groucho Marx sobre la Inteligencia militar, que con buen criterio había definido como una"contradicción en los términos".

El nuevo consejero es el señor Fernando Lastra, un auténtico hombre de partido que ha venido para poner orden y para hacer olvidar las acusaciones que han perseguido a su predecesora durante los meses anteriores a su dimisión. Tanto Belén Fernández como María Jesús Álvarez (Consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales) habían sido reprobadas por el parlamento asturiano por lo que consideraban una "nefasta gestión" y "falta de liderazgo" frente a problemas como la contaminación o la gestión de los daños de la fauna salvaje a la ganadería y la agricultura. Y por supuesto habían sido criticadas enérgicamente por el colectivo de ganaderos, que las acusaban de ser demasiado tibias con el lobo, para el que exigían más "controles" e incluso la erradicación de la especie, al considerarla "incompatible" con su actividad.


En los últimos años el lobo ha abandonado el monte y se ha instalado en la sede del parlamento asturiano, donde es usado como arma arrojadiza para criticar a los oponentes políticos. Y ha abandonado el monte hace casi tanto tiempo como la ciencia y los datos han desaparecido del vocabulario de sus señorías para dejar paso a las habladurías, las supersticiones y las amenazas. Todos los grupos políticos proponen medidas para "atajar el problema" y en esa escalada de propuestas ya han aparecido las palabras "eliminación" y "erradicación", después de las cuales ya poco más se puede pedir, aparte de una muerte lenta y con sufrimiento, algo que a tenor del ímpetu de algunos diputados no sería descartable.

Hay que dejarse de paños calientes. Poco importa que los datos oficiales sigan siendo tozudos y confirmen que los daños en Asturias sólo afectan al 0,77% de la cabaña ganadera. Poco importa que el dinero pagado por los daños del lobo en el Parque Nacional de Picos de Europa (el único parque nacional español con presencia estable de esta especie) haya supuesto un desembolso de 61.000 euros en 2016 frente a los 3 millones y medio de euros del presupuesto asignado a este espacio protegido en el mismo año.


Han pasado dos meses desde la toma de posesión del nuevo consejero y en ese tiempo ya les ha dejado claro a los ganaderos que adoptará las medidas necesarias para ponerse a la altura del resto de partidos políticos. Ha prometido mano dura y los ganaderos y alcaldes de los concejos rurales "están ilusionados".


Entre las nuevas medidas propuestas por el señor Lastra se incluyen las de matar más lobos en el Parque Nacional y la reciente propuesta de permitir a los cazadores solicitar "un número ilimitado de batidas de lobos" desde el próximo 15 de septiembre. Al mismo tiempo ha exigido a los ecologistas "más rigor" a la vez que les pedía que no fueran "tan impulsivos", con ese tono paternalista y jovial que tanto agrada a los políticos profesionales. Quizás debería aplicarse el señor Lastra ese mismo rigor que solicita y tomar en consideración los numerosos trabajos científicos, algunos financiados por su propio gobierno, que desaconsejan esas medidas, al mismo tiempo que debería ser riguroso y cauto a la hora de proponer manga ancha a los cazadores cuando su propio gobierno mantiene al lobo como especie "no cinegética".

¿Por qué el lobo le preocupa tanto a los políticos?

No deja de resultar curioso que frente a los numerosos problemas que acucian al sector primario, el lobo sea el que más portadas de periódicos ocupa y el que más tiempo está en boca de los políticos. Otros como el despoblamiento rural, el precio del combustible, el precio de los piensos, las cantidades irrisorias que pagan las grandes corporaciones por el litro de leche o los amplios márgenes de beneficio que tienen los intermediarios frente a los que tienen los productores, ocupan un segundo plano. Para buscar una solución a estos problemas sería necesario enfrentarse a unas empresas y a unos sectores a los que no conviene importunar, por lo que buscar un cabeza de turco que no proteste es una solución muy apropiada para calmar las aguas sin molestar demasiado.

¿Pero qué es lo que realmente está detrás de esa animadversión por el lobo? ¿Por qué el lobo es el protagonista de los más acalorados debates, mitines y puestas en escena de los políticos durante las campañas electorales? Quizás haya que detenerse un poco en la particular idiosincrasia electoral asturiana.


Asturias es una comunidad autónoma uniprovincial que se divide en tres circunscripciones electorales, lo que la convierte junto a Murcia en la única comunidad autónoma peninsular que emplea como como circunscripción electoral unas zonas inferiores a la provincia. Esta división en tres zonas se estableció a partir de la Lay 14/1986, de 26 de diciembre, con el propósito de dar más peso a las alas occidentales y orientales, que tenían menor población que la central. Un argumento que el tiempo se ha encargado de tirar por tierra desde el momento en el que son los partidos y no las circunscripciones los que ponen y quitan a los candidatos en las listas electorales, y por otra parte, la disciplina de partido hace que sean anecdóticas las veces que un diputado, por muy arraigado que este a su circunscripción, vote en contra de las decisiones de su partido.

El resultado de esta particularidad electoral es el responsable de que el partido que gobierne no tenga que ser necesariamente el partido más votado, ya que los votos de las alas "valen más" que los de la zona central. También es responsable de que en no pocas ocasiones, un escaño que puede dar la mayoría parlamentaria se dirima por unas decenas de votos, normalmente en aquellas circunscripciones donde el precio de un escaño es "más barato". Basten como ejemplo los datos de las elecciones celebradas en marzo de 2015, cuando en el reparto de escaños, para cada diputado se necesitaron 21860 votos en la circunscripción central, 17387 en la occidental y tan solo 12808 en la oriental. No hace falta ser muy perspicaz para entender que el voto de un ciudadano de Onis vale casi el doble que el de uno de Oviedo, Gijón o Langreo, por ejemplo.

A la vista de estos números, resulta evidente donde se juegan los partidos políticos sus resultados, donde se deben hacer los mayores esfuerzos para obtener votos y qué temas hay que tocar para ganar el voto rural, concentrado en las circunscripciones oriental y occidental. Y los que ven al lobo como el mayor de sus problemas, al igual que el señor Cayo en la novela de Delibes, son los que tiene la sartén por el mango, aunque para lograr su voto haya que mentir, ignorar informes científicos e incluso atemorizar a la gente con hipotéticos ataques a personas, confirmando por enésima vez la bajeza moral que pueden alcanzar algunas personas con tal de asegurarse un acolchado acomodo durante cuatro años.

El supuesto problema del lobo no es un problema ecológico, ni económico, ni mucho menos de seguridad pública. El problema del lobo es única y exclusivamente un problema político, o más bien un problema de los políticos. 

Naturaleza Cantábrica en 10 minutos

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Después de leer las noticias de los últimos días parece que tenemos un panorama bastante negro por delante. Aun así, no debemos olvidar que merece la pena seguir luchando por defender lo que nos queda, que no es poco. 

Os dejo este pequeño vídeo, un poco más optimista. Diez minutos de esta Naturaleza Cantábrica, que es de todos y no de solo unos pocos. A ver si os gusta.


Reparto (por orden de aparición): Estornino pinto (Sturnus vulgaris), Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), Pechiazul (Luscinia svecica), Treparriscos (Tichodroma muraria), Pico picapinos (Dendrocopos major), Abejaruco (Merops apiaster), Calandria común (Melanocorypha calandra), Focha (Fulica atra), Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis), Tortuga de Florida (Trachemys scripta scripta), Garcilla bueyera (Bulbuculus ibis), Garceta común (Egretta garzetta), Cigüeñuela (Himantopus himantopus), Rana bermeja (Rana temporaria), Salamandra común (Salamandra salamandra), Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), Lagartija roquera (Podarcis muralis), Víbora de seoane (Vipera seoanei), Culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora), Mirlo acuático (Cinclus cinclus), Salmón atlántico (Salmon salar), Trucha común -reo- (Salmo trutta), Mochuelo común (Athene noctua), Corzo (Capreolus capreolus), Ciervo (Cervus elaphus), Oso pardo (Ursus arctos), Zorro (Vulpes vulpes), Marta (Martes martes), Muil (Chelon labrosus), Sargo (Diplodus sp.), Labrido (Labrus sp.), Anémona de mar (Anemonia sulcata), Homo sapiens, Nutria (Lutra lutra), Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), Delfín mular (Tursiops truncatus) y Tintorera (Prionace glauca).

"El mundo natural es la mayor fuente de excitación; la mayor fuente de belleza visual; la mayor fuente de interés intelectual. Es la mayor fuente de tanto en la vida que hace que valga la pena vivirla" (David Attemborough)

Fuerte migración de aves marinas en el Cantábrico

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Como todos los años en estas fechas se produce el pico de la migración de las aves marinas en el Cantábrico y el Atlántico gallego. Miles de aves de muchas especies, abandonan las zonas de cría en el norte de Europa para dirigirse hacia al sur, en un viaje que las llevará en algunos casos hasta las costas de África, mientras que otras se quedarán todo el invierno en nuestras aguas. 


Quizás la especie más reconocible de este paso migratorio, tanto por su tamaño como por el color blanco puro de los ejemplares adultos, sea el Alcatraz (Morus bassanus). Desde finales de agosto hasta principios de noviembre, los alcatraces pasan frente a nuestras costas, viajando escalonadamente según la edad de las aves.


Los primeros en aparecer son los ejemplares nacidos en el presente año, de color pardo, y a medida que van pasando las semanas, la proporción de adultos respecto a las aves jóvenes e inmaduras se va incrementando paulatinamente.  

Aunque se pueden ver alcatraces en migración durante prácticamente todo el verano y otoño, hay algunos días en los que se pueden llegar a alcanzar picos de más de 6000 o 7000 aves/hora, cuando el paso es continuo y constante.

Pardela sombría (Puffinus griseus)

Pardela capirotada (Puffinus gravis)

Pero no todas las aves marinas que pasan estas fechas por nuestras costas son migrantes postnupciales, hay algunas, como las pardelas capirotadas y las pardelas sombrías, que realizan el viaje inverso y se dirigen hacia sus colonias de reproducción en el Atlántico sur, donde gigantescas colonias se agolpan en algunas islas del Atlántico sur, como en el Archipiélago de Tristan da Cunha.

Pero la migración no es igual de intensa durante todo el verano y el otoño. Si la situación es anticiclónica, las condiciones son propicias para la alimentación y las aves pueden permanecer varios días en el interior del Golfo de Bizkaia acumulando reservas para afrontar el viaje. Si las condiciones cambian y se producen frentes de bajas presiones, las aves abandonaran esas zonas para dirigirse al sur. Tras el paso de los frentes es normal que haya unos días de vientos de componente norte y noroeste, y es en esos momentos cuando el paso se intensifica y las aves pasan más cerca de la costa, donde les es menos costoso viajar, o sea, cuando el gasto energético de la migración es menor (os recomiendo visitar el blog Isocero, donde encontraréis mucha información sobre meteorología y migración)


Y estas condiciones se dieron durante el pasado fin de semana, cuando miles de aves pasaron frente a nuestras costas. Fue especialmente significativo el paso de Pardelas pichonetas (Puffinus puffinus)​ que resultó prácticamente continuo durante los días 9 y 10, llegándose a registrar desde Estaca de Bares más de 60.000 ejemplares en el día 9, además de 1 pardela chica, 1 Petrel gongon / freira, 1 Fulmar, 141 Charranes rosados, 2 Paíños de Wilson, 6 Gaviotas de Sabine, 67 Págalos raberos, 264 Págalos Pomarinos, 227 Págalos Parásitos, 243 Págalos grandes, 1511 charranes comunes/árticos, 712 charranes patinegros, 25 falaropos picogruesos, 27 pardelas capirotadas, 751 pardelas sombrías, además de otras especies (datos de Antonio Sandoval).

Págalo grande (Stercorarius skua). Frecuente durante la migración y la invernada

En Asturias, los números fueron más discretos, pero aún así se alcanzaron picos de más de 1000 pardelas pichonetas a la hora y totales de 8530 aves en 9 horas de observación (enlace Trekelen en Punta La Vaca, Luanco). 

A continuación os dejo un vídeo grabado durante el pasado fin de semana donde se puede apreciar parte de esa migración.


Si tenéis oportunidad de acercaros durante estos días a alguno de los cabos del Cantábrico no perdáis la ocasión de llevar los prismáticos y mirar a la mar. Los próximos días los pronósticos parecen favorables así que aprovechad.

NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor. En el caso del vídeo, si se hace clic en la "v" de la barra inferior se puede ver en vimeo a pantalla grande y mejor calidad.

El cuervo de Esopo y la inteligencia de las aves

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Cuando hablamos de inteligencia en el mundo animal, inmediatamente nos vienen a la cabeza las imágenes de grandes primates como los chimpancés o los gorilas, o las de delfines y otros cetáceos. Todos ellos tienen un cerebro de gran tamaño en relación al resto de su cuerpo y una estructura cerebral muy similar a la del ser humano.

No es casual que la mayoría de los estudios sobre la inteligencia animal se hayan desarrollado con animales que compartían un pasado evolutivo reciente con nosotros, o que aunque nuestros ancestros estuvieran más separados filogenéticamente, tuvieran una estructura cerebral parecida a la nuestra. El antropocentrismo y la idea muchas veces repetida de que nuestra especie ha sido imbuida por un hálito divino que nos hace completamente diferente al resto, ha sido la responsable en muchas ocasiones busquemos esos indicios de inteligencia en los animales más próximos a nosotros como una forma de explicar nuestro propio pasado y que ignoremos al resto de animales, supuestamente inferiores. De hecho no es raro que se tienda a considerar más inteligente a aquel animal que es capaz de resuelver problemas de la misma forma que los resolvemos nosotros, ya sea usando una piedra como  un arma, un palito como un tenedor o que pueda pintar un monigote en un lienzo.

Entre esas criaturas supuestamente inferiores desde el punto de vista intelectual se encuentran las aves, que la mayoría de las veces han sido puestas como ejemplo de animales que reaccionan exclusivamente por instinto, con un cerebro minúsculo que solo les servía para organizar actividades primarias como comer, volar o aparearse.


Cerebro de un ave (izquierda) y de un mamífero (derecha)

Si nos fijamos en la estructura del cerebro de un ave comprobaremos que es muy diferente a la de los mamíferos, destacando un tálamo y un cerebelo de mayor tamaño y una corteza cerebral lisa y sin circunvoluciones. Durante décadas y hasta finales del siglo XX se consideró el cerebro de las aves como un cerebro primitivo, muy parecido al de los reptiles y que al compararlo con el nuestro se suponía que solo les permitiría actuar como autómatas.

Aunque los cerebros de aves y mamíferos son estructuralmente distintos, eso no implica que sean primitivos ni que sean una versión arcaica del cerebro de los mamíferos. Esa idea parte de una errónea concepción lineal de la evolución, según la cual las especies iban apareciendo paulatinamente como peldaños en una escalera, cuando la realidad es que la evolución no es lineal, sino que se ramifica y da lugar a distintas "escaleras" en cada peldaño. El ancestro común de aves y mamíferos apareció hace unos 300 millones de años y tanto unos como otros y con ellos sus cerebros, evolucionaron de forma independiente hasta nuestros días.

Varios estudios recientes han confirmado dos cosas, en primer lugar que un cerebro más grande no es sinónimo de mayor inteligencia, ya que cerebros más pequeños pueden tener densidades neuronales muchísimo más elevadas que otros cerebros más grandes. Pero ni siquiera un mayor número de neuronas nos sirve como regla para cuantificar la inteligencia, por ejemplo los elefantes  tienen 3 veces más neuronas que los seres humanos, pero el 98% de ellas tienen como función controlar la actividad de su trompa (Herculano-Houzel S et al., 2014). En segundo lugar se ha confirmado que la inteligencia no es monopolio de los mamíferos ni mucho menos del ser humano, sino que las aves, y en concreto algunas especies, tenían capacidades cognitivas incluso superiores a las de los grandes simios.

Recientemente he terminado de leer el libro "El ingenio de los pájaros", donde su autora, Jennifer Ackerman, explica de manera muy didáctica y a su vez muy exhaustiva, la historia de los últimos descubrimientos sobre la inteligencia de las aves, valiéndose para ello tanto de las publicaciones científicas más relevantes como de sus propias experiencias a muchos de los lugares donde se desarrollaron los experimentos que menciona.

¿Cómo puede acordarse un cascanueces del lugar exacto donde había enterrado cientos de semillas varios meses antes? ¿Cómo puede memorizar un pájaro de con un cerebro diminuto melodías muy complicadas y componer las suyas propias incorporando otras nuevas escuchadas solo una vez? ¿Como es capaz un ave de usar los conocimientos adquiridos para resolver problemas, hacer inferencias acerca de las relaciones causa-efecto o realizar actividades que solo tendrán su recompensa en el futuro?

Como era esperable, uno de los grupos que tienen mayor protagonismo a lo largo del libro es el de los córvidos, sobre los que se ha escrito mucho acerca de su habilidad para utilizar herramientas e incluso sobre su capacidad para aprovecharse del ser humano para obtener un beneficio directo, por ejemplo colocando una nuez en una calle para que la aplasten los coches y esperando posteriormente a que se abra el semáforo de los peatones para recoger su contenido.

Uno de los experimentos que más me ha llamado la atención es el que desarrolló el equipo del Departamento de Psicología de la Universidad de Aukland con el cuervo de Nueva Caledonia​ (Corvus moneduloides), una especie muy similar a nuestros cuervos y cornejas. En este experimento los investigadores querían saber si la famosa fábula de Esopo sobre el cuervo y el cántaro era solo una metáfora o si podría tener un fundamento real. Según está fábula, un cuervo que se estaba muriendo de sed se encontró con una jarra que contenía un poco de agua en el fondo. Estaba tan profunda que el cuervo por más que intentó alcanzarla no conseguía llegar a ella. Cuando ya estaba desesperado se le ocurrió una idea. Comenzó a recoger pequeñas piedras que había alrededor del cántaro y las empezó a echar dentro del cántaro. A medida que iba introduciéndolas el nivel de agua subía, hasta que finalmente el agua alcanzo la suficiente altura que el cuervo consiguió alcanzarla y saciar su sed. La moraleja de esta fábula decía que en momentos de crisis es cuando se aguza el ingenio y aparecen las soluciones.


Vídeo en el que se muestra parte de los experimentos desarrollados por Jelbert y colaboradores

Lo que demostraron estos investigadores fue que los cuervos de Nueva Caledonia no solo eran capaces de arrojar objetos para subir el nivel del agua, sino que incluso eran capaces de discriminar entre los distintos objetos que tenían a su disposición, seleccionando preferentemente los objetos que se hundían frente a los que flotaban, así como los objetos sólidos frente a los huecos. Asimismo, si había dos tubos con distinto nivel de agua, elegían el que tenía el nivel más alto para arrojar los objetos (Jelbert SA, et al., 2014. Este experimento confirmaba que estos animales no solo eran capaces de comprender principios físicos elementales como el principio de Arquímedes, sino que eran capaces de hacer inferencias-causa efecto de las que otros animales considerados superiores no eran capaces.

Pero si hay una característica que siempre se ha considerado exclusivamente humana es la capacidad de disfrutar del ocio sin ningún fin más que el de divertirse. Se puede pensar que gastar unos recursos energéticos que cuesta mucho conseguir en una actividad que no aporta nada, no tendría sentido para un animal cuyo único objetivo en la vida es sobrevivir y pasar sus genes a la siguiente generación, y mucho menos para las aves, que como he comentado al principio han sido consideradas durante siglos como meros autómatas.

Pero lo cierto es que hay muchas aves que juegan y que incluso son capaces de utilizar objetos para divertirse. Y un ejemplo perfecto es el que podéis ver en el siguiente vídeo grabado en una ciudad rusa hace unos cuantos años.



La próxima vez que veáis a un cuervo o a una corneja es probable que lo miréis con otros ojos, y tened una cosa segura, si lo habéis visto a él, seguro que él ya os ha visto a vosotros mucho antes.

Referencias

- Akerman J (2017) El ingenio de los pájaros. Ariel
- Herculano-Houzel S, Avelino-de-Souza K, Neves K, Porfírio J, Messeder D, Mattos Feijó L, Maldonado J & Manger PR (2014) The elephant brain in numbers. Front Neuroanat. 12:8-46. doi: 10.3389/fnana.2014.00046.
- Jelbert SA, Taylor AH, Cheke LG, Clayton NS, Gray RD (2014) Using the Aesop’s Fable Paradigm to Investigate Causal Understanding of Water Displacement by New Caledonian Crows. PLoS ONE 9(3): e92895. doi:10.1371/journal.pone.0092895

Naturaleza Cantábrica en la radio

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A partir de hoy, todos los miércoles entre las 21:45h y las 22:00h, minuto arriba, minuto abajo, Naturaleza Cantábrica estrena una sección en el programa Noche tras Noche de la RTPA. Todos los miércoles, salvo aquellos en los que haya partidito de fútbol o aquellos en los que la caída de un meteorito o el aterrizaje de una nave extraterrestre impida el normal desarrollo del programa, estaré en la radio para hablar de bichos, plantas y de todo lo que se me ocurra.


En esta sección, que tendrá el nombre de La Luciérnaga, hablaré de la actualidad del medio ambiente tanto en Asturias como en otros lugares. No habrá un guión previo ya que una de las condiciones que pactamos antes de embarcarme en esta aventura radiofónica fue precisamente esa, que hablaríamos de los temas que fueran surgiendo sobre Biología, Ecología, Conservación, Ética periodística o cualquier otra cosa que a mí me pudiera parecer interesante. La segunda condición fue que no habría ningún tipo de censura sobre los temas a tratar, aunque pudieran resultar "políticamente incorrectos", escabrosos o polémicos. El programa será en directo así que puede pasar cualquier cosa :)


Pues nada más por ahora. Os invito a todos los que queráis escuchar el programa a que sintonicéis la radio a las 21:45h (en la página web de RTPA tenéis las distintas frecuencias para Asturias) y a los que estéis fuera de Asturias a que lo escuchéis por internet.

Y por supuesto quería agradecer a Marcos Vega, el director de Noche tras Noche, por haberme invitado a hacer esta sección. No sabes en el jardín en el que te metiste, aunque la verdad es que tampoco lo se yo.

Días de berrea en el monte cantábrico

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Después de más de un mes, en el monte ya apenas se escucha el sonido de la berrea. A principios del  mes de septiembre, puntuales a su cita, los machos de ciervo han salido del bosque para llenar la cordillera cantábrica con sus característicos bramidos roncos y guturales. Las últimas lluvias de agosto son el detonante para el inicio del celo y por eso, en los últimos años, las prologadas sequías y la escasez de lluvia han influido en gran medida a que los celos hayan sido más cortos y atípicos de lo normal.

Macho de ciervo en un brezal cantábrico

Esta temporada, al contrario que las anteriores, las primeras lluvias de septiembre han sido abundantes durante unos cuantos días, lo que ha servido para pudiéramos asistir a unos días de berrea muy intensos en los montes cantábricos. 

Berrea en una dehesa de los montes de Toledo

La mayoría de las imágenes que tenemos en la retina sobre la berrea del ciervo están asociadas a las dehesas del centro y el sur de la Península ibérica. Entre alcornoques y encinas, grandes grupos de animales se reúnen sobre la tierra polvorienta en un maremagnum de machos y hembras de todas las edades. En estas zonas, el celo suele coincidir con la época de menor disponibilidad de alimento, por lo que las hembras acudirán a los lugares donde aún se conserven restos de pastos. Será allí donde vayan los machos, que trataran de apropiarse de la mayor superficie posible, a poder ser la que mejor alimento tenga y por lo tanto concentre el mayor número de hembras.

En no pocas ocasiones, estos grandes rebaños se amontonan en fincas cinegéticas donde son alimentados con pienso como una especie doméstica más. Esto hace que la densidad de ciervos en estos lugares sea muy superior a la capacidad de carga que podría soportar en condiciones normales. Los grandes machos tratarán de reunir el mayor número de hembras posible, pero esa gran concentración de comida y de animales en un lugar reducido hace que sea una tarea muy difícil, ya que mientras juntan a unas, otras se escapan, lo que es aprovechado por los jóvenes varetos  que deambulan buscando una oportunidad para aparearse. 


En los montes cantábricos es raro encontrar grandes harenes y suele ser más frecuente ver machos dispersos en determinadas zonas acompañados de dos o tres hembras. La orografía, la mayor oferta de alimento disponible en una mayor superficie y una densidad de animales más baja que en el sur, hace que reunir y conservar un número mayor de hembras sea una tarea demasiado ardua y complicada.


Al amanecer y al atardecer, los machos que durante las horas centrales del día habían permanecido en el interior del bosque, salen a los claros y ocupan unas zonas determinadas del monte. Estos pequeños territorios son marcados con orina y con la secreción de una glándula que se sitúa delante del ojo, para lo que frotan esta zona contra los brezos y las ramas, señalando de esta forma a otros machos que ese territorio ya está ocupado.

Los bramidos característicos de los ciervos, aunque pueden servir como estímulo sexual para las hembras, han evolucionado por selección natural como señal de fuerza frente a otros machos. Algunos autores han relacionado la tasa de berridos por unidad de tiempo de un macho con su capacidad de ganar en una pelea (Clutton-Brock & Albon, 1979), lo que permitiría evitar las continuas peleas, ya que los machos que sean manifiestamente más débiles evitarán los enfrentamientos solo con escuchar el repertorio vocal de machos más fuertes. 

Las hembras acuden a las zonas de berrea cuando aún no están en celo, y los machos tratarán de mantenerlas a su lado hasta que lleguen los días fértiles y puedan copular con ellas. Durante esos días, los machos olfatean continuamente con la intención de detectar la presencia de hormonas sexuales. Solo cuando la hembra esté en celo, se producirán las cópulas.

En el siguiente vídeo podéis ver un resumen de un día de berrea en un monte cantábrico donde se reunieron mas de 10 machos, algunos de gran tamaño. Afortunadamente para ellos, para llegar al sitio donde los vimos tuvimos que caminar un par de horas con un fuerte desnivel, lo que sin duda los mantuvo a salvo de los cazadores, al menos por ahora.


Una vez terminada la berrea, los machos, que durante todo ese tiempo apenas se habrán alimentado y que llegan a perder más del 20% de su peso corporal, se retirarán de nuevo al interior del bosque, donde desaparecerán como fantasmas. Tendrá que pasar un año para que los bramidos de la berrea vuelvan a llenar los montes cantábricos.

Gracias a Héctor, Ana y Tino por acompañarme ese día y por disfrutar juntos de ese magnífico día de berrea.

Referencias

- Clutton-Brock, TH & Albon SD(1979). The roaring of red deer and the evolution of honest advertisement. Behaviour, 69: 145-170.

NOTA: Haced clic en las fotos para verlas a mayor tamaño. Para ver el vídeo a pantalla grande, haced clic en la V de la barra inferior.

Los culpables somos todos

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A las 9 de la mañana de ayer aún no había amanecido en la mayor parte de Asturias. La imagen fantasmagórica de la ciudad a oscuras, con las farolas apagadas, con la gente mirando los relojes pensando que se habían levantado una hora antes, parecía sacada de una película de ciencia ficción. Solo el intenso olor a quemado y el cielo anaranjado nos indicaba que no se trataba de ninguna película, ni de algo tan extraño que no hubiera sucedido varias veces en los últimos años, pero esta vez lo vimos, lo olimos y lo sentimos.

Oviedo a las 9:10 de la mañana. Foto: Fermín Landeta

Como en diciembre de 2015 y en marzo de este mismo año, Asturias se estaba quemando viva, solo que esta vez también ardía Galicia y Portugal y el humo de todos esos incendios llegó hasta el centro y la costa de Asturias. El intenso calor de los últimos días y la predicción de fuertes vientos de componente sur ya hacía presagiar lo que iba a ocurrir. Porque no nos engañemos, el que quema el monte está tan pendiente de los partes meteorológicos como el marino que sale a la mar lo está del oleaje y la mar de fondo. Y por mucho que repitan el mismo mantra año tras año, ni el viento, ni el calor, ni la supuesta "suciedad" del monte hace que arda, solo la cerilla y el mechero encienden la llama.

También se volvió a hablar de pirómanos, como siempre, olvidando que la piromanía es una patología, y aquí el quema el monte no es ningún enfermo. El quema el monte en Asturias sabe bien lo que hace, y lo hace por interés, el 68% para generar pastos para el ganado, pero también para eliminar el matorral o por venganzas personales (Link Datos). Eso ya se sabe desde hace tiempo, porque así lo confirman tanto los informes de las BRIPAS como los de la Fiscalía. Y lo saben los políticos que ahora lloran lágrimas de cocodrilo mientras hace tan solo unos meses cambiaban la ley de montes para liquidar la figura de los acotamientos al pastoreo, que tenía como propósito disuadir a los incendiarios al eliminar los beneficios directos de esos fuegos intencionados.


Tampoco hay que olvidar la desastrosa política forestal, que tanto en Asturias, como en Galicia y el resto de la cornisa cantábrica, han convertido el monte en un polvorín, donde se han eliminado los bosques autóctonos para sustituirlos por monocultivos de especies pirófilas como pinos y eucaliptos. También por interés, por el interés de maderistas y papeleras, con el apoyo incondicional de la administración asturiana, que en 2015 eliminó cualquier restricción a estas plantaciones y que en la última revisión del plan forestal anunciaba que autorizaría las plantaciones de eucaliptos según la demanda de pasta de papel. Pero también con el beneplácito de los propietarios de los terrenos, que han vendido su alma al diablo a cambio de dinero fácil y rápido.


De todas formas, hay algo que hace que esta última oleada de incendios sea distinta de las anteriores. Algo sospechosamente extraño y terriblemente maquiavélico. Las zonas más afectadas por los incendios de Asturias no son zonas de especial importancia ganadera, al contrario de lo que ocurre en otras partes de Asturias. En Degaña, Ibias y Cangas del Narcea, al igual que en la zona del alto Sil, en el norte de León, que también se ha visto muy afectada por los incendios, hay pocas personas que vivan del ganado en comparación con las que se dedican a otras actividades como al minería. Se trata de zonas con grandes extensiones de robledales, zonas de gran importancia biológica, que han sido declaradas hace pocos años como Parque Natural. Los que provocaron estos incendios no buscaban generar pastos, ni tenían intereses madereros ni urbanísticos. Los que incendiaron el suroeste de Asturias sabían lo que hacían y han arrasado bosques centenarios que albergaban la mejor zona osera de la Península ibérica, varios de los mejores cantaderos de urogallo y centenares de hectáreas de bosque atlántico.

Desde la declaración del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias no han sido pocos los que se han opuesto a esta figura de protección. Se han creado plataformas de afectados, se han hecho pintadas en carteles (que el Principado limpia con rapidez para no estropear la "marca Asturias) y han corrido ríos de tinta en los periódicos regionales quejándose de los osos, la fauna salvaje y de las limitaciones a las actividades económicas que supondría vivir en un espacio protegido.

Pintadas en Cantabria, muy parecedidas a las que se ven en Asturias

Se ha calentado tanto el ambiente que solo ha bastado esperar a que la meteorología acompañara para que un malnacido pusiera en práctica sus amenazas y se llevara por delante todo lo que seguramente decía querer más que nadie: "Si no eres para mí, no eres para nadie". Porque muchos se han autoproclamado dueños del monte, los ríos, los bosques y todo lo que contienen, y prefieren verlos arder antes que ceder parte de sus supuestos "derechos ancestrales".

Corzo muerto de asfixia en uno de los incendios que asoló Allande. Foto: Damián Arienza

Hoy ha amanecido como es normal en el otoño asturiano, nublado y lloviznando, con esas nubes que ahora queremos tanto pero que dentro de una semana aborreceremos, porque son el mal tiempo, y queremos calor y sol para ir a la playa. Hoy casi nadie mira al cielo y dentro de unos días toda esta ola de indignación desaparecerá como la ceniza en el aire y el olor a quemado. Como ya ocurrió después de los terribles incendios de diciembre de 2015 y de marzo de este año, cuando cientos de hectáreas quedaron completamente arrasadas, al cabo de unas semanas ya nadie hablaba de ellos.

Ahora todos exigimos que se busque a los culpables de este desastre, pero, ¿quiénes son los culpables? Culpable es el que prende la cerilla, por supuesto, pero también los que hacen leyes que no castigan al incendiario y favorecen, por desidia o por electoralismo, que sigan quemando, o que ponen trabas a la investigación de incendios (más información aquí). Culpable es el vecino que conoce al que incendia pero calla, culpable es la prensa sensacionalista, analfabeta e incendiaria, nunca mejor dicho. Y culpables somos todos nosotros, los asturianos de azulejo de barra de bar y pegatinas en el coche, los de les fabes y la sidrina y la santina que no conduce pero me guía. Y somos culpables porque olvidamos pronto y no exigimos medidas contundentes para evitar que esto vuelva a suceder. Porque queremos verde pero no queremos lluvia, porque queremos bosques en las postales pero no nos importa que sean plantaciones de eucaliptos y pinos y porque presumimos de tener osos y lobos, pero solo si no molestan. Porque en resumidas cuentas, no queremos sacrificarnos ni siquiera un poco en conservar y proteger eso que de puertas afuera tanto decimos querer.

NOTA: mañana miércoles, a las 21:45h en la sección La Luciérnaga del programa Noche tras Noche (RTPA) hablaremos de los incendios. Es en directo, así que puede pasar cualquier cosa.

Y todo sigue igual

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Hoy ha amanecido un día precioso en Asturias, hace sol, el cielo está azul y huele a limpio porque la lluvia de ayer ha vuelto a esconder la contaminación debajo de la alfombra. Suena la gaita en las calles de Oviedo y la prensa habla de premios, de princesas y de una reina que luce un impecable Varela azul noche de largo "new midi", al más puro estilo "La La Land". También habla del número 155, que según parece es el décimo más vendido por doña Manolita. El casco de Carlos V y el arnés de la batalla de Mühlberg ya están en Villaviciosa, porque el emperador es asturiano de adopción. Pablo Motos regala 3000 euros en directo y nos confirman que la talla de sujetador "es un problema histórico en el mundo femenino". Motorín, el gato de siete vidas, ya tiene quien lo adopte en Luarca.  El "Timbal de solomillo" y el "Taco de bonito, foie gras y maíz" son los favoritos para ganar el VI Concurso de Pinchos de Ribadesella y en Lugones hay una epidemia zombi de "real game". El Real Oviedo prueba con Mariga en la medular, el Sporting recurre a los clásicos y Alonso se queda en McLaren. 


Han bastado 4 días para que el fuego haya desaparecido de la primera plana de los periódicos. En una esquinita se dice que los incendios se han multiplicado por doce este 2017 y que desde 2008 ardieron 110.000 hectáreas, la décima parte de Asturias. No parece demasiado importante para hacerle sombra al Varela azul noche de largo.


Irrupciones de aves, producción de semillas y cambio climático

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Muchas especies de aves realizan periódicamente movimientos migratorios que las llevan desde sus áreas de reproducción a sus áreas de invernada. Estos viajes, de ida y vuelta, tienen por objeto aprovechar las condiciones más favorables durante todo el año y por regla general están condicionadas por la disponibilidad de alimento. 

Aparte de este tipo de migraciones, hay otras especies que cada cierto tiempo aparecen en números mucho más elevados de lo normal en zonas en las que son invernantes escasos o irregulares. Estos fenómenos se suelen producir en especies que habitan en ambientes boreales, en los que se pueden producir episodios de abundancia de fructificación de algunas especies de árboles y arbustos que tendrán como consecuencia un incremento del éxito reproductor y la supervivencia juvenil. De esta forma, en estas especies es habitual que sus poblaciones sufran importantes fluctuaciones interanuales y en años de abundancia de población se producirán movimientos masivos de aves que emigrarán al sur en busca del alimento que necesitan.

Ampelis (Bombycilla garrulus). Avilés, 18-12-2012

Estos movimientos, que se producen de forma irregular y no predecible, reciben el nombre de irrupciones y han sido muy estudiadas en algunas especies de fringílidos, como los pinzones reales (Fringilla montifrigilla) o  de Bombicílidos, como el Ampelis europeo (Bombycilla garrulus). Estas especies se alimentan de bayas y semillas y durante esas irrupciones masivas pueden aparecer en zonas muy alejadas de sus lugares habituales de invernada.


Este año parece que le ha tocado el turno al Picogordo (Coccothraustes coccothraustes), un fringilido de gran tamaño, que aunque se reproduce en pequeños números en algunas zonas del centro y sur de la Península ibérica, sus mayores poblaciones se encuentran en zonas boscosas del centro de Europa. 


A finales del mes de octubre, los ornitólogos británicos ya alertaron de la irrupción de estas aves en muchas zonas de Gran Bretaña, donde aparecieron grandes grupos repartidos por prácticamente toda su geografía. Los picogordos tienen un pico muy fuerte, capaz incluso de partir huesos de aceituna, y por eso dependen para su alimentación de las semillas de árboles como los almeces (Celtis australis), las espineras (Crataegus monogyna), los tejos (Taxus baccata) o los carpes (Carpinus betulus). Si la fructificación no ha sido abundante en sus lugares de invernada, se desplazarán a los lugares donde sí lo haya sido.


Durante las últimas semanas se ha registrado un importante movimiento de picogordos en muchas zonas de Asturias. Estas aves durante el invierno suelen pasar desapercibidas, debido a su comportamiento discreto y a que en la cordillera cantábrica se alimentan sobre todo de los frutos de las hayas, que se encuentran muy repartidos por los montes de la cordillera cantábrica. Pero este año, debido a la escasez de hayucos, las aves se han dispersado por zonas bajas de campiña en busca de alimento, apareciendo incluso grandes grupos en algunos parques de ciudades como Oviedo, donde los hemos visto alimentarse hace un par de días en unos carpes cargados de semillas. 

Picogordos alimentándose en un parque urbano de Oviedo

¿Se pueden predecir las irrupciones de estas aves?

En los últimos años y gracias al análisis de series largas de datos, tanto de fenología como de datos climatológicos, se ha podido identificar un patrón climático que puede ayudar a predecir este tipo de irrupciones. Según un estudio realizado en América del Norte, usando el Lúgano americano (Spinus pinus) como especie modelo, la producción de semillas en un año determinado depende de las condiciones climáticas experimentadas durante los dos o tres años anteriores de forma que es posible predecir irrupciones con hasta dos años de antelación (Strong et al., 2014). Pero lo más sorprendente es que estos investigadores encontraron un patrón que oscilaba entre el este y el oeste que influía en las migraciones de aves. Cuando el clima es húmedo y frío y desfavorable para la producción de semillas en una zona, era más cálido y seco y favorecía la producción de semillas en la otra región, por lo que las aves siempre podían encontrar una zona con suficiente alimento moviéndose de una zona a otra.


Patrones climáticos y modelo predictivo de irrupciones de Lúganos americanos entre las zonas Este y Oeste (Strong et al., 2014)

La pregunta que se hacen estos investigadores es si el actual escenario de cambio climático podría perturbar este "acoplamiento" entre el este y oeste, de forma que las condiciones desfavorables para para producción se produzcan simultáneamente, lo que dejaría a las aves sin alimento en algunos años.

Referencias

- Strong C, Zuckerberg B, Betancourt JL & Koenig WD (2014) Climatic dipoles drive two principal modes of North American boreal bird irruption. PNAS 112 (21) E2795–E2802, doi: 10.1073/pnas.1418414112


Cuando ser muy abundante no te salva de la extinción

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Desde que la vida surgió en nuestro planeta en el periodo Arcaico, una ingente cantidad de organismos han aparecido y se han extinguido siguiendo un guion que Charles Darwin se encargó de explicarnos hace poco más de dos siglos. A lo largo de los casi 2000 millones de años que han transcurrido desde la aparición de las primeras células eucariotas hasta llegar a nuestros días, se ha estimado que el 99% de todas las especies que han existido han desaparecido. En todo ese tiempo ha habido periodos en los que la tasa de extinción ha sido especialmente alta. Sin duda, el que condujo a la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años es el más conocido, pero antes de esa extinción masiva hubo otras cuatro ocasiones más, incluso más catastróficas, en que este pequeño punto azul pálido el que vivimos estuvo muy cerca de convertirse en una roca estéril y deshabitada. 


Todos esas extinciones masivas fueron causadas por fenómenos naturales, como erupciones volcánicas, caídas de meteoritos o explosiones de supernovas a millones de años luz de distancia y que han quedado grabados en el registro geológico fósil. Entre esos periodos de extinción han transcurrido largos periodos de relativa calma, en la que las especies supervivientes han tenido que adaptarse y evolucionar en un planeta con unas condiciones distintas a las anteriores. Pero al mismo tiempo, ese "nuevo" planeta presentaba una gran cantidad de oportunidades debido a la presencia nichos ecológicos que habían quedado vacíos que fueron ocupándose paulatinamente por nuevas especies gracias a la evolución y la diferenciación de aquellas que sobrevivieron.

La sexta extinción masiva

Actualmente estamos viviendo lo que muchos científicos ya han denominado "La sexta extinción", que se diferencia de las cinco anteriores en que el ritmo al que están desapareciendo las plantas y animales es mayor que nunca en el pasado, multiplicándose por 100 en los últimos 5 siglos. De todas formas, la gran diferencia entre esta gran extinción y las cinco anteriores es que en este caso el causante no es un fenómeno natural, sino que es nuestra especie la responsable de este escenario. Según un trabajo publicado hace un par de años, desde 1500 se ha confirmado la extinción de 338 especies de vertebrados mientras que de otras 279 ya no queda ningún ejemplar en el medio natural y solo sobreviven algunos en cautividad (Ceballos et al, 2015). 

Porcentaje del especies extinguidas desde 1500 entre mamíferos (5513, 100% de los descritos), aves (10425; 100% ), reptiles (4414, 44%), anfibios (6414, 88%), peces (12457; 38%) y todos los vertebrados combinados (39,223; 59%). La línea punteada representa el número de extinciones esperadas bajo condiciones normales. (Ceballos et al., 2015)

Según ese estudio, si no existiera la especie humana, tendrían que pasar 10.000 años para que se extinguieran las especies que han desaparecido con nosotros en tan solo 100 años. Las causas principales que apuntan los autores que podrían explicar esta elevada tasa de extinción son principalmente la destrucción del hábitat, la sobreexplotación, el cambio climático y la contaminación, unas causas que lejos de reducirse se están acentuando exponencialmente en los últimos años.

El caso de la paloma migratoria

En los últimos años se han documentado muchos casos de extinción de especies. En la mayoría de ellos se trataba de especies con un área de distribución reducida o con un tamaño poblacional lo suficientemente pequeño para que una alteración en el medio, o una presión continuada sobre los individuos causara su desaparición a corto o medio plazo.


Pero entre todas las extinciones documentadas, hay una que ha llamado siempre la atención, tanto de los científicos como de los profanos. Se trata del caso de la paloma migratoria americana (Ectopistes migratorius), que pasó de ser el ave más abundante de Norteamérica a mediados del siglo XIX a extinguirse en menos de 90 años. 

La población de esta paloma se había estimado en varios miles de millones de ejemplares. John James Audubon, seguramente el ornitólogo más conocido de Estados Unidos, registró en uno de sus libros el paso migratorio sobre el río Ohio que eclipsó el sol durante 3 días y el comandante del ejército británico Ross King, describió como en 1860 un gigantesco bando de estas aves, cuyo número estimo entre 2000 y 3700 millones de ejemplares, sobrevoló durante días una zona próxima a Toronto. Tan solo 30 años después de estas observaciones solo quedaban unos pocos miles de aves y en 1902, la última paloma migratoria salvaje fue cazada. A partir de ese momento solo quedaron unos pocos ejemplares cautivos, hasta que el 1 de septiembre de 1914, el último ejemplar, una hembra que recibió el nombre de Martha, murió en el  zoológico de Cincinnati.


Durante unas pocas décadas las palomas migratorias fueron cazadas indiscriminadamente. El conocimiento de los lugares donde se concentraban para migrar, gracias entre otras cosas a la expansión del telégrafo y del ferrocarril, así como de los lugares de nidificación, contribuyó a que miles de personas se reunieran en los sitios más propicios y llegaran a matar millones de animales en un solo día. A pesar de esto, incluso con esta intensa presión cinegética parece evidente que no solo la caza extinguió a la paloma migratoria. Se apuntó que la destrucción del hábitat o la expansión de la agricultura extensiva, contribuyeron a la desaparición de estas palomas.

¿Puede explicar el ADN la extinción de la paloma migratoria?

A pesar de que parecía evidente que la caza y la alteración del hábitat habían provocado la extinción de la paloma migratoria, las piezas del puzzle no acababan de encajar, sobre todo por la rapidez con la que se había producido, y también porque otras especies que habían pasado por un trance parecido, por ejemplo los bisontes americanos, se habían conseguido recuperar cuando las causas aparentes de su descenso poblacional se habían eliminado.

Hace tan solo unos días, un nuevo estudio publicado en la revista Science parece que acaba de dar con la clave que podría explicar este misterio. Aunque pueda parecer un contrasentido, las palomas migratorias estaban tan adaptadas al medio en el que vivían que habían alcanzado un éxito sin precedentes, y ese éxito las había conducido a la extinción cuando no pudieron adaptarse a las nuevas condiciones. En este trabajo (Murray GGR et al, 2017) los autores analizaron el genoma de cuatro ejemplares conservados en colecciones y procedentes de cuatro zonas muy distantes y los compararon con el genoma de otras especies de palomas próximas genéticamente y que representaban los parientes vivos más cercanos a la paloma migratoria. 

Los resultados confirmaron que las palomas migratorias se habían especializado tanto que se había producido una selección muy fuerte para conservar los genes ventajosos, lo que había originado una pérdida de diversidad genética. El genoma de las cuatro palomas procedentes de las cuatro poblaciones distintas era prácticamente idéntico, lo que indicaba que la variabilidad entre las distintas poblaciones era prácticamente nula. De esta forma, tras el cambio repentino en el medio ambiente y en las tasas de mortalidad no había suficiente variabilidad genética para permitir que algunos ejemplares pudieran sobreponerse a esos cambios, lo que las condujo irremisiblemente a la extinción.

Hasta ahora se había considerado que una población de gran tamaño y con una distribución muy amplia tenía también una gran diversidad genética, pero en este caso, el comportamiento de esta especie, la mezcla de individuos y la intensa selección natural que les había ayudado a obtener el éxito en el pasado, había dado lugar a todo lo contrario.

Referencias

- Ceballos G, Ehrlich PR, Barnosky AD, García A, Pringle RP & Palmer TM (2015) Accelerated modern human–induced species losses: Entering the sixth mass extinction. Science Advances 1(5) e1400253. DOI: 10.1126/sciadv.1400253
- Murray GGR, et al. (2017) Natural selection shaped the rise and fall of passenger pigeon genomic diversity. Science. http://dx.doi.org/10.1126/science.aao0960 




Los animales como testigos de la contaminación

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La contaminación ambiental ha estado ligada al ser humano desde que éste empezó a quemar madera para calentarse. Si bien es cierto que la contaminación producida por las primeras sociedades humanas se puede considerar despreciable, a mediados del siglo XIII ya hay constancia de que empezaba a ser un problema, cuando el rey Eduardo I de Inglaterra prohibió la quema de carbón en las calefacciones de Londres debido al intenso humo que producían y que causaba malestar en la población. 

Imagen de Londres tras "El gran Smog" de 1952. Fuente: A Sketch Of The Past

El problema de la contaminación del aire se agravó a partir de la revolución industrial, debido a que gran parte de las máquinas necesitaban quemar combustibles fósiles, sobre todo carbón, para que pudieran funcionar. Durante años, las máquinas estuvieron escupiendo residuos tóxicos mientras la mayoría de la población se iba acostumbrando, hasta que en la semana del 5 de diciembre de 1952, tras una inusual tormenta de nieve que duró varios días, con las calefacciones de carbón trabajando ininterrumpidamente, Londres se despertó envuelta en una nube que no dejaba ver a menos de un par de metros de distancia.

Durante los 5 días que duró lo que se denominó "El Gran Smog" se estimó que se habían liberado al aire 1000 Tm de partículas de humo y 2000 toneladas de dióxido de carbono, aparte de ingentes cantidades de ácido clorhídrico y  dióxido de sulfuro. Las consecuencias directas de ese episodio fueron catastróficas, ya que en las semanas posteriores murieron más de 4000 personas, la mayoría niños y ancianos con problemas respiratorios. Ese episodio fue el punto de inflexión para que el gobierno británico acometiera una serie de medidas drásticas para frenar ese deterioro ambiental, como el traslado de fábricas a las afueras de las ciudades o los incentivos al uso de alternativas al carbón en las calefacciones domésticas.


Pero la contaminación, como es evidente, no afectó solo a los seres humanos. Multitud de seres vivos sufrieron y siguen sufriendo hoy en día los efectos de la contaminación ambiental. Algunos de ellos nos han demostrado como son capaces de adaptarse a las nuevas condiciones y cómo pueden evolucionar para sobrevivir en un medio contaminado. Otros, sin saberlo, han escrito sobre su cuerpo la historia de la contaminación atmosférica hasta nuestros días. 

La contaminación como agente de cambio evolutivo  

La mariposa del abedul (Biston betularia) es una mariposa nocturna de la familia Geometridae, una familia cosmopolita que cuenta con mas de 26.000 especies distintas. Pero esta mariposa es especial, no por su aspecto que es muy similar al resto de mariposas de su género, sino porque es el ejemplo más conocido de cómo un cambio en el medio puede producir cambios evolutivos muy rápidos por selección natural. 

Esta mariposa presenta dos formas diferentes, una blanca con motas negras y otra melánica completamente negra. Estas dos formas se deben a la mutación de un gen que fue identificado por un grupo de investigadores de la Universidad de Liverpool hace tan solo un año (van't Hof et al., 2016).

Mediante el análisis genético de mas de 100 ejemplares de la forma melánica y más de 300 de la forma blanca, estos científicos llegaron a la conclusión de que la mutación en dicho gen se produjo alrededor de 1820, durante la revolución industrial, pero se necesitaron 30 años para que esa forma fuera lo suficientemente común para que no pasara desapercibida a la población.

El color blanco con manchas negras había evolucionado antes de la Revolución industrial para que las mariposas pasaran desapercibidas cuando se posaran sobre la corteza de los abedules o sobre las cortezas de los árboles cubiertos de líquenes. En condiciones normales, sin contaminación atmosférica, una mutación que produjera una coloración negra sería rápidamente eliminada, ya que esos individuos serían fácilmente detectables por los depredadores al posarse sobre la corteza blanca de los abedules.

Las dos coloraciones de Biston betularia sobre dos árboles, uno limpio y otro cubierto de hollín

A partir de la revolución industrial, los árboles que tenían la corteza blanca se fueron cubriendo de hollín y cambiaron las tornas. Las mariposas blancas empezaron a ser rápidamente detectadas mientras que las mutantes melánicas pasaban desapercibidas. De esta forma, la selección natural actuó rápidamente y las mariposas negras sobrevivieron y sus descendientes tuvieron más éxito que las blancas. El resultado fue que al cabo de unos pocos años, la práctica totalidad de las mariposas blancas desaparecieron de las localidades más contaminadas mientras que la forma melánica se extendió rápidamente.


Como había comentado anteriormente, a partir del episodio del Gran Smog de 1952, las autoridades británicas empezaron a tomar medidas para reducir la contaminación atmosférica, y como consecuencia de esas medidas, la cantidad de hollín que se depositaba sobre los árboles se fue reduciendo, de forma que los abedules que iban naciendo volvían a ser blancos. A partir de ese momento, las mariposas melánicas, que actualmente son consideradas una nueva subespecie (Biston betularia carbonifera), volvieron a ser detectadas por los depredadores, mientras que las pocas blancas que quedaban empezaron a pasar desapercibidas. Como resultado de esta nueva selección natural, en poco más de 30 años, la forma melánica ya solo representaba un 10% del total de mariposas de la especie (Cook & Turner, 2008).

Las plumas de los pájaros como testigos de la contaminación

Hasta hace pocos años, cuando los medios de observación a distancia eran muy limitados, la mayoría de los biólogos y naturalistas necesitaban cazar a los animales para posteriormente identificarlos y estudiarlos. Durante siglos, los museos fueron reuniendo colecciones de ejemplares de todas las partes del mundo y esas colecciones se fueron ampliando año tras año. De esta forma, en algunos museos se conservan colecciones de individuos de la misma especie recogidos a lo largo de más de 100 años, lo que permite hacer comparaciones temporales de los mismos.

Dos ejemplares de Gorrión oriental (Spizella pusilla) capturados en 1906 y 1996

Recientemente se ha publicado un artículo en el que se muestran los resultados de un trabajo realizado por varios investigadores de la Universidad de Chicago que han analizado varias colecciones de aves para estimar la evolución de la contaminación atmosférica a lo largo de los últimos 135 años (DuBay & Fulner, 2017).

Colección de Alondras cornudas en orden cronológica (a la derecha las más modernas)

Las aves acumulan partículas de carbón y otras partículas del medio que las rodea en sus plumas y por otra parte, al mudar las plumas como mínimo una vez al año, el rastro que dejan esas partículas en su plumaje es un indicador perfecto de la concentración de partículas en un momento y en un lugar determinado.

A partir del análisis de una gran cantidad de ejemplares de varias especies de aves depositadas en tres museos de Estados Unidos, estos investigadores han conseguido predecir con una precisión asombrosa las tendencias históricas en las emisiones de partículas de carbón y la historia ambiental de las localidades de estudio.


Los resultados obtenidos confirmaron que la máxima deposición de carbón se había producido en la primera década del siglo XX y se mantuvo alta hasta 1920. La primera caída en la deposición de carbón se produjo durante la Gran Depresión de 1929, cuando el consumo de carbón se redujo drásticamente, volviendo a recuperarse durante la Segunda Guerra Mundial. La segunda caída, que fue más duradera que la primera, tuvo lugar a partir de 1965 y estuvo motivada por una parte por el cambio parcial hacia otros combustibles fósiles pero sobre todo por la aplicación de leyes que limitaban las emisiones de partículas sólidas al aire.

La deposición de carbón sobre las plumas no solo serviría como indicador de la calidad ambiental, sino que tal como indican los autores de este trabajo, podría tener otras consecuencias, ya que las aves usan su plumaje como un indicador de calidad para atraer parejas o defender territorios, y también para camuflase, por lo que podría haber tenido implicaciones evolutivas que no han sido evaluadas. Por otra parte, en este estudio solo se identifican las tendencias en la deposición de partículas de carbón lo suficientemente grandes para impregnar el plumaje, evidentemente otros contaminantes que han aumentado de concentración en las últimas décadas no han sido evaluados.

Referencias

- Cook L & Turner JRG (2008) Decline of melanism in two British moths: Spatial, temporal and inter-specific variation. Heredity 101(6):483-489
- DuBay SG & Fuldner CC (2017) Bird specimens track 135 years of atmospheric black carbon and environmental policy. PNAS 114,  11321–11326, doi: 10.1073/pnas.1710239114.
- Van't Hof AE, Campagne P, Rigden DJ, Yung CJ, Lingley J, Quail MA, Hall N, Darby AC, Saccheri IJ (2016) The industrial melanism mutation in British peppered moths is a transposable element. Nature 534(7605):102-105. doi: 10.1038/nature17951.

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